Hipertensión
Portal
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Dr. Trino Andrade Zambrano
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1. Introducción
La Hipertensión Portal que puede
provenir de causas diversas es un síndrome caracterizado por el incremento de la presión
en la vena porta y sus afluentes, lo cual provoca el desarrollo de circulación venosa
colateral desde el sistema porta hacia la circulación general. La Hipertensión Portal
produce un cuadro clínico particular dando lugar a varias complicaciones, de las cuales
la más temible son las várices esófago gástricas sangrantes, otras de la cuales
incluyen ascitis, hiperesplenismo, encefalopatía hepática, hemorroides, hepatomegalia,
independientemente de la causa, afección o enfermedad que la origina.
2. Etiología
La Hipertensión Portal que, en la
clínica presenta forma silente no demanda tratamiento. Sin embargo, las complicaciones de
esta anormalidad fisiológica producen síntomas algunas veces letales, que requieren
tratamiento.
La más importante de esas complicaciones
es la hemorragia por las várices esofágicas, menos importantes son la ascitis y el
hiperesplenismo.
La etiología de la Hipertensión Portal
esta dada por lo tanto por la presencia de algún obstáculo en la vena porta o sus ramas,
o por el incremento del flujo venoso portal causado por una fístula arteriovenosa. Los
obstáculos son debidos a una diversidad de causas y asientan a cualquier nivel del
sistema portal, por esto los pacientes hipertensos portales sufren dos clases de
síntomas: los debidos al aumento de la presión portal que son comunes a todos y los
propios de la enfermedad causal que determinan la diferencias clínicas entre los
hipertensos portales.
Cuadro Esquemático de la Etiología de
la Hipertensión Portal
A.- Causas Obstructivas
1.- Prehepáticas
1.- Cavernoma de la Vena Porta
2.- Infección
3.- Compresión Extrínseca
4.- Traumatismos
5.- Obstrucciones Congénitas
2.- Intrahepáticas
1.- Lesiones Infiltrativas
2.- Afecciones Venoclusivas
a.- Esquistosomiasis
b.- Intoxicación por Té de Senesio
c.- La Píldora
3.- Afecciones Fibróticas
a.- Fibrosis Hepática Congénita
b.- Enfermedad de Wilson
4.- Cirrosis
a.- Cirrosis Biliar
b.- Cirrosis Postnecrótica
c.- Cirrosis Alcohólica
3.- Posthepáticas
l.- Insuficiencia Cardíaca Derecha
2.- Periacarditis Crónica
3.- Síndrome Budd-Chiari
B.- Causas que incrementan el Flujo
Portal Centrípeto
1.- Fístula Arteriovenosa Hepatoportal
2.- Fístula Arteriovenosa Esplénica
3.- Fístulas Arteriovenosas
Intraesplénicas
4.- Fístula Arteriovenosa Mesentérica
3. Fisio Patología
ºEl término hipertensión portal
alude un aumento en la presión en el sistema de la vena porta. Esta presión refleja una
fuerza dinámica y constantemente fluctuante. Además de las fluctuaciones diurnas,
ocurren modificaciones con cambios en la posición, fases de la respiración y la presión
intraabdominal.
La presión portal normal es menor de 250mm
H20 con un valor medio de 215 mm H2O y puede evaluarse con diversas técnicas. Durante un
procedimiento quirúrgico, la canulación de una vena epiploica o de la vena porta
constituyen un registro directo, también se puede determinar la presión mediante
cateterismo oclusivo de una vénula hepática, procedimiento análogo a la presión de los
capilares pulmonares, por cuanto se basa en el supuesto de que el catéter oclusivo crea
una columna estática de sangre que se extiende desde la vena porta en su convergencia en
el lecho sinusoidal. El procedimiento se lleva a cabo mediante la técnica de cateterismo
cardiaco y es útil sobre todo para el diagnóstico de obstrucción portal extrahepática.
En esta situación la obstrucción presinusoidal se asocia con una presión mediante
cateterismo oclusivo de una vénula hepática normal y con una elevación en la presión
de la pulpa esplénica.
En todos los casos de hipertensión portal,
aumenta la presión de la pulpa esplénica. La intraesplénica básicamente es uniforme en
toda la pulpa y no guarda relación con el tamaño del vaso. La presión suele ser 2-6mmHg
mas alta que la presión en la vena porta misma, lo cual constituye una función de la
dirección del flujo venoso. Se lleva a cabo la manometría de la pulpa esplénica bajo
anestesia local, pero está contraindicada en pacientes con tendencia a la hemorragía
trombocitopenica o ictericia intensa.
La esplenoportografía o la fase venosa
de la angiografía del tronco celiaco o de la mesentérica superior define las
características patológicas de la circulación portal. Los estudios ayudan a demostrar
venas colaterales, sobre todo várices esofagogástricas. También permiten la
demostración gráfica del sitio de la obstrucción, es decir, intrahepático o
extrahepático. En circunstancias normales no se visualizan colaterales y se observa una
buena arborización en el hígado. Cuando son evidentes las colaterales, se confirma el
diagnóstico de hipertensión portal. Por lo general con esta técnica se puede definir la
vena coronaria estomáquica que contribuye a las várices esofágicas.
También se ha empleado la vena umbilical
para delimitar el sistema portal. En 80% de estos casos se puede aislar la vena obliterada
y dilatarse para introducir un catéter e inyectar una sustancia radiopaca en la vena
porta izquierda. También se pueden visualizar las venas porta y hepática mediante
canulacion transhepática percutánea.
4. Anatomía Patológica
Los sistemas colaterales más
importantes son el sistema coronario-ácigos causantes de las várices esofágicas y
esofagogástricas, el sistema umbilical de la pared abdominal que puede producir el
síndrome de Ruveilhier-Baumgarten (venas colaterales muy grandes y tortuosas, que se
asocian con murmullo), las venas Retzius, que representan conexiones portocavales en la
región posterior o retroperitoneal; las venas Sappey, que son conexiones entre la cara
posterior superior del hígado, el diafragma y el pericardio; y por último el sistema
hemorroidal, superior, medio e inferior, causantes de las hemorroides internas y externas.
(Fig. l).
Aunque el volumen de
sangre que llevan estas colaterales es a veces, muy elevado nunca puede quedar del todo
aliviada la hipertensión portal, debido a que el estímulo para el desarrollo de estas
colaterales es la misma hipertensión portal. En el aspecto clínico existe una cierta
correlación directa entre el tamaño de las várices esofágicas y el nivel de la
hipertensión portal.
Algunos autores han postulado que la causa
primaria de la hipertensión portal, al menos en algunas enfermedades, es una elevación
del flujo arterial esplácnico, ya sea directamente, ya sea a través de cortocircuitos
arteriovenosos en el bazo o en la submucosa del estómago y del intestino delgado.
A consecuencia de la hipertensión,
asociada con la misma, es entonces que congestionan las vías colaterales ya mencionadas,
produciéndose como vimos várices esofagogástricas que pueden se causa de hemorragia.
Todavía es motivo de discusión si las hemorragias dependen de aumentos bruscos de la
presión portal o se deben a traumatismos o esofagitis péptica, o lo más probable a la
combinación de mas de una de estas causas.
La hipertensión portal, a consecuencia
fundamentalmente de la hiperpresión vascular a nivel del sinusoide hepático, condiciona
la aparición de ascitis. El aumento de la presión del eje venoso portal,
incrementándose de este modo la presión en la vena esplénica, condiciona un estasis
venoso y secuencialmente una congestión pasiva esplénica, que puede llevar a un
hiperesplenismo, entendiéndose como tal aumento de todas las funciones del bazo, que a su
vez produce anemia, leucopenia y plaquetopenia. El deterioro progresivo de la función
hepática puede llevar a la hiperamonemia, encefalopatía y coma hepático.
5. Diagnóstico de la Hipertensión
Portal
Diagnóstico Clínico.-
El
diagnóstico se hace obviamente en el paciente hipertenso portal, cuya clínica es
resultado de la integración de dos complejos sintomáticos, uno es el producido por la
enfermedad etiológica de la hipertensión portal, el otro núcleo esta constituido por
los efectos que produce la hipertensión portal propiamente dicha que son las várices,
ascitis, esplenomegalia y encefalopatía amonémica, cuyos niveles corresponden al nivel
de la presión portal.
Diagnóstico por Imágenes.-
El
diagnóstico por imágenes de la hipertensión portal puede ser: Clínico, Preoperatorio e
Intra operatorio:
La Esplenoportografía se realiza por
punción esplénica transparietal. Se inyecta el medio de contraste que pone de manifiesto
el eje venoso espleno portal, vena esplénica-vena porta. Si la esplenoportografía es
normal, no se tiñen las venas afluentes de la esplénica ni de la vena porta.
La Venografía Portal Transparietohepática
se realiza puncionando la pared abdominal y llegando en el hígado a una rama de la vena
porta en que se inyecta el medio de contraste. La toma radiológica permite visualizar las
ramas de la vena porta.
