Dr. Mauro Madero Izaguirre
Dr. Jorge Madero Izaguirre
En el ambiente en el cual
desarrollamos nuestra vida también se encuentran viviendo una gran cantidad de
microorganismos muchos de los cuales son capaces de generar enfermedad si logran
penetrar a nuestro cuerpo Esta penetración por parte de los microorganismos
patógenos no resulta tan fácil considerando que contamos con una serie de
mecanismos de defensa, algunos de los cuales impiden físicamente la penetración
de dichos microorganismos, al mismo tiempo que otros se activan para destruir al
agresor en diferentes estratos de nuestro organismo.
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La piel, siendo el órgano más
grande del cuerpo, es al mismo tiempo la principal barrera física que impide que
los agresores pasen del ambiente externo a nuestro interior, pero a más de ser
barrera física aparentemente pasiva, actúa también de una forma activa gracias a
una serie de mecanismos relacionados con su PH ácido, con la presencia de ácidos
grasos antibacterianos y con la existencia de una flora normal, mecanismos todos
que hacen que la piel pueda resistir la agresión de muchos patógenos. De esta
manera, la piel en su estado normal es resistente casi por completo a la
infección y generalmente solo se infecta cuando su integridad es rota por algún
tipo de traumatismo.
Una vez que un agresor penetra
la piel entran en acción otra serie compleja de mecanismos de defensa entre los
cuales destacan la fagocitosis y de manera muy importante el sistema inmune, el
cual es activado ya que muchos antígenos extraños, sean patógenos o no, al
penetrar por la piel actúan como antígenos y dan lugar a que en la misma se
inicien muchas respuestas inmunes.
La capacidad de la piel de
generar y apoyar muchas respuesta inmunitarias está determinada porque en la
misma existen células inmunes, es decir, linfocitos cutáneos, los que junto con
otras células que colaboran en las respuestas inmunes ha determinado el que hoy
en día se hable de la existencia de un Tejido linfoide Asociado a la Piel (SALT)
y consecuentemente de un Sistema inmunitario cutáneo, de una manera
semejante a como existe el Tejido Linfoide Asociado a Mucosas (MALT) y el
Sistema Inmunitario de las mucosas.
COMPONENTES CELULARES DEL SISTEMA INMUNITARIO CUTANEO.-
La piel está formada por la
epidermis y debajo de la misma la dermis, ambas capas están separadas por la
membrana basal. En las dos capas existen células diversas algunas de las cuales
nacen y mueren en la misma piel, estas son los queratinocitos, los fibroblastos
y las células endoteliales vasculares, mientras que otras nacen fuera de la
piel, luego migran hacia ella y ahí se establecen, proliferan, se diferencian y
mueren y éstas son los melanocitos, células de Langerhans, células dendríticas
dérmicas, histiocitos, linfocitos T intraepidérmicos (llamados también
epidermotropos por su tendencia a entrar a la piel y residir en ella) y células
cebadas.
Estos tipos celulares
participan de manera diversa en la generación de respuestas inmunes en la piel.
En la epidermis lo hacen los Queratinocitos, las Células de Langerhans
epidérmicas y los linfocitos intraepidérmicos, mientras que en la dermis les
corresponde a los macrófagos y a los linfocitos dérmicos.
Las células antes mencionadas,
en conjunción con diversas citocinas y moléculas de adhesión presentan una
función armónica que da lugar a respuestas inmunes generadas en la piel.
Queratinocitos.-
Son células epiteliales
especializadas de la piel que forman una barrera importante para evitar la
entrada de muchos microorganismos patógenos. Su porción más externa conformada
por una densa capa de queratinocitos muertos, actúa pasivamente de manera física
formando una barrera que impide la entrada de agresores hacia las capas más
profundas. La porción más interna conformada por queratinocitos vivos, en
cambio tiene una función más activa y es componente importante del sistema
inmune cutáneo.
