Causas
del dolor de espalda
La
“incertidumbre” sobre la causa del dolor de espalda
En
muy pocos casos los expertos pueden encontrar la causa exacta
de los problemas de la parte baja de la espalda.
En la mayoría
de los casos, los síntomas se atribuyen a tono muscular
deficiente en la espalda, tensión o espasmo muscular,
torceduras de la espalda, desgarramiento de los músculos o
los ligamentos, o problemas de las articulaciones. A veces los
nervios de la columna vertebral se irritan debido a un disco
intervertebral “desviado” y esto causa dolor en la nalga o
la pierna. También puede causar adormecimiento hormigueo
(picazón), o debilidad en las piernas.
Las
personas que tienen una mala condición física y trabajan en
áreas que requieren esfuerzo físico pesado, o pasan períodos
prolongados de tiempo sentados o parados, tienen mayor riesgo
de padecer de problemas de la baja espalda. La tensión
emocional o los largos períodos de inactividad física hacen
que los problemas de la espalda parezcan peores.
Incluso
el menor daño de cualquier componente de la estructura de la
espalda puede influir en el delicado equilibrio de la columna,
y conseguir que cualquier movimiento sea doloroso.
El
dolor de la espalda puede aparecer sin motivo aparente y en
cualquier parte de la misma (aunque generalmente se situará
en la baja espalda). Cualquier tipo de desequilibrio físico
(incluso psicológico, motivado por el estrés) puede provocar
un exceso de fatiga en el complejo sistema locomotor de la
columna. Por ejemplo, este exceso de fatiga en los músculos o
articulaciones puede resultar en una sobreutilización de
dichas estructuras y eso puede provoca dolor.
Algunas
causas usuales pueden ser:
Músculos
forzados y agarrotados: El dolor
de lo que usualmente llamamos “lumbago” generalmente señala
la existencia de músculos, tendones o ligamentos forzados: o
incluso inflamación de alguna de las articulaciones de la
espalda. El agarrotamiento es la respuesta natural a una lesión:
está diseñada para provocar una inmovilización que pueda
prevenir un mayor daño.
Osteoartritis:
Este trastorno (comúnmente
conocido como “artritis” suele afectar a casi todas las
personas a partir de los 60 años. Las sobrecargas, las
lesiones y la edad poco a poco deterioran los cartílagos
(tejidos que cubren la superficie de las articulaciones
vertebrales): esto hace que los discos intervertebrales se
desgasten y que se estrechen las separaciones entre los
huesos. Gradualmente, la columna se agarrota y pierde
flexibilidad. A medida que las articulaciones vertebrales
friccionan entre ellas con mayor fuerza de la normal, las
superficies donde se encuentran se comprimen y se hacen
irregulares: entonces, junto con el desgaste de los cartílagos,
aparece el dolor.
Ciática:
Aproximadamente 10 de cada 100
personas con dolores de espalda experimentan lo que se suele
denominar “ciática”, llamada así por el nervio ciático
que se extiende a lo largo de las piernas desde las caderas a
los talones. La inflamación o compresión de los nervios de
la baja espalda o de las nalgas puede causar dolor de la ciática
que consiste en un dolor que se irradia desde la baja espalda
por la nalga hasta la parte inferior dela pierna. La compresión
del nervio puede estar acompañada de entumecimiento,
debilidad muscular u hormigueo. Toser, estornudar u otras
actividades que ejerzan presión sobre la columna pueden
empeorar el dolor de la ciática. Normalmente, este dolor se
resuelve por sí mismo; pero en ocasiones, una compresión
severa del nervio puede causar una debilidad muscular
progresiva.
Osteoporosis:
La
cantidad de calcio que forma parte de los huesos decrece con
la edad. Esta pérdida de calcio debilita la estructura ósea.
En algunos casos, las vértebras pueden llegar a verse
comprimidas, lo que da como resultado la aparición de dolor.
Una de cada tres mujeres mayores de 50 años suele verse
afectada por fracturas derivadas de esta compresión motivada
por la osteoporosis. La progresiva compresión de las vértebras
a menudo conduce a una pérdida gradual de altura,
especialmente tras la menopausia de las mujeres.
Frecuentemente, se dan cambios estructurales en la columna
vertebral que pueden causar una posición encorvada (o una
posición de hombros caídos y adelantados) conocida como
“chepa”.
Hernia
de disco: El uso normal (y
muchos más si el uso es excesivamente violento) de los discos
intervertebrales puede hacer que se deformen o rompan
(hernia). Cuando se produce esta circunstancia, partes del
disco pueden sobresalir entre las vértebras. Cuando un
fragmento presiona sobre un nervio, se puede producir dolor.
Lesiones
y accidentes: A medida que
avanza la edad, se produce un pérdida natural progresiva del
tono muscular; