Depresiones infantiles: Combatiendo un mito con realidades
Es una realidad innegable y notoria cuando un niño
pierde su vitalidad, su capacidad de recrearse en el juego y se intimida por
cualquier evento percibido como adverso, o cuando un jovencito cambia su
conducta y torna alguien irreconocible para la propia familia. No sólo los
adultos nos deprimimos, también los niños sienten este tipo de emociones y con
mayor fuerza porque no conocen más que su mundo y muchas veces no tienen el
vocabulario o la confianza para expresarse.
Signos que deben asociarse a depresión en niños y
adolescentes |
Síntomas de Depresión Mayor comunes en adultos,
niños y adolescentes |
·
Quejas frecuentes, no específicas, tales
como cefaleas, dolores estomacales,, dolores musculares, cansancio.
·
Faltas frecuentes a la escuela o colegio,
o fracaso escolar.
·
Hablar o hacer esfuerzos por irse de la
casa.
·
Llanto, o irritabilidad inexplicables, o
abruptos.
·
Aburrimiento constante.
·
Falta de intereses, aislarse de otros
compañeros y no querer jugar.
·
Entre los adolescentes: el uso o consumo
de sustancias psicoactivas.
·
Aislamiento, pobre comunicación en
general.
·
Miedo a la muerte.
·
Extrema sensibilidad a las fallas o a
cometer errores.
·
Creciente irritabilidad, rabia u
hostilidad.
·
Conductas extrañas.
·
Dificultades en las relaciones
interpersonales |
·
Persistente estado anímico triste o
irritable.
·
Pérdida de interés en lo que un día fue
importante o se disfrutó.
·
Pérdida significativa del apetito o del
peso.
·
Alteraciones del sueño: insomnio o
hipersomnia.
·
Agitación psicomotora o enlentecimiento
en las actividades.
·
Sentimientos inadecuados en la propia
estima o culpa inapropiada.
·
Dificultades en la concentración.
·
Pensamientos recurrentes de muerte o
suicidio.
Cinco o más de éstos síntomas deben persistir por al
menos dos semanas para dar el diagnóstico de depresión mayor. |
NIMH (National Institute of
Mental Health) 2003
Hablamos de signos y síntomas de la depresión pero
muy pocos médicos la reconocemos en nuestros pacientes. Porqué? Su
diagnóstico es difícil y uno de los primeros mitos que se debe combatir es que
los niños no se deprimen, que su mundo es feliz. Otro mito es que no existen
las enfermedades mentales, que no son más que malos momentos y la enfermedad
progresa hasta dañar la calidad de vida del sujeto que la sufre y de su
familia. Porqué nos negamos a que existan las enfermedades mentales? Es muy
posible que se deba a que conocemos poco sobre el cerebro (la década del
cerebro fueron los 90s) y recién la psiquiatría incursiona en campos muy
interesantes pero desconocidos para la mayoría. Y los Psiquiatras temblamos
ante dar un diagnóstico de Trastorno de Pánico, como si un Gastroenterólogo
entrara en conflicto al diagnosticar una Gastritis, peor dar un diagnóstico de
Depresión en niños. Pero el diagnóstico se debe hacer para tratar a tiempo una
enfermedad cuyo curso natural se puede curar en un 40%, que se va a
cronificar en un 40%, y que va a tener sus remisiones en un 20%. El porcentaje
de la falta de respuesta a los tratamientos aún no disminuye lo suficiente
como se esperaría y sigue en un estimado del 20% y por ello es arduo trabajo
que nos queda en el campo de la medicina psiquiátrica principalmente en el de
informar y educar a la comunidad.
La depresión entraña un daño en el funcionamiento
neuronal y favorece la apoptosis (proceso de muerte neuronal). Hay muchos
procesos involucrados y diversos factores que interactúan juntos para que se
de este fenómeno: factores ambientales, traumas tempranos, biológicos,
genéticos, de adaptabilidad y de vulnerabilidad, así como sociales y de
soporte emocional (de acuerdo a modelos explicativos integrales actuales como
el diátesis-estrés de Plotzky y Nemeroff).
Desde la publicación en el DSM III (1980) de
los criterios diagnósticos de la depresión en niños se establecen los
criterios operativos que dieron paso a un gran número de instrumentos que
pueden medir tal enfermedad y su gravedad. De tal manera que se ha ido
metodizando la investigación de los trastornos afectivos en niños y
adolescentes, y más que todo en las diferentes caras de la depresión. Con las
mejoras descriptivas de un fenómeno que parece único encontramos que se trata
de una variedad de fenómenos con presentaciones en algo similares por lo que
mejor hablamos de las depresiones.
(Shaffer
y Waslick, Las Múltiples Caras de la Depresión en Niños y Adolescentes: Ars
Médica,España, 2003).
Estudios
epidemiológicos han reportado un porcentaje sobre el 2,5% de depresiones en
niños, y sobre 8,3% de depresiones en adolescentes en Estados Unidos. Un
estudio de la NIMH en una población de 9 a 17 años demostró que la prevalencia
de depresiones era más de un 6% en un período de 6 meses, con un porcentaje de
4,9% para la Depresión Mayor. Hoy se demuestra que cada vez las depresiones se
presentan en edades más tempranas, requiriendo el adecuado diagnóstico y
tratamiento para evitar el impacto negativo que tiene esta enfermedad, sobre
todo si se inicia tan temprano, en el organismo de la persona, en el cerebro y
sobre su vida social (escolar e interpersonal). (NIMH, Nov
2003).
Porqué el
diagnóstico de Depresión en niños es tan difícil? Primero por los mitos que se
han tejido alrededor, por la responsabilidad de los padres que creen que si su
hijo se deprime es porque no están siendo buenos padres, o porque la mayor
parte de las veces creemos que es parte evolutiva normal de un niño entrar en
períodos de cambios de carácter. Lo cierto es que los niños son un mundo
diferente al de los adultos y se expresan diferente y hay que aprender su
lenguaje. Otro problema común en el diagnóstico de Depresión en los niños es
que muchas veces los padres tienen alguna enfermedad mental (leve o grave) y
se niegan a reconocer ciertos síntomas en sus hijos que les recuerden a los
que ellos mismos tienen, principalmente si se trata de trastornos afectivos. Y
por último entre los médicos hay muchos que desconocen estas verdades y eso
impide que se avance en el camino, o se teme explicar las dificultades del
tratamiento (ajustes de dosis, medicamentos, efectos adversos, prolongación
del tratamiento) que no es nada contra los embates de la enfermedad.
El diagnóstico
de una enfermedad debe darse, por más difícil que sea descubrirlo,
interpretarlo, aclararlo, es por esto que hay profesionales dedicados a la
Salud Mental de los niños y adolescentes con experiencia que están encargados
de velar porque se cumplan las pautas mundiales de salud.
Autor:
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Dra. ROCÍO ÁLVAREZ F.
Psiquiatra Guayaquil y Samborondón
Clínica Kennedy Samborondón,
Torre B, Cons. 403
Teléfono:
(5934) 2837339 Celular: 0983917036
Guayaquil, Ecuador.
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