Los queratinocitos son los
responsables de la respuesta inflamatoria que ocurre inmediatamente después de
una agresión y esto se efectúa porque son capaces de producir varias citocinas,
como la Interleucina-1 (IL-1), la Interleucina-3 (IL-3), la Interleucina-6
(IL-6), la Interleucina-8 (IL-8), el Factor de Necrosis Tumoral (TNF) y el
Factor Estimulante de Colonias de Granulocitos y Macrófagos (GM-CSF), todas las
cuales en conjunto inducen la activación, proliferación y diferenciación de
diversos tipos celulares como las células de Langerhans, células cebadas y
fibroblastos, estimulan la expresión de moléculas de adhesión en los mismos
queratinocitos y en las células endoteliales y además pueden actuar como
quimiocinas atrayendo células diversas al sitio de agresión.
Los queratinocitos también
pueden ser inducidos a expresar en su superficie moléculas de clase II del CPH
(Complejo Principal de Histocompatibilidad) gracias a lo cual pueden
ocasionalmente funcionar como Células Presentadoras de Antígeno (CPA) de tipo
facultativo
Células de Langerhans.-
Son células que
pertenecen a la línea de las células dendríticas y cumplen función de centinelas
en la piel. Están localizadas en la zona basal y suprabasal de la epidermis.
Morfológicamente muestran la
presencia característica de los gránulos de Birbeck. En su superficie expresan
receptores para el Fc de las Inmunoglobulinas, para el C3, ICAM-1, LFA-3 e IL-1.
La función más importante de
las Células de Langerhans es atrapar antígenos, internarlos por fagocitosis o
endocitosis, procesarlos y por medio de la linfa llevarlos desde la epidermis
hasta el ganglio linfático regional. En el ganglio, las células de Langerhans se
diferencian en Céulas Dendríticas Interdigitantes las cuales expresan altos
niveles de moléculas Clase II del CPH siendo entonces capaces de presentar el Ag
a los linfocitos T CD4 (Linfocitos estimuladores) presentes en las zonas Timo
dependientes de dicho ganglio.
Linfocitos Intraepidérmicos.-
En la epidermis existe una pequeña subpoblación de linfocitos que representa
solamente el 2 % del total de linfocitos de la piel (el resto se encuentra en la
dermis).
Estos linfocitos participan de
una característica común de todos los linfocitos, cual es el que un linfocito
sensibilizado en un determinado órgano, tiene la tendencia a volver a ese mismo
órgano y residir ahí. Esto se logra porque al realizarse el encuentro de un
linfocito con un Ag en un determinado ambiente celular, se imprime algo a los
linfocitos para que ellos luego sean capaces de volver a ese mismo tejido.
En el caso de los linfocitos
intraepidérmicos, su tropismo hacia la epidermis está relacionado con la
expresión de moléculas de adhesión, específicamente con la expresión que ellos
hacen de un hidrato de carbono sializado llamado Antígeno de Linfocito Cutáneo
(o CLA, del Inglés, Cutaneous Lymphocyte Antigen). Esta molécula CLA se
sintetiza cuando las los linfocitos T se activan en el microambiente cutáneo.
Posteriormente, los linfocitos T CLA+ (linfocitos que tienen el CLA) se van a
encontrar en pequeño número en la circulación. La molécula CLA es reconocida por
la Selectina-E que a su vez es una molécula de Adhesión que se expresa
tempranamente en la superficie de las células endoteliales durante las
respuestas inflamatorias. De esta manera los linfocitos CLA+ circulantes son
capaces de unirse a la Selectina-E expresada en la célula endotelial de los
vasos de la piel, atravesar el endotelio y penetrar de una manera específica a
la misma, cualidad que no logran aquellos linfocitos que son carentes del CLA.
Los linfocitos CLA+ presentes
en la piel son CD4+ o también CD8+. Los CD4+ predominan en la dermis y están
principalmente localizados alrededor de los vasos. Los CD8+ por su parte
predominan en la epidermis.
La función de los linfocitos
intraepidérmicos está principalmente dirigida a combatir a los Ags que entran
por la piel.
Macrófagos y Linfocitos
dérmicos.- A nivel
de los tejidos conectivos de la dermis se encuentran linfocitos T, tanto CD4+
como CD8+. Los LTCD4+ se encuentran dispuestos preferentemente alrededor de los
vasos sanguíneos mientras que los LTCD8+ están dispersos en la dermis. Los
linfocitos TCD4+ suelen expresar marcadores como el CD45RO y consecuentemente
son linfocitos de memoria o activados.
Los macrófagos se encuentran
dispuestos de una manera dispersa en la dermis, siendo capaces de activarse y
destruir diversos microorganismos, estimular la inflamación a través de la
secreción de citocinas inflamatorias, modificar el ambiente tisular localmente
por medio de la destrucción inicial del tejido y luego, en las reacciones de
Hipersensibilidad tardía originar el reemplazamiento del tejido destruido por
tejido conectivo.
Mecanismo funcional de la
respuesta inmune en la piel.-
La principal respuesta inmune generada en la piel es una reacción frente a
Antígenos proteicos solubles o sustancias químicas que pueden unirse a proteínas
cutáneas propias y generar nuevos determinantes antigénicos.
Cuando un Ag se pone en
contacto con la piel debe inicialmente vencer los mecanismos de barrera física,
química y fisiológica que ella tiene, si lo logra y penetra en la piel, entonces
las células de Langerhans (que son el principal tipo celular capaz de actuar
como presentadora de antígeno) unen al antígeno a su superficie, lo internalizan
y lo procesan exponiendo en su superficie un complejo formado por antígeno más
molécula del CPH tipo II.
Posteriormente la célula de
Langerhans sale de la epidermis y por medio de los vasos linfáticos llega al
ganglio linfático regional donde ahora se le llama Célula Dendrítica
Interdigitante la misma que presenta el Ag a linfocitos T CD4 vírgenes los que
entonces se activan y expresan moléculas como el CLA originando ahora la
existencia de un LT sensibilizado CLA+ .
Durante la captación del Ag
por la célula de Langerhans, los queratinocitos y las mismas células de
Langerhans secretan citocinas que inducen la expresión en las células
endoteliales de Selectina-E, molécula de adhesión con afinidad para los
linfocitos sensibilizados. De esta forma solo los linfocitos T sensibilizados
que han expresado CLA en su superficie pueden unirse a la Selectina-E de la
célula endotelial y retornar a la piel donde residirán como células de memoria
listas para reaccionar con el Ag específico en la próxima entrada del mismo y
así desencadenar una respuesta inflamatoria inmune de tipo celular.
Patogenia Inmune de las
enfermedades de la piel.-
La respuesta inmune tiene como
objetivo principal el actuar contra toda sustancia que sea inmunológicamente
extraña a nuestro organismo, lo cual significa que es un mecanismo de defensa
contra los microorganismos patógenos, pero que también actúa contra aquellas
sustancias que aún sin ser patógenas resulten extrañas al sistema inmune.
Cuando la respuesta inmune
resulta exagerada o excesiva entonces ella puede causarnos daño, a pesar de que
su objetivo final sigue siendo la eliminación del agente extraño. A estas
respuestas excesivas capaces de causar daño se las ha llamado Reacciones por
Hipersensibilidad y las mismas pueden presentarse en respuesta a 3 tipos
diferentes de antígenos:
1) Agentes
infectantes. No
todos los agentes infecciosos son capaces de ocasionar una respuesta de
hipersensibilidad, por ejemplo, aunque los virus del resfrío común desarrollan
en nosotros una respuesta inmune, la misma no es dañina y por ello no se
considera de hipersensibilidad, pero el caso del granuloma de la lepra
tuberculoide, en el que puede haber daño tisular, especialmente a nivel de los
nervios, sí es una forma de hipersensibilidad.
2)
Sustancias
medioambientales.
Muchas sustancias del medio ambiente como los pólenes, esporos de hongos
ambientales, ciertos ácaros, alimentos, etc., son inocuas por sí mismas, sin
embargo, son capaces de ocasionar una respuesta inmune que ocasione lesiones en
diversos tejidos incluso en la piel como ocurre en el caso de las Urticarias
alérgicas frente a alergenos del tipo antes mencionado.
3)
Autoantígenos.