Venografía Portal Transumbilical se
cateteriza la vena umbilical, se inyecta el medio de contraste, y se logra así visualizar
el sistema portal.
Venografía Suprahepática se canaliza una
vena suprahepática verificando el caterisismo a través de la vena femoral o de una vena
del brazo y se inyecta el medio de contraste con lo que se visualizan las venas
suprahepáticas.
La Arteriografía Selectiva este método
consiste en inyectar en el tronco celiaco o en la arteria mesentérica superior el medio
de contraste y utilizar la fase venosa de retorno, cuya radiografía detectará el sistema
portal.
Endoscópico.-
La
gastrodudenoscopia es el método de primera opción en várices
esófagogastrico-duodenales, no sólo por su practicidad inmediata sino porque, en el caso
de várices sangrantes, se realiza de seguido el tratamiento esclerosante, la ligadura por
bandas o la cauterización láser.
6. Clasificación de la Hipertensión
Portal
El valor clínico de esta
clasificación se apoya en el hecho de que en general la hipertensión portal
presinusoidal no se asocia con afecciones hepatocelulares graves, situación que si se
observa en la post sinusoidal, por ello, ni la trombosis de la vena porta ni la
esquistosomiasis producen alteraciones a la función hepática. (Fig. 2).
Obstrucción
Presinusoidal
Extrahepática
Trombosis de la vena porta
1. Arteria congénita
2. Onfalitis neonatal
3. Pileflebitis (secundaria a sepsis
intraperitoneal)
4. Estados de hipercoagulabilidad
(policitemia, trombocitosis, anticonceptivos orales)
5. Estasis (cirrosis, deshidratación
grave)
6. Traumatismos
7. Inflamaciones vecinas (pancreatitis,
enterocolitis)
8. Obstrucción mecánica (tumores,
adenopatías periportales, pancreatitis)
Intrahepática
Esquistosomiasis
Fibrosis hepática congénita
Esclerosis hepatoportal (hipertensión
portal primaria)
Trastornos mieloproliferativos (enfermedad
de Hodgkin, leucemia mieloide)
Sarcoidosis y enfermedad de Gaucher
Toxicidad por arsénico
Cirrosis biliar primaria
Obstrucción Sinusoidal
Degeneración grasa
Hepatitis tóxica
Enfermedad de Wilson
Cirrosis
Obstrucción Post Sinusoidal
Intrahepática
Cirrosis
1.Nutricional (alcohólica)
2.Posnecrótica
3.Biliar secundaria
Hemocromatosis
Hepatitis viral
Hepatitis alcohólica
Síndrome de Budd-Chiari (intrahepático)
1. Enfermedad venooclusiva
2. Estados de hipercoagulabilidad
(hemoglobinuria paroxísticas)
Extrahepáticas
Síndrome de Budd-Chiari
(extrahepático)
1. Tabiques congénitos suprahepáticos de
la cava
2. Neoplasias hepáticas, renales y
suprarrenales
3. Traumatismos
4. Sepsis
Causas cardíacas
1. Pericarditis constrictiva
2. Insuficiencia cardíaca congestiva
Hipertesión Portal por Hiperaflujo
Fístula arteriovenosa
1. Entre arteria hepática y vena porta
2. Esplénica
3. Mesentérica
Esplenomegalia masiva
7. Clínica de la Hipertensión Portal
La Hipertensión Portal carente de
las complicaciones es asintomática, afirma S. Smith. Las manifestaciones clínicas
dependen del grado de la obstrucción venosa portal y de la rapidez con que se inicia, si
es en forma aguda repentina y completa la cual es muy infrecuente, genera síntomas
abdominales agudos, como dolor y ascitis precozmente, pero lo usual es que la obstrucción
del sistema venoso portal se instale gradualmente originando malestar abdominal leve y
ascitis moderada.
Child y colaboradores concibieron una
clasificación, con fines pronósticos, de los pacientes hipertensos portales, basadas en
una escala de valores con parámetros evaluativos clínicos y fisiopatológicos, renales,
hemáticos, metabólicos y neurológicos.
Esto lo permite ubicar a los pacientes en
tres clases A, B, C de menor a mayor en el tratamiento quirúrgico, en particular; la
clase A presenta un 10%, la clase C tiene un 40% de mortalidad frente a las anastomosis
portosistémicas.
Generalidades
Los síntomas y signos normativos
inherentes a la hipertensión portal propiamente dicha son comunes a todos los pacientes
afectados por ella, y a estos se le suman cada caso los síntomas de la enfermedad
causante a la hipertensión portal, son productos del incremento de la presión portal
hidrostática e hidrodinámica en los diferentes sectores del lecho portal, estas
manifestaciones patológicas de la hipertensión portal son:
SÍNTOMA COMPLICACIÓN
Várices Esofágicas: Hemorragia
Aguda
Hemorroides: Hemorragia
Esplenomegalia: Ruptura Esplénica
Hipereplenismo: Hiperesplenismo Grave
Ascitis: Ascitis Refractaria
Encefalopatía: Encefalopatía Avanzada
8. Varices Esófago Gástricas
Las várices esofágicas son
dilataciones de las venas del plexo esofágico, y constituyen cordones longitudinales
irregulares que protuyen hacia el lumen del esófago en el tercio distal del mismo. (Fig.
3).
Su etiopatogenia depende
del aumento de la presión del lecho portal en el plexo esófago-gástrico cuyas venas se
ingurgitan, dilatan y sufren daños estructurales de sus paredes. Los síntomas de las
várices esofágicas no se manifiestan fuera de la complicación hemorrágica, pasan
desapercibidos; son asintomáticas y eventualmente las de grado mayor producen disfagia
leve.
8.1 Evolución Natural
Casi todos los pacientes
hipertensos portales desarrollan várices esofágicas, pero de estos sangran un 40%,
cuando la presión portal se eleva 13mm.Hg. aunque presiones mayores no siempre ocasionan
sangrados.
El 50% de los pacientes cirróticos
desarrolla várices esofágicas y de éstos sangran el 30%.
Una modalidad característica de la
Hemorragia aguda por varices esofágicas ( HAVE) es que calma espontáneamente en el 50 al
66% de los casos, el resangrado se presenta en el 50% y ocurre dentro de los dos años
subsiguientes a la primera hemorragia. El peligro de resangrado disminuye con el paso de
los días, así 30 a 40% resangran en los tres primeros días, mientras que el 60% lo hace
dentro de la semana siguiente. El tiempo entre los sangrados es directamente proporcional
al daño hepático. La mortalidad en la HAVE es del 22 al 84%. El daño hepático es la
principal causa de muerte, esto se explica en parte, por cuanto la célula hepática del
cirrótico es ávida de oxígeno y la HAVE produce anoxia anémica, que precipita la
insuficiencia hepática y promueve la encefalopatía amonémica y la muerte del paciente,
por lo dicho anteriormente se observa que los cirróticos Child A. mueren 5%, mientras que
los cirróticos Child C. sucumben el 68% en la HAVE.
8.2 Hemorragia Aguda
La complicación más grave a que
está expuesto un paciente afecto de cirrosis es la hemorragia procedente de várices
esofagogástrica y por lo general, es la única complicación que puede suceder en casos
de la hipertensión portal sin cirrosis. La mortalidad por este tipo de hemorragia en la
cirrosis tratada sin cirugía varia ampliamente en las distintas series publicadas.
Durante años se pensó que la causa de que
se sangraran las várices esofágicas era su erosión péptica, se han proporcionado
pruebas evidentes de que éste no es el caso.
El tratamiento de urgencia médico de la
hipertensión portal, por si mismo es el de la enfermedad de base, en general la cirrosis
hepática. el paciente con disrrupción varicosa se presenta con hemorragias digestiva
alta y el primer paso consiste en realizar el diagnóstico específico.
La localización precisa de la hemorragia
requiere la ejecución de algunos de los procedimientos diagnósticos ya mencionados. En
situación de urgencia no son apropiados los estudios radiológicos con bario, primero que
estos estudios no pueden descubrir otras causas de hemorragia digestiva alta, como el
síndrome de Mallory-Weiss o la gastritis y segundo porque la presencia de bario
interfiere con la endoscopia y la arteriografía.
El enfoque inicial debe ser la
esofagogastro-duodenoscopía, en todo caso antes de realizar este estudio se debe evacuar
el contenido de sangre y coágulos del estómago con lavados profusos con solución salina
enfriada a través de un grueso tubo nasogástrico. Si la hemorragia masiva impide la
endoscopia, el enfoque alternativo es la angiografía selectiva del tronco celíaco, de la
arteria esplénica y mesentérica superior.
La angiografía puede demostrar la
presencia de una arteria sangrante siempre que el escape de sangre supere los 6ml/min,
aunque la arteriografía puede fracasar en el intento de demostrar la perdida de sangre
por las várices, por cierto, mostrar estas alteraciones y eliminar otras posibles
fuentes.
Por otra parte cuando existe una
hemorragia exsanguinante, lo mas apropiado será instituir las medidas de urgencia para el
control de la hemorragia masiva dejando para mas tarde la determinación de la etiología
causal.
Las hemorragias digestivas altas proceden
el l4% del esófago, el 34% del estómago, el 46% del duodeno, el l0% otras causas. Frente
a un hipertenso portal cirrótico sangrante, hay la posibilidad de que se trate de HAVE,
pues el 50% de éstos la presentan, es decir 1 de cada 2 pacientes, en el otro 50% de
ellos la HAVE tendrá como causa esofagitis, síndrome de Mallory-Weis 11%, gastritis 10 o
20%, ulcus clorhidropeptico 8 al 15%.4
8.3 Tratamiento
Sólo la hemorragia por várices
esofágicas pueden convertirse en un problema de urgencia. El tratamiento médico de la
hipertensión portal, por si mismo, es el de la enfermedad base, en general la cirrosis
hepática. No existe un tratamiento específico para el tratamiento de las várices no
sangrantes.
El paciente presenta hemorragia digestiva
alta y el primer paso consiste en realizar un diagnóstico específico, los antecedentes y
los exámenes físicos suelen sugerir que el paciente es portador de una cirrosis, pero la
localización precisa de la hemorragia requiere la ejecución de algunos procedimientos.
Si la situación es de urgencia no son
apropiados los estudios radiológicos con bario, primero porque esos estudios no pueden
descubrir otras causas de hemorragia digestiva alta, como el síndrome de Mallory-Weiss o
la gastritis y segundo porque la presencia de bario interfiere con la endoscopia y la
anteriografía.
No existe tratamiento específico para el
tratamiento de las várices no sangrantes y aunque se dispone de diversas publicaciones
relacionadas con este tema resulta adecuado considerar ese tratamiento en el contexto de
las várices esofágicas sangrantes.
Es importante reconocer que, aun en los
pacientes cirróticos las várices pueden no ser la fuente de la hemorragia. Existen
evidencias que sugieren que el paciente con cirrosis puede ser una excepción a esta
controversia y, que la endoscopia de urgencia es útil en esta condición, en todo caso
antes de realizar este estudio se debe evacuar el contenido de sangre y coágulos del
estómago con lavados profusos con solución salina enfriada a través de un grueso tubo
nasogástrico.
Si la hemorragia masiva impide la
endoscopia, el enfoque alternativo es la angiografía selectiva del tronco celíaco, de la
arteria esplénica y mesentérica superior. La angiografía puede demostrar la presencia
de una arteria sangrante siempre que el escape de sangre supere los 6ml/min (360ml/por
hora), lo cual es una situación que se encuentra con frecuencia en estas circunstancias.
Aunque la arteriografía puede fracasar en el intento de demostrar la pérdida de sangre
por las várices puede, por cierto demostrar esas alteraciones y eliminar otras posibles
fuentes. Por otra parte, cuando existe una hemorragia exsanguinante, es probable que lo
más apropiado sea instituir las medidas de urgencia para el control de la hemorragia
masiva dejando para más tarde la determinación de la etiología causal.
8.3.1 Tratamiento Médico no
Quirúrgico.- Se han descrito ya algunos recursos al hablar del diagnóstico de
las várices sangrantes. El tratamiento inicial depende de la intensidad de la hemorragia,
la mayoría de los pacientes vomitan grandes cantidades de sangre roja, a menudo con
grandes coágulos frescos, es posible que algunos pacientes manifiesten la hemorragia de
origen varicoso únicamente por melenas, lo cual indica que su hemorragia es mínima o
moderada y que tiene lugar por filtración, mas que por erupción como ocurre en la
hematemesis. En tales casos sobre todo si los signos vitales permanecen estabilizados,
probablemente no sea aconsejable la transfusión de sangre, que puede restablecer la
hipervolemia y por lo tanto perpetuar la hemorragia, además en las transfusiones existe
el riesgo de inducir una hepatitis viral, es preferible utilizar sangre fresca, pero con
frecuencia resulta difícil obtenerla con la suficiente rapidez y cantidad adecuada a fin
de proporcionar plaquetas, protombinas, otros factores de coagulación, que la sangre
almacenada carece.
a.- Tratamiento Médico de Sostén y
Lavado.- El tratamiento es crítico para la supervivencia, lo prioridad es el
remplazo rápido del volumen sanguíneo, al principio con cristaloides y luego, tan pronto
sea posible, con sangre total, los líquidos que contengan demasiada sal es un peligro
porque se puede desarrollar ascitis, edema e hiponatremia dilucional. La restauración del
volumen sanguíneo debe ser controlada mediante la diuresis horaria medida con una sonda
de Foley y con el control de la presión venosa central, sea por un catéter en la vena
cava o con uno de Swan-Ganz. El agua y la solución salina pueden ser usadas en forma
alternada, el agua es más efectiva para el lisado de los coágulos pero puede agravar la
hipotonía, en cambio la salina es isotónica pero su absorción puede contribuir a la
retención de sodio.
b.- Tratamiento Farmacológico.-
La
vasopresima es el fármaco que se utiliza con mas frecuencia en el control de la
hemorragia por várices esofágicas. La terapéutica farmacológica se ha utilizado
también para la prevención alejada de esa complicación, el propranolol es la droga que
se utiliza en forma profiláctica y se administra en una dosis suficiente para reducir la
frecuencia del pulso en reposo en un 25% para luego mantenerla en ese nivel por tiempo
indefinido.
c.- Taponamiento con Balón.-
Ha
llegado a ser el método mas utilizado para el control transitorio de la hemorragia
varicosa desde que fue introducido en 1950. La técnica para la colocación del balón de
Sengstaken-Blakemore debe ser realizada en forma minuciosa si se desea evitar graves
complicaciones, siempre se debe utilizar un tubo nuevo. Con el tubo en su lugar y el
balón gástrico inflado, la hemorragia debe interrumpirse como se restablecerá el lavado
gástrico y la aspiración esofágica.
La complicación más común es la
neumonitis aspirativa. Entre otras complicaciones esta la ruptura del esófago, los
desgarros esofágicos, la asfixia por el desplazamiento del balón hacia la laringe y
otros problemas menores asociados con la deflación accidental del balón.
d.- Obliteración Transhepática.-
Esta
técnica fue introducida en 1974 y generó de inmediato un considerable entusiasmo, el
método es similar al que se utiliza para la colangigrafía transhepática percutánea. El
éxito de esta técnica para el control de la hemorragia por varices esofágicas
impresiona como satisfactorio pero la incidencia del resangrado, en la mayor parte de las
series publicadas son elevadas que hacen imposible considerarlas como una técnica
definitiva, por otra parte el riesgo de la trombosis portal es preocupante, llama la
atención a la que los investigadores que propusieron este método consideran en la
actualidad que no debe ser recomendado como tratamiento efectivo.
e.- Escleroterapia Endoscópica.-
Fue
descrita es 1939, es el enfoque no operatorio mas apreciado para el tratamiento de las
varices esofágicas, su importancia a alcanzado un nivel alto, es el procedimiento inicial
definitivo de elección, tanto para el tratamiento y la urgencia de las várices
esofágicas sangrantes.
f.- Lígadura Endoscopica.-
Es
una alternativa mas, actualmente para tratamiento de las várices esofágicas, su
importancia a alcanzado un nivel alto, como para constituirse así como la escleroterapia
endoscopica en el procedimiento inicial definitivo de elección tanto para la urgencia
como para el tratamiento electivo de las várices sangrantes.
8.3.2 Tratamiento Médico Quirúrgico.-
Actualmente hay dos procedimientos quirúrgicos en uso para el tratamiento de urgencia de
las várices sangrantes en la cirrosis: la ligadura transesofágicas de las várices y la
anastomosis portocava.
a.- Ligadura Transesofágicas de las
Várices.- Es un procedimiento de urgencia para el control de la hemorragia aguda
que fue introducido por Boerema y Crile, se han utilizado diversas técnicas y gran
experiencia general se ha publicado. Esta operación ha sido considerada sólo como el
paso inicial del tratamiento definitivo de las hemorragias varicosas, en la actualidad se
la utiliza igual que la escleroterapia endoscópica.
b.- Anastomosis Portocava.- Se
recomienda con preferencia para controlar ascitis en pacientes con Hipertensión portal,
en las que la ascitis haya resultado resistente al tratamiento médico, esta técnica
coloca al paciente en posición supina, con el flanco sobre el borde de la mesa es útil
elevar el costado derecho unos 30 grados o una almohadilla o manta doblada, debe tomarse
las disposiciones convenientes y preparar un amplio sector del tórax y del abdomen en
caso de que fuera necesario. Los resultados no son especialmente ventajoso, incluso entre
pacientes cuidadosamente seleccionados, la mortalidad operatoria oscila entre el 35 y 41%.
