Durante
el embarazo la madre experimenta muchos cambios en el organismo.
Sin embargo como ningún embarazo es igual a otro, ni siquiera en la
misma mujer, no todas las embarazadas experimentan los mismos síntomas.
A continuación una reseña de las molestias comunes más frecuentes en
el embarazo.
El
embarazo tiene una duración de 40 semanas y los cambios comienzan a
presentarse desde el inicio; así, en
las primeras 6 a 8 semanas aparecen cambios emocionales repentinos
y ciertas molestias como sensibilidad en los senos, fatiga, aumento de
la cantidad de saliva en la boca, náusea, mareo y necesidad de orinar
frecuentemente.
En
la semana 12 de gestación comienzan a desaparecer las náuseas, los mareos
matutinos y la necesidad de orinar frecuentemente, aunque en algunas mujeres
los dos primeros síntomas pueden persistir por más tiempo.
Para esta época es notorio el aumento de peso, por otra parte no debe
alarmar que se pierda peso en los primeros tres meses de gestación debido a
la náusea y vómito. Además la
función intestinal se torna más lenta y se puede llegar a experimentar estreñimiento.
A
las 16 semanas se nota el abultamiento abdominal
y desaparece la cintura; el
apetito aumenta y pueden apreciarse cambios en la pigmentación de la piel del
rostro, senos y brazos.
A
las 20 semanas de gestación se comienzan a sentir los movimientos fetales,
las mujeres que ya han tenido hijos pueden sentirlos antes de esta fecha.
Es probable que se presente la presencia de calostro (secresión láctea
del pezón) y además puede haber congestión nasal.
En
la semana 24 del embarazo el peso del cuerpo producido por el aumento global
y redistribución de grasas produce cansancio que se refleja en
malestar a nivel de los pies. Comienza
a sentirse calor debido al
aumento del volumen de sangre en el organismo.
El rostro puede lucir algo hinchado por la retención de líquidos, en
este punto es conveniente no exceder la ingestión de sal con los alimentos.
En
la semana 28 comienzan a presentarse los calambres.
El inicio de soporte de calcio ayuda a reducirlos.
Debido al gran crecimiento del útero que desplaza los otros órganos
abdominales puede haber mala digestión, lo cual se alivia comiendo menos o
evitando ciertos alimentos. La
presencia de estrías comienza a notarse, esto se evita con el uso constante
de alguna crema hidratante.
En
la semana 32 puede presentarse dolor en la parte inferior de la caja torácica.
El ombligo se aplana y aparece una línea negra vertical sobre el abdomen.
En
la semana 36 se hinchan los pies, hay
molestias para respirar y aumenta
el dolor pélvico provocado por la compresión del útero aumentado de tamaño.
Finalmente
a la semana 40 se aprecia
continua fatiga y la aparición de contracciones que darán inicio al trabajo
de parto.