Las moléculas normales de nuestro organismo normalmente no desencadenan
respuestas inmunes ya que son reconocidas como propias. En individuos
especialmente de avanzada edad puede existir algún grado de respuesta inmune
contra moléculas propias, sin embargo, la misma puede ser considerada normal y
no dar manifestaciones clínicas aparentes. Cuando por diversos mecanismos estas
respuestas se dan de manera exagerada, entonces sí ocurre el daño a lo propio y
se produce la hipersensibilidad generando en este caso las enfermedades
autoinmunes. En la piel son ejemplos característicos de autoinmunidad la
existencia de autoantígenos que ocasionan enfermedades como penfigo y
penfigoides.
4)
Localización |
Antígenos |
Enfermedad |
Epidermis |
Queratinocitos, Melanocitos, Células de Langerhans |
Dermatitis de contacto Dermatitis Atópica
Pénfigos
Lupus
Eritematoso
Eritema
Exudativo Multiforme
Psoriasis
Vitiligo
Liquen Plano
Dermatomiositis– Polimiositis
Fotosensibilización |
Unión dermo-epidérmica |
Componentes
de la membrana de los queratinocitos, lámina lúcida, lámina
densa, fibrillas de anclaje |
Penfigoide
ampolloso
Epidermolisis ampollosa
Dermatitis
herpetiforme
Dermatosis
IgA lineal |
Dermis e Hipodermis |
Fibroblastos, células endoteliales, células
cebadas, anexos
Pilosos y
glandulares, Adipositos. |
Vasculitis necrotisantes cutâneas
Esclerodermia
Ciertos angioedemas
Granulomatosis inmunes |
Todos los
estratos |
|
Toxicodermias |
|
Cuadro 1.-
Enfermedades cutáneas en la que los mecanismos inmunes se encuentran
presentes. |
Mecanismos de
hipersensibilidad que producen enfermedades cutáneas.-
En la piel se pueden producir los 4 mecanismos de hipersensibilidad descritos en
la clasificación original de Gell y Coombs (1963).
Hipersensibilidad Tipo I o
Anafiláctica.-
Es originada por
antígenos comúnmente conocidos como alergenos los cuales son presentados por una
Célula Presentadora de Antígeno (Macrófago) al linfocito T CD4 el que a su vez
estimula y activa a linfocitos B para que estos generen de manera importante
Inmunoglobulina E, la misma que luego de ser secretada por la diferenciación del
LB en célula plasmática, va a fijarse a un receptor específico para el fragmento
cristalizable de la IgE (FceRI) presente en la superficie de las células
cebadas. Cuando el Ag vuelve a penetrar, entonces se une a su IgE específica en
la superficie de la célula cebada y ocasiona una reacción Ag – Ac IgE que altera
la superficie de la célula cebada y ocasiona la liberación de mediadores
preformados presentes en los gránulos y también la formación de novo de
otros mediadores.
Los mediadores liberados
(histamina, heparina, Factor Quimiotáctico de eosinófilos, fosfolipasa A,
prostaglandinas y leucotrienos) ejercen su accción biológica produciendo
manifestaciones clínicas de aparición rápida, en pocos minutos y generalmente de
duración fugaz.
La característica histológica
es la presencia de vasodilatación y algunos eosinófilos. También existe en este
mecanismo una Fase Tardía que se da pocas horas más tarde en la cual se observan
neutrófilos, eosinófilos y macrófagos. En este tipo de Hipersensibilidad se
encuadran las Urticarias alérgicas y ciertas reacciones por drogas que son
mediadas por IgE.
Hipersensibilidad tipo II o
Citotóxica.- Los
antígenos que la determinan son antígenos presentes en la superficie de células,
los que pueden ser componentes normales de las células de un determinado tejido,
ej.: los Ags del sistema ABO en la superficie del eritrocito, en el caso de las
reacciones post transfusionales, o sustancias que no son componentes de la
célula pero que se han fijado a la superficie de la misma, ej.: moléculas de
medicamentos o sus metabolitos, o agentes infectantes como virus y ciertas
bacterias.