8.4 Prevención de la Recurrencia de la
Hemorragia
Las medidas de apoyo adicionales no
difieren de las que se emplean en otros problemas hemorrágicos, no obstante la sedación
ha de ser prudente, tal vez los mejores productos para conseguirla sean el fenobarbital,
el hidrato de cloral y el paraldehído.
Debe evitarse siempre que sea posible los
narcóticos y ataráxicos, hay que vigilar la posible aparición de alcalosis
hipopotasémica, así como la sobrehidratación con soluciones glucosadas, capaz de
agravar la hiponatremia dilucional, casi siempre presente en los enfermos con ascitis y
considerar aconsejable prescribir de una a dos inyecciones de vitamina "K", en
los pacientes cirróticos.
Se recomienda la terapéutica vasopresora,
la forma de administración que se recomienda de ordinario es una solución de pitresina
quirúrgica de 20 a 40 U en 200 ml de suero glucosado, en inyección intravenosa en un
período de 15 a 30 minutos. Algunas veces es difícil valorar la eficacia de este
procedimiento para detener la hemorragia de las várices esofágicas.
9. Hiperesplenismo
El hiperesplenismo es un síndrome
muy frecuente en la hipertensión portal, este afecta la textura histológica del bazo,
(Fig. 4) produciéndose fibrosis e hiperplasia reticuloendotelial; además, los cambios
inmunológicos de este órgano actúan sobre el secuestro y destrucción de eritrocitos,
trombocitos, leucocitos y sobre la medula ósea.
El cuadro hemtalógico
del hiperesplenismo que se ve en muchos pacientes mejora después de realizada la
anastomosis, incluso en el caso que no se haya extirpado el bazo.
La relación o interdependencia de la
hipertensión portal con el hiperesplenismo la pone de manifiesto el incremento de
leucocitos y trombocitos, luego la práctica de los shunts portosistémicos totales o
selectivos.
10. Ascitis
Actualmente el cortocircuito de
porta-gran circulación raramente está indicado para tratar la ascitis en pacientes que
no tienen varices esofágastricas sangrantes. (Fig. 5) La definición de la inoperabilidad
es objeto de discusión, pero solo alrededor del 5% de los pacientes con cirrosis y
ascitis no mejoran con estricto tratamiento. En estos pacientes el empleo de un
cortocircuito peritoneovenoso brinda una solución mecánica al problema de la
distribución anormal del líquido extracelular en la cavidad abdominal.
La intensa retención
del sodio y la acumulación resultante de ascitis a menudo complican el tratamiento de
pacientes con enfermedad hepática avanzada.
Las bases principales del tratamiento son
la restricción de sodio y la administración de diuréticos, pero estas medidas pueden
causar graves anormalidades de electrólitos, depleción de volumen intravascular,
encefalopatía, y sindrome hepatorrenal. La no desaparición de la ascitis, o su recidiva
después del control inicial, suele indicar fracaso técnico.
10.1 Etiología
La ascitis es la acumulación de
líquido en la cavidad peritoneal por exudación o trasudación; la ascitis en paciente
hipertenso portal cirrótico es por trasudación y de etiopatogenia muy compleja; la
ascitis en lo ponderal puede ser leve, moderada o copiosa y en lo evolutivo controlable o
irreversible.
El líquido ascitico está compuesto por
agua, linfa hepática e intestinal y proteínas, su tensión hidrostática depende del
volumen y aumento del mismo. Clínicamente el ascítico presenta un vientre globuloso con
circulación complementaria visible y la ocasional protusión de hernias incisionales,
inguinales o umbilicales principalmente, por el aspecto del abdomen se lo ha denominado
vientre de batracio.
10.2 Tratamiento
El tratamiento puede ser médico y
quirúrgico:
Tratamiento Médico.- En el hipertenso
portal y particularmente en cirrótico hay retención de sodio, agua e hipoproteinemia,
que son factores determinantes de las ascitis, este tratamiento tiene como objetivo
evitarlos o por lo menos limitarlos, el paciente tiene que estar en reposo, restricción
de la ingesta de sodio, no más de 350 mgrs. al día y administración de diuréticos y
estos son:
Espironolactona
Hidroclorotiazida
Furosemida
Demeclociclina
Tratamiento Quirúrgico.-
Posee
tres opciones que son:
Shunts Portosistémicos, Paracentesis y
Shunt peritóneo venoso.( fig.6 ) El tratamiento quirúrgico se practica cuando las
acciones del tratamiento médico no han tenido éxito y sus indicaciones son:
Ascitis refractoria
Ascitis quilosa
Ascitis maligna
Ascitis con hernias abdominales grandes.2
11. Encefalopatía
Hepática
La encefalopatía hepática es la
complicación más importante de la anastomosis portosistemicas, hasta el momento no se ha
podido encontrar el método por el cual pueda identificarsela en el preoperatorio a los
pacientes que van a desarrollar esta complicación, expuestas a sufrirlas, pero esta
distinción no está claramente definida.
En muchos pacientes el grado de
encefalopatía hepática es leve y no constituye un problema significativo algunos
presentan uno o dos episodios y se consideran normales, otros se pueden controlar
fácilmente mediante la restricción proteica, catárticos y dosis mínimas de neomicinas,
sin embargo hay muchos casos que el grado de encefalopatía es incapacitante y de muy
difícil tratamiento, la forma mas eficaz de tratamiento es la exclusión del colon,
recurso que fue sugerido por primera vez por Atkinson y Goligher, sin embargo, su
mortalidad es apreciable y la ulterior colonización del íleon permite que vuelva
aparecer la encefalopatía, en estos casos ha recomendado la lactobacilos en cantidad
suficiente para cambiar la flora bacteriana del colon.
Es posible evitar la colonización del
íleon conservando la válvula ileocecal mediante la retención de un pequeño manguito de
ciego para anastomosarlo al recto, por último se ha recomendado la administración de
lactobacilos en cantidad suficiente para cambiar la flora bacteriana del colon.
12. Tratamiento de la Hipertensión
Portal
El tratamiento de la hipertensión
portal se enfoca para controlar sus complicaciones, de las cuales las más importantes son
las várices esofágicas, otras como ascitis, bocas intestinales sangrantes, e
hiperesplenismo, rara vez requieren intervención quirúrgica.
Aparte del tratamiento médico las
técnicas básicas disponibles en la actualidad para tratar várices esofágicas
sangrantes, incluyen descompresión de éstas con un cortocircuito porta-gran
circulación, operaciones sin cortocircuito que atacan directamente la zona esofágica
donde están las várices y el transplante de hígado como método preferido en pacientes
seleccionados. Los pacientes que presentan episodios de hemorragia aguda suelen tratarse
inicialmente con un plan médico, incluyendo escleroterapia, ligadura o taponamiento con
balón, si es necesario, si el paciente no mejora o sus episodios hemorrágicos se
repiten, se requiere otra terapéutica.
La selección del tratamiento sigue siendo
objeto de controversia depende de múltiples factores, incluyen el mecanismo patogénico
básico de hipertensión portal en un paciente determinado y su estado definido
según la clasificación de Child. Los factores adicionales la presencia y gravedad de
ascitis o encefalopatía, edad del paciente, zona de hemorragia (esofágica o gástrica),
gravedad del hiperesplenismo asociado, técnicas y experiencias disponibles en una
institución determinada.
Las técnicas de cortocircuito logran el
mejor control de la hemorragia a largo plazo, pero pueden desencadenar encefalopatía. Las
técnicas sin cortocircuito no provocan encefalopatía, pero suelen acompañarse de una
alta frecuencia de hemorragias repetidas. Con la posible excepción de la escleroterapia,
suelen acompañarse de alta mortalidad operatoria en pacientes alcohólicos clasificados
como C de Child.
Aunque la escleroterapia o ligadura
controla la hemorragia aguda por várices mejor que los métodos convencionales, no es
fácil de aplicar en pacientes con várices gástricas que están sangrando. Tampoco se ha
comprobado netamente que sea un método eficaz de control permanente de la hemorragia
gastroesofágica y no se ha demostrado que aumente la supervivencia.
Los nuevos métodos de desvascularización
esofagogástrica extensa (por ejemplo: desconexión porta-ácigos utilizando la técnica
de Sugiura) son atractivos por la rareza de recidivas de hemorragia y por no provocar
encefalopatía. Sin embargo, estos datos requieren confirmación, si bien estas técnicas
extensas pueden llevarse a cabo con morbilidad y mortalidad operatoria bajas en el
paciente de bajo riesgo y en el paciente con hipertensión portal extrahepática, se
asocian con una alta mortalidad operatoria en los alcohólicos cirróticos clasificados
como Child C.
Se necesita mayor valoración para estimar
el papel de la escleroterapia o ligadura crónica y de las técnicas de
desvascularización extensa, en el tratamiento de pacientes con várices sangrantes,
resultantes de hipertensión portal y para saber si estas técnicas podrán lograr una
supervivencia prolongada, en comparación con las que brindan las operaciones de
cortocircuito o la terapéutica médica exclusivamente.
12.1 Tratamiento Médico
El tratamiento médico de las
complicaciones de la hipertensión portal sigue siendo un problema importante. Disponemos
de muchos tratamientos y su selección es objeto de discusiones. La morbilidad y la
mortalidad son apreciables, y los resultados muchas veces son de escaso valor, se
recomienda un enfoque multidisciplinario que incluye la colaboración del
gastroenterólogo, endoscopista, radiólogo y cirujano, para proporcionar diversas
modalidades de tratamiento y seleccionar la terapéutica mas adecuada para cada paciente.
El primer tratamiento médico se basa en
conservar el volumen sanguíneo, corregir coagulopatías, administrar por vía venosa
vasopresina (Pitressin), y purgar dando lactulosa o neomicina si hay coma hepático.
Las técnicas diagnósticas y terapéuticas
llevadas a cabo al ingresar incluyen conservación del volumen sanguíneo, vigilancia de
diuresis y parámetros hemodinámicos y corrección de coagulopatías. Las varices deben
identificarse por endoscopia y hay que excluir otras causas de hemorragia, si las várices
se confirman debe utilizarse terapéutica endoscópica. La administración intravenosa de
vasopresina también puede emplearse como complemento, cabe utilizar el taponamiento
esofagogástrico intentado controlar una hemorragia persistente, nosotros preferimos
técnicas terapéuticas semielectivas o electivas definitivas. De todas maneras no debe
retrasarse la operación si es que no mejoran con estas medidas terapéuticas iniciales.
a. Farmacológico.- La
vasopresina es un extracto del lóbulo posterior de la hipótesis, con acción reductora
sobre la presión portal. Su eficacia en el tratamiento de la HAVE es de 70 a 90%.1
La vasopresina actúa en el territorio de
los esplácnicos produciendo vasoconstricción de las arterias mesentéricas, reducción
del flujo portal y descenso de la presión portal. La vasopresina posee efectos
colaterales inconvenientes, como son: la taquicardia, hipertensión, reducción del gasto
sistólico, vasoconstricción coronaria y aun infarto del miocardio y edema agudo del
pulmón.
Se utilizan como antídotos eficaces: el
nitroprusiato de sodio por vía intravenosa para restablecer la presión máxima al nivel
preinfunsional 0,1mg hora, y la nitroglicerina por vía sublingual, transdérmica o
intravenosa.
Para la administración de la vasopresina
se utilizó inicialmente la vía intraarterial; luego M Nugbaum y S. Baum propusieron la
infusión continua con cateterización de la arteria mesentérica superior. Actualmente la
vía más utilizada es la intravenosa.
La concentración de las infusiones es 20 u
de vasopresina en 200cc de glucosa en agua al 5%, al ritmo de 0,2 a 0,4 por minuto según
el caso.
La vasopresina se indica para controlar las
elevaciones de la hipertensión portal crónica así como profiláctico para prevenir los
accidentes agudos. Es la primera droga de elección en la hemorragia aguda por várices
esofágicas, ya sea en la crisis o en el postsangrado, para prevenir la recurrencia; y
durante la cirugía de hipertensión portal para limitar la pérdida de sangre también se
la combina con la esclerosis o ligadura de las várices esofágicas durante su
realización; y, en los días subsiguientes para evitar el sangrado.
b.- Glipresina.- La glypresina es un
fármaco sintético y funcionalmente semejante a la vasopresina pero con acción
terapéutica, frente a la HAVE, más efectiva y con menos efectos adversos sistémicos que
la vasopresina.1
La glypresina es mejor tolerada aún
que la vasopresina administrada con nitroglicerina. Se administra en bolos intravenosos.
La glypresina constituye un nuevo y buen recurso para el tratamiento de la HAVE.
c.- Somatostatina.- La somatostania es uno
de los fármacos más activos para el tratamiento médico de la hipertensión portal.
En 1973 Brazeau la aisló del hipotálamo
de los ovinos; se trata de un tetradecapéptido.
La somatostatina tiene acción sobre casi
todos los órganos y sistemas pero particularmente nos interesa su acción sobre el
hígado y el sistema portal, pues disminuye el flujo portal hepático y reduce la presión
portal lo que la califica en el tratamiento medico de la hipertensión portal. La
somatastina ha probado su eficacia en el tratamiento de HAVE, con iguales o mejores
resultados que los otros medicamentos hipotensores portales se administra por perfusión
intravenosa continua para evitar su efecto de rebote por tener una bioactividad de 3
minutos.
d.- Octreotide.- El Octreotide es un
optapéptido con biodisponibilidad 100%, y con semivida de eliminación de 90
minutos, se puede administrar por vía subcutánea. El Octreoide es un fármaco sintético
funcionalmente análogo a la somatostatina, pero sin las ventajas colaterales de esta,
como el efecto de rebote que se produce al suspender su perfusión intravenosa continua en
que se la administra por tener una vida media de solo tres minutos.
El Octreotide se evacua por el riñón
disminuyéndose su eliminación en la insuficiencia renal y mayormente en los hipertensos
portales cirróticos con síndrome hepatorrenal, lo cual limita su empleo.
El octreotide reduce rápida y
significativamente la hipertensión portal y es muy eficaz en el tratamiento de la
hemorragia aguda por várices esofágicas en los hipertensos portales los estudios
comparativos de su acción HAVE frente a otras opciones terapéuticas nos explican su gran
aceptación:
a) Un estudio realizado por Mc. Kee en 48
pacientes empleados octreotride o taponamiento con balón de S&B demostró resultados
muy semejantes, con las diferencias de que los tratados con octreotide no presentaron
efectos adversos.
b) Sung equiparando la eficacia del
octreotide con la escleroterapia en 100 pacientes no hallaron diferencias significativas;
pero tanto ellos como Chan y Cello constataron y recomiendan la estabilización previa de
la hemorragia con octreotide y luego practicar la escleroterapia, con lo que se logra el
100% de éxito en el tratamiento de la HAVE.
Octreotide constituye un recurso
farmacológico muy importante en el tratamiento de HAVE sea solo o combinado con otros
métodos.
e.- Dinitrato de Isorbide (SDN).- Es un
vasodilatador de acción prolongada que actúa y se metaboliza en el hígado sus efectos
farmacológicos dependen de la función hepatocelular, la cual está más comprometida en
el hígado cirrótico.1
Tiene la propiedad de disminuir eficazmente
la hipertensión portal tanto crónica como en los episodios agudos complicados con
la hemorragia aguda de las várices esofágicas es un medicamento nuevo que requiere más
estudios de investigación.
f.- Monitrato de Isorbide (5-MNI).- Esta
sustancia es un metabolismo activo del (ISDN) Dinitrato del Isorbide. El 5-monitrato de
isorbide se administra por vía oral y tiene vida media prolongada, presentando niveles
plasmáticos estables por 5 horas después de la administración.1
EL 5-MNI mejora la función hepática de
pacientes cirróticos y el flujo portal. Es un vaso dilatador sistémico y produce
vasoconstricción esplácnica refleja, con disminución de la resistencia hepática
portocolateral; propiedades éstas muy importantes.
Reduce la hipertensión portal en un 20% de
los casos en su evolución crónica y en la fase aguda complicada, como la hemorragia por
várices esofágicas de los hipertensos portales. Es un fármaco nuevo en espera de la
sanción experimental del tiempo.
g.- Propanol.- El propanol es una de las
drogas mas utilizadas en el tratamiento farmacoloógico de la hipertensión portal, tanto
en las formas crónicas como en las complicadas.
El propanol es un bloqueador adrnérgico
con acción sobre los receptores B1 y B2. Al bloquear los receptores B1 de acción
cardiovascular produce bradicardia y disminución del gasto sistólico, a través de los
receptores B2 origina vasoconstricción arteriolar esplácnica que reduce la presión
portal y además produce venoconstricción portal que reduce el flujo portal. Esto último
es inconveniente pues si el flujo de la arteria hepática no alcanza a compensar tal
reducción, la función hepática se deteriora aún más.
El propanol disminuye la presión
portal en un 20% de los pacientes hipertensos portales y se emplea aun en los casos
agudos, como en el sangrado de las várices esofágicas, y como profiláctico para evitar
esta complicación.
Se emplea también como terapia combinada
con la esclerosis de las várices esofágicas y en las anastomosis portosistémicas, como
terapia agregada de refuerzo o mantenimiento. Aunque para algunos autores la acción
reductora de la presión portal no es eficaz, en cambio el análisis de numerosas series
de investigación demuestra un efecto favorable de propanol en el tratamiento de la
hipertensión portal.