Una vez que la célula se
vuelve antigénica por el antígeno propio o implantado entonces se produce una
reacción con Inmunoglobulinas G o M las que son capaces de activar al Sistema
del Complemento el que a su vez es el que ocasiona el daño celular y
consecuentemente del tejido. Este mecanismo se da en horas y se caracteriza por
la presencia de un proceso inflamatorio local, con la participación de
neutrófilos, eosinófilos y células mononucleares que dará lugar a la destrucción
celular y tisular.
Enfermedades de la piel que
presentan este mecanismo incluyen las lesiones cutáneas de la Reacción Post
Transfusional, ciertas reacciones por drogas, el penfigoide ampolloso,
epidermolisis ampollosa, entre otras.
Hipersensibilidad tipo III
o por Complejo Inmune.-
En este mecanismo
los antígenos responsables son una gran diversidad de agentes bacterianos,
virales, parasitarios, tumorales y autoantígenos los que por encontrarse
generalmente en exceso pasan a la circulación y forman en ella complejos inmunes
con la participación de IgG o IgM. El complejo Ag – Ac IgG o IgM viaja entonces
por la circulación y se va a depositar en sitios donde encuentra condiciones
favorables para su depósito ocasionado entonces un daño a distancia del sitio de
formación del complejo, daño que puede ser sistémico por depósito de esos
complejos en diversos tejidos.
En el sitio donde se depositan
los complejos se activan mecanismos inflamatorios iniciados por el complejo
inmune, entre ellos neutrófilos, eosinófilos, células mononucleares y también el
sistema del Complemento con lo cual se produce el daño celular y tisular en
forma similar al que se da en el mecanismo tipo II.
Como se ha visto, los
mecanismos II y III son semejantes en muchos aspectos, especialmente en las
Inmunoglobulinas que participan y en la forma en que generan el daño, pero
tienen diferencias en los antígenos que los originan y en el que el daño es de
tipo local en la H. tipo II y a distancia en la H. tipo III.
Las lesiones cutáneas de la
enfermedad del suero y del Lupus Eritematoso constituyen ejemplos
característicos de la reacción tipo III.
Hipersensibilidad tipo IV o
celular.-
Los primeros 3
mecanismos de hipersensibilidad ya descritos obedecen a mecanismos inmunes de
tipo humoral, es decir, son mediados por anticuerpos. El mecanismos tipo IV, en
cambio, es mediado por células y de ahí su nombre.
Los antígenos en este caso son
partículas grandes, insolubles y resistentes a la eliminación como cuerpos
extraños (material de sutura, sílice, talco o aceites minerales), hongos,
metazoarios o micobacterias como Mycobacterium tuberculosis o M. leprae. También
ciertas sustancias químicas simples ej.: el níquel, que actúan como haptenos
(o antígenos incompletos) y que requieren de unirse a una proteína comúnmente
epidérmica para constituir un antígeno completo.
Esta es la forma de
hipersensibilidad más lenta, toma de 48 a 72 horas para dar su máxima expresión
clínica y por ello es también conocida como Hipersensibilidad Retardada.
Este tipo de hipersensibilidad
se inicia por el reconocimiento del antígeno por linfocitos T los cuales se
activan y destruyen a la célula blanco por 2 mecanismos diferentes. En el uno
secretan citocinas que a su vez activan a varias poblaciones de células
efectoras. Entre las citocinas secretadas está el TNF (Factor de Necrosis
Tumoral) el cual recluta linfocitos inflamatorios e Interferón gamma con lo que
se activan los macrófagos que entonces serán los que destruirán a los
microorganismos agresores.
En el segundo mecanismo, los
linfocitos CD8 o citotóxicos pueden actuar directamente como células efectoras
ya que son capaces de reconocer al antígeno sobre la superficie de células que
expresan moléculas tipo I del CPH y luego ocasionar exocitosis de gránulos de
una proteína formadora de poros que produce la lisis osmótica de las células
blanco.
Ejemplos clínicos de la acción
hipersensibilidad celular en la piel son:
La Dermatitis Alérgica por
contacto, la Tuberculosis, la Lepra , ciertas micosis cutáneas y las
enfermedades por parásitos como la Leishmania, entre otras.
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