12.2 Intervencionista
Taponamiento con Balón.-
El
taponamiento con balón ha llegado a ser el método mas utilizado para el control
transitorio de la hemorragia varicosa. La colocación del balón de Sengstaken-Blakemore
debe ser realizada en forma minuciosa si se desea evitar graves complicaciones. El pasaje
nasal y por la nasofaringe debe efectuarse luego de una prolija anastesia con agentes
tópicas.8
Una vez que el tubo se encuentra alojado en
el estómago se procede a lavar ese órgano con agua helada para eliminar la sangre y los
coágulos. Se infla el balón gástrico con 50 ml de aire y se obtiene una radiografía
que asegura su correcta posición en el estómago.
Una vez seguro de ello, se agregaran 250ml
de aire al balón gástrico para, luego, cerrar en forma segura la vía que lo drena. Se
fracciona del tubo hasta sentir que el balón apoya en la unión gastroesofágica y
entonces se lo fija. (Fig. 7).
En estas condiciones el
paciente queda impedido para deglutir por lo que se debe establecer una aspiración del
esofago por encima del balón gástrico esta maniobra reduce el riesgo de la neumonitis
aspirativa.
Con en el tubo en su lugar y el balón
gástrico inflado, la hemorragia debe interrupirse tal como se puede establecer por el
lavado gástrico y la aspiración esofágica. Si ello no ocurre se puede inflar el balón
hasto 450 ml de aire.
Si a pesar de ello la hemorragia continua,
se infla el balón esofágico a una presión de 35 mm de Hg. La persistencia de la
hemorragia indica que este tratamiento es infructuoso.
Una vez que la hemorragia se ha detenido se
deja el balón en posición durante 20 horas. Al terminar este lapso se desinfla el balón
esofágico y a las 24 horas siguientes el gástrico . El uso de los tubos de Nachlas o de
Linton es similar con la excepción de que ambos tienen sólo un balón, el gástrico.
Escleroterapia por Inyección
Endóscopica.- Este tratamiento lo emplearon por primera vez en 1939 Crafoord y Frenckner.
Johnston y Rodgers pudieron controlar el episodio inicial hemorrágico utilizando una
sonda rígida en 93% de los pacientes con mortalidad del 18%7. Esta experiencia la
confirmaron otros autores y la escleroterapia por inyección endoscópica se considera el
tratamiento preferido para la hemorragia aguda de varices esofágica que sangran. (Fig.
8).
Ensayos recientes que
comparan a largo plazo la escleroterapia con el tratamiento médico estándar, parecen
demostrar la presencia de menos episodios hemorrágicos en el grupo de la escleroterapia
y, en un estudio, mayor supervivencia. Los resultados a largo plazos de esta técnica, en
cuanto a supervivencia, necesitan confirmación; serán necesarios estudios controlados de
escleroterapia y otras técnicas con desviación o sin ella, para definir con mayor
claridad el papel de cada una en el tratamiento de las varices esofágicas sangrantes.
La escleroterapia por inyección
endoscópica tiene poca morbilidad (10 a 15%) y poca mortalidad, que guardan relación con
la técnica. La intervención es relativamente simple y segura si la efectúa un
endóscopista bien entrenado, y en situaciones que no son agudas puede emprenderse en un
paciente externo. Se necesita con urgencia una mayor
estandarización de la técnica, pero en el
futuro la escleroterapia por inyección talvez sea utilizada cada vez más por lo menos
como primera etapa en el tratamiento de las varices esofágicas que sangran. El
tratamiento de la primera hemorragia por varices esofágicas es crucial pues suele
producirse la muerte en ocasión de este acontecimiento inicial, o poco después. Se ha
utilizado la escleroterapia por inyección para tratar varices esofágicas que sangran en
35 pacientes de clase C de Child, la mayor parte afectados de cirrosis alcohólica De
estos pacientes 25 tenían varices sangrantes al tiempo del tratamiento, y 10 pacientes
que antes sangraban fueron tratados en forma electiva o en frío los resultados
preliminares de la hemorragia aguda se interrumpió en 22 de 25 pacientes(88%) con
mortalidad en el hospital de 24%(murieron seis pacientes)7. Solo dos de las muertes
podían relacionarse con el fracaso de la escleroterapia. Se administró vasopresina, por
vía general a todos los pacientes, y se usó una sonda de Sengstaken-Blakemore,
únicamente en aquellos en quienes la escleroterapia fue ineficaz.
La repetición de la hemorragia tuvo lugar
en 11 de 22 pacientes, casi siempre poco después de la escleroterapia y antes de haberse
logrado la obliteración de las varices. Esta hemorragia necesitó menos transfusiones
sanguíneas que los episodios anteriores, y en todos los casos menos uno se controló por
escleroterapia; se trataba de un paciente que ingresó en otro hospital donde no
disponían de medios para la escleroterapia. Tres pacientes necesitaron anastomosis de
elección porta-gran circulación y dos de estos todavía están con vida.
No se han observado más episodios de
hemorragia en pacientes tratados en forma selectiva en un periodo de vigilancia de tres a
34 meses 22 de los 35 pacientes (63%) han sobrevivido7. La causa más frecuente fue la
insuficiencia hepática cuatro pacientes murieron por trastornos sin relación con el
hígado, y tres por hemorragia incontrolable de varices. La complicación más grave fue
la estenosis esofágica, que se produjo en cinco pacientes. Las estenosis fueron
relativamente fáciles de dilatar, estos pacientes se recuperaron sin señal alguna de
disfagia residual. Hubo úlceras esofágicas, dolor torácico, fiebre y pequeños derrames
pleurales, pero no se originaron complicaciones graves, en un paciente la perforación
local de una úlcera en el mediastino se resolvió con tratamiento médico.
Las varices se obliteraron después de
cuatro a seis tratamientos en 50% de los pacientes, se logró obliteración parcial en el
40% y obliteración mínima en un 10%. En general se necesitaron cuatro a seis
tratamientos con intervalos mensuales para lograr la obliteración Después de controlada
la hemorragia aguda, se efectuaron la mayoría de tratamientos con pacientes externos.
Consideramos que la escleroterapia es la
técnica de elección para tratar la hemorragia aguda por varices esofágicas, sea cual
sea el estado de la función hepática. No sólo brinda la ventaja diagnóstica; también
tiene capacidad comprobada de interrumpir la hemorragia aguda.
Si esta no puede pararse, o se repite
intervalos breves a pesar de la escleroterapia, hay que considerar una intervención
quirúrgica. La escleroterapia, cuando menos, suele poder interrumpir la hemorragia aguda
y permitir que gastroenterólogo y cirujano procedan operando en forma electiva o
semielectiva. En los casos mejores la escleroterapia con obliteración de varices
esofágicas puede evitar nuevas hemorragias y la necesidad de operar. Aunque la hemorragia
recurrente es común, la mortalidad es menor que para la hemorragia inicial. Esta
característica importante de la evolución de las hemorragias por varices debe ponerse de
relieve y considerarse en cualquier programa global de tratamiento.
Ligaduras por Bandas.- La ligadura
endoscópica por bandas (LPB) fue introducida por SIEGMAN, et al., en 1985,
inspirado en el procedimiento empleado en las várices hemorroidales. (Fig 9 )1.
Tips tiene
complicaciones eventuales, como las siguientes:
Durante el procedimiento, desgarro de la
cápsula de GLISSON, hemorragia intraperitoneal y hemobilia.
* Encefalopatía en el 20 al 30%
* Resangrado en 10 al 15%
* Incremento de la ascitis, eventualmente.
* Sepsis, septisemia
Obstrucción de Shunt por trombos en el 16
al 50% dentro de los seis meses posteriores a su instalación, lo que obliga a su
remoción y reemplazo. Comparando los resultados del TIPS con otros métodos tenemos que:
- Respecto a la escleroterapia, resangra
menos pero origina mayor porcentaje de encefalopatía.
- La ligadura de bandas y escleroterapias
aporta mejores resultados que otros métodos.
- La transección esofágicas produce menor
sobrevida y está mas indicada en los pacientes de alto riesgo quirúrgico, como los
CHILD-C.
El Tips se considera que constituye para el
tratamiento del paciente con HAVE un puente tendido
entre su episodio agudo y la oportunidad de
la cirugía portosistémica si la fuera imprescindible, o el transplante hepático.
Embolización Transhepática
Percutánea.- En un principio se creyó que este modo de producción de embolias
de la vena gástrica izquierda (coronaria estomáquica) otras colaterales, y varices,
tendría una amplia aplicación en el tratamientos de esos pacientes7. Sin embargo se
necesita experiencia apreciable; no son raras las complicaciones, como la hemorragia
intraabdominal, trombosis de vena porta, y embolias pulmonares; y son frecuentes las
nuevas hemorragias tardías, lo cual también señala que se trata de una técnica de
acción temporal. Bengmark y colaboradores observaron una proporción elevada de
hemorragias repetidas y una frecuencia elevada de complicaciones que habían disminuido en
forma considerable el entusiasmo inicial por esta técnica, puede ser útil como medida
temporal.
12.3 Quirúrgico
12.3.1 Técnicas Derivativas
Cortocircuito de Porto-Cava.-
Se
coloca al paciente en decúbito semilateral con el brazo derecho sobre la pantalla del
éter se efectúa una incisión larga subcostal derecha, se penetra en el abdomen y se
explora para excluir proceso maligno hepático. Se hace una maniobra de Kocher para
movilizar el duodeno, cortando entre pinzas el peritoneo posterior se identifica la vena
renal derecha hasta la superficie inferior del hígado, donde pueden encontrarse pequeñas
ramas venosas que requieren control se identifica el agujero de Winslow y se corta el
peritoneo que cubre las porciones anterior y lateral de la vena porta. Se identifica esta
vena y se diseca desde la bifurcación hepática hasta el páncreas7.
Para la tracción se emplea cinta vascular,
que facilita la disección de la vena porta y permite identificar las colaterales venosas
en su superficie medial, deben ligarse y cortarse utilizando un separador venoso se
desplazan hacia arriba y a la izquierda el colédoco y otras estructuras de la porta
hepática. La vena cava y la porta preparadas se exploran para comprobar que permiten una
buena movilización.
Si se ha elegido un
cortocicuito porto-cava terminolateral (Fig. 13), se liga la porta lo más arriba posible
en el hilio del hígado, a nivel de la bifurcación, y se cierra con una ligadura. Se
coloca en la vena cava una pinza o clamp de oclusión parcial y se extirpa un segmento de
su pared anterior debe seleccionarse con sumo cuidado el lugar de la venotomía para
evitar que la porta forme ángulo. Para anastomosis, se utiliza material de sutura fino
monofilamento (Prolene) en sutura continua. Hay que evitar que la línea de sutura ejerza
una acción en bolsa de tabaco. Debe derramarse la vena porta antes de completar la
anastomosis, para tener la seguridad de que se produce un flujo adecuado y eliminar
coágulos que pueden haberse formado durante su pinzamiento. Si se elige un cortocircuito
lateral se pinza la porta en la parte proximal y distal con clamps laterales, y se aplica
a la cava un clamp de Satinsky. (Fig. 14).
Se aproximan las dos
estructuras, se efectúa una venotomía en la porta y se extirpa un segmento de la cava.
Se hace la anastomosis con material de sutura vascular fina (Prolene). Si el lóbulo
caudado es voluminoso y se dispone de una longitud insuficiente de vena cava para poder
efectuar la sutura laterolateral, cabe pensar en interponer un injerto (vena yugular o
Dacrón) entre las dos estructuras.
Cortocircuito con Interposición
Mesocaval.- Se penetra en el abdomen con una incisión en la línea media se eleva el
mesocolon transverso y se exponen los vasos mesentéricos superiores a nivel de la raíz
del mesenterio del intestino delgado3-7-11. Palpar la arteria mesentérica superior e
identificar la dirección de la vena cólica media puede ser útil para localizar la vena
mesentérica superior. Esta vena se diseca y se colocan cintas vasculares en sus ramas.
Son frecuentes las anomalías vasculares, que a veces requieren anastomosis en el punto
donde las ramas principales se unen a la vena mesentérica superior. La vena cava puede
exponerse por movilización extensa del colon derecho y del duodeno o alternativamente a
través de un desgarro en el mesenterio exponiendo la porción transversa del duodeno.
Debe identificarse el duodeno y movilizarse de manera adecuada; hay que exponer la vena
cava por debajo de la porción transversa del duodeno. Se aplica una pinza Satinsky a la
cava y se extirpa un segmento elíptico de su pared anterior los injertos de
interposición alternativos incluyen la prótesis de Dacron de gran diámetro (16 a 22
mm), o vena yugular interna, o prótesis de politetrafluoroetileno, de preferencia a nivel
de la variedad sostenida externamente y se realiza la anastomosis de la cava, seguida de
anastomosis a la vena mesentérica superior. Hay que evitar que el injerto forme ángulo.
Aunque suelen preferirse los injertos cortos, Cameron y colaboradores señalaron buenos
resultados con una modificación de esta técnica, empleando un injerto más largo, en
forma de C, para acomodar la porción transversa del duodeno. Se observó una frecuencia
elevada de oclusión cuando se empleaba la interposición de cortocircuitos mesocavales.
Se han señalados cifras más bajas de oclusión utilizando la vena yugular interna.
(Figs. 15-16).
Cortocircuito
Esplenorrenal Terminolateral Central.-
El paciente se coloca en posición
semilateral con el brazo izquierdo sobre la pantalla del éter. Se entra en el abdomen
mediante una incisión subcostal izquierda larga, se corta el ligamento gastrocólico, se
pinza y se liga. Los vasos gástricos cortos también se cortan y se ligan3-11.
Se liga la arteria esplénica en
continuidad encima del páncreas. Se cortan las fijaciones del bazo a riñón y diafragma,
y se eleva la cola del páncreas. Se identifica la vena esplénica y se libera, por
disección, empezando a nivel del bazo y disecando en dirección central.
A continuación, se identifica la vena
renal medial con la relación al hilio del riñón y si es necesario se ligan las venas
suprarrenales y gonadales. Se coloca un clamp vascular en la vena esplénica y se extirpa
el bazo. Se ejerce una oclusión parcial con un clamp en la vena renal y se extirpa un
pequeño segmento de su superficie superior. Se hace la anastomosis con puntos separados,
dejando los puntos vasculares finos en eversión antes de completar la anastomosis se
sueltan en forma seriada y temporal, las pinzas de la vena esplénica y de la vena renal
para liberar los coágulos que puedan haberse producido. (Fig.17).
Cortocircuito
Esplenorrenal Distal.- Se penetra en el abdomen mediante una incisión transversa
o de línea media. Se expone al borde inferior del páncreas; este se eleva y se
identifica la vena esplénica y mesentérica superior, la vena esplénica se moviliza
pinzando con cuidado y ligando cada una de sus ramas pancreáticas. La disección se
empieza cerca de la unión de la vena esplénica con la mesentérica superior, y se
prosigue en dirección lateral para obtener la longitud requerida. En esta etapa se expone
la vena renal. Se cierra el muñón de la vena esplénica en el lado portal con una sutura
vascular continua. El otro extremo de la vena esplénica se anastomosa a la vena renal en
forma terminolateral. Tiene importancia crucial conservar y respetar el ligamento
gastroesplénico y los vasos gástricos cortos. La operación se completa con una
desvacularización gástrica, consistente en ligar la vena gástrica izquierda y la vena
epiploica derecha. (Fig.18)3-7.
En el síndrome de
Budd-Chiari caracterizado por la obstrucción de la vena cava inferior, se impone la
realización de un shunt mesoatrial (fig. 19)3.
12.3.2 Técnicas No
Derivativas
Ligadura de Varices y Sección
Esofágica.- La ligadura transtorácica o transgástrica de varices ahora se usa muy poco.
La sección esofágica se emplea a veces como método aislado, pero más frecuente como
parte de una operación más extensa de desvascularización7-11.
La ligadura transesofágica se efectúa
mediante una toracotomía izquierda a través del séptimo espacio intercostal. Se aísla
el esófago y se diseca hasta la unión esofagogástrica, seccionado y ligando las venas
paraesofágicas. El esófago se abre longitudinalmente en unos 6 cm en dirección inferior
hacia la unión esofagogástrica, y se identifican las columnas de varices, que se
incluyen con suturas continuas. (Fig.20).
muscular y la capa
mucosa de la pared anterior del esófago a unos 2 cm. arriba de la unión
esofagogástrica. Se observan los puntos que sangran y se cierran con puntos finos de la
ligadura; luego se abre la pared anterior del esófago a unos 2 cm arriba de la unión
esofagogástrica, se observan los puntos que sangran y se cierran con puntos finos de
ligadura; luego se abre la pared posterior de la mucosa dejando intacta la capa muscular.
La mucosa de la pared posterior se cierra con puntos aislados de material absorbible, y de
la pared anterior se cierra en dos capas con puntos interrumpidos.
Las técnicas de Ligaduras
transesofagogástrica o de sección esofágica.- Logran el control inicial de la
hemorragia en un 80% de los pacientes. De ordinario se produce una nueva hemorragia, y la
mortalidad operatoria para pacientes alcohólicos con cirrosis varia entre el 20 y 50%.
Estas técnicas pueden llevarse a cabo con
menor peligro en pacientes con hipertensión portal extrahepática e hígado normal, en
pacientes de clase A B de Child que sufren cirrosis. Se han creado modificaciones de la
técnica de sección esofágica utilizando la anastomosis termino-terminal (EEA) con
grapadora o un dispositivo similar. La técnica se lleva a cabo con laparotomia, y el
grapeador se introduce a través de la gastrotomía en la pared anterior del estómago,
hacia el esófago abdominal distal, y se descarga arriba del cardias. (Fig. 21 a-b). Si no
se identifican los nervios vagos, puede ser necesario una técnica de drenaje gástrico.
Esta técnica debe considerarse una medida temporal cuando se efectúa sola y no como
parte de una técnica de desconexión porta-ácigos. La transección esofágica no
mejorará al paciente con hemorragia por varices gástricas.
Técnicas de Desconexión
Porta-Ácigos.- A comienzos de la década de 1950 Taner describió una técnica de
desvascularización de las curvaturas mayor y menor del estómago en aproximadamente 7cm.,
con desvacularización limitada de la porción distal de esófago, y división seguida de
nueva sutura del estómago, a 5 cm. por debajo del cardias. (Fig. 22). En su serie, que
incluía un período de vigilancia de seis meses a diez años, los pacientes con cirrosis
tenían mortalidad operatoria de 24% y una proporción de recidivas de la hemorragia de
44%7.
La mortalidad operatoria
para enfermos con hígado e hipertensión portal extrahepática es nula, y la proporción
de recidivas de hemorragia es de 70%. En 1973 Sugiura y Futagawa presentaron una técnica
que difería de las técnicas previas de desconexión porta ácigos en cuanto a la
extensión de la desvascularización esofágica. En esta operación en dos tiempos (Fig.
23), los dos pueden llevarse a cabo simultáneamente en pacientes de buen pronóstico, o
bien la segunda puede posponerse unas ocho semanas, o más, en el paciente quirúrgico de
pronóstico reservado. La primera etapa transtorácica, se efectúa a través de una
toracotomía izquierda. Se moviliza el esófago y se desvasculariza meticulosamente de la
vena pulmonar izquierda inferior hasta el cardias. El esófago se corta arriba del
cardias, dividiendo la pared muscular anterior y la mucosa, y respetando la pared muscular
posterior. Se utilizan los puntos de sutura vascular fina para obtener la hemostasia del
esófago. La mucosa de la pared posterior se aproxima con puntos separados y el esófago
se cierra en dos capas de puntos interrumpidos.
La segunda etapa, que se
lleva a cabo mediante laparotomía de línea media, consiste en la desvacularización
extensa de las dos curvaturas del estómago, vagotomía selectiva, piloroplastia y
esplenectomía. Los resultados tardíos de Sugiura y Futagawa en 276 pacientes, incluían
una mortalidad operatoria de 4,3% una proporción de recidivas de la hemorragia de 2%, y
una supervivencia a los cincos años de 83%. Sin embargo, estos resultados son
tendenciosos porque una tercera parte de los pacientes sufrían hipertensión portal
extrahepática con hígado normal, el 73% eran pacientes de riesgo nulo o moderado (clase
A o B de Child), y 60 pacientes se sometieron a operaciones profilácticas.
Considerar los resultados de Sugiura y
Futawa en pacientes de pronóstico reservado (clase C de Child) con cirrosis, tiene mayor
sentido para nosotros, porque este grupo presenta más similitud con nuestros pacientes
cirróticos. En su grupo de pacientes de bajo riesgo la mortalidad operatoria fue de 17% y
aumentó a 24,5% para situaciones de urgencia. La supervivencia de cinco años se acercaba
a 60% pero el número de recidivas de hemorragia (5%) se comparaba favorablemente con el
correspondiente a los cortocircuitos de porta-gran circulación. Koyama y colaboradores
señalaron resultados tardíos similares para repetición de hemorragia con técnicas de
desvascularización extensas. Según nuestra experiencia, la mortalidad operatoria con
esta técnica y sus modificaciones guarda estrecha relación con la clasificación de
Child para el paciente7.
Técnicas Modificadas de Desconexión
Porta-Ácigos.- Se han descrito otras muchas técnicas de amplia
desvascularización. Así mismo, se ha modificado la técnica de Sugiura, llevando a cabo
primero la etapa abdominal. Se emprende una vagotomía limitada de célula parietal (muy
selectiva) para desvascularizar el tercio superior de la curvatura menor del estómago y
el esófago distal en unos 5 a 7cm sin lesionar los troncos vagales menores. Esto conserva
los nervios de Latarjet y por tanto evita la piloroplastia7-11.
La desvascularización de gran curvatura
del estómago y la esplenectomía se llevan a cabo luego. En lugar de la sección del
esófago, grapamos por separados sin sección de las paredes anterior y la posterior del
estómago, utilizando la grapadora TA-90 o la grapadora para anastomosis gastrointestinal
(GIA) (United States Surgical Corp, Stamford, CT) sin poner una hoja de bisturí a través
de las pequeñas gastrostomías efectuadas en la pequeña y la gran curvatura en la unión
de los tercios proximal y el medio del estómago. Algunos episodios recurrentes de
hemorragia después de la operación de Sugiura, o después de una sección esofágica
estándar, utilizando la grapadora EEA, dependen de la hemorragia de varices gástricas
altas que pueden controlarse de la mejor manera grapando el estómago en la unión de su
parte media con el tercio superior al tiempo de efectuar la desconexión porta-ácigos.
(Fig. 24)
La vena gástrica
izquierda (coronaria estomáquica) se liga arriba del páncreas. La segunda etapa,
torácica, se pospone para más tarde o se sustituye por un plan de escleroterapia
crónica.
En pacientes que han sufrido intervenciones
abdominales, incluso cortocircuitos fracasados en quienes se prevén adherencias
vasculares múltiple, preferimos la modalidad torácica. Se realiza una toracotomía
izquierda, se desvasculariza el esófago
distal separándolo de la vena pulmonar
inferior hasta el cardias, y luego se corta el diafragma. Se efectúa la esplenectomía,
se liga la vena gástrica izquierda, y se llevan a cabo dos pequeñas gastrotomías, una
en la pequeña curvatura y otra en la grande. Se grapan por separados las paredes anterior
y posterior del estómago.
Desvascularización Esofagogástrica.-
Puede ser extensa por ejemplo desconexión porto-ácigos utilizando la técnica de Sugiura
son atractivos por la rareza de recidivas de hemorragia, y por no provocar encefalopatía.
Sin embargo, estos datos requieren confirmación. Si bien estas técnicas extensas pueden
llevarse a cabo con morbilidad y mortalidad operatoria bajas en el paciente de bajo
riesgo, en el paciente con hipertensión portal extrahepática, se asocian con alta,
morbilidad operatoria en los alcohólicos cirróticos clasificados como Child C7-11.
Se necesita mayor valoración para estimar
el papel de la escleroterapia crónica y de las técnicas de desvacularización extensa,
en el tratamiento de pacientes con las várices sangrantes, resultantes de hipertensión
portal, y para saber si estas técnicas podrán lograr una supervivencia prolongada en
comparación con la que brindan las operaciones de cortocircuito o la terapéutica médica
exclusivamente.
Desvacularización Externa
Gastroesofágica.- Este procedimiento lo realizamos nosotros, desde hace algunos
años, con buenos resultados y con sobrevida de hasta 10 años, técnica que consiste es
desvacularizar la mitad superior del estómago y el extremo inferior del esófago 12cm.
aproximadamente por vía abdominal. (Fig.25).
Comentamos la
realización de esta técnica de desvascularización externa gastroesofágica que hoy en
día se realiza en muchos centros hospitalarios del mundo por vía laparoscópica, con
excelentes resultados.
Algunas veces realizamos esplenectomia
especialmente cuando el bazo esta muy grande. A 2cm. del cardias se realiza ligadura de
los vasos mucosos esofágicos, mediante puntos interrumpidos de prolene 0000 a toda la
circunferencia del esófago sobre una bujía metálica que introducimos previamente por la
boca del paciente hasta el esófago inferior, con lo que evitamos la plicatura de la
mucosa anterior y posterior, tomando las estructuras vasculares de la mucosa esofágica
plenamente, no abrimos ninguna víscera, mas aun considerando la desvascularización
existente, por lo que la morbi mortalidad en estos pacientes es muy reducida dependiendo
la recuperación de los mismos de la reserva hepática que ellos tenga. (Fig. 26).
Transplante de Hígado.-
La
aparición de técnicas para transplante hepático (Fig. 27) debe hacernos considerar esta
intervención, en pacientes seleccionados que sufren enfermedad del hígado en fase
terminal, entonces el transplante puede ser la técnica preferida. Este factor puede
modificar nuestra actitud terapéutica inicial para várices esofágicas sangrantes en
pacientes que no se hallan en fase terminal de su enfermedad hepática, y que más tarde
pueden resultar candidatos para el transplante.7
Debemos reconocer que a un grupo de
enfermos en fase terminal, con frecuencia alcohólicos, pacientes con ictericia grave,
ascitis, desnutrición y coagulopatía irreversible, la cirugía no tiene nada que
ofrecerles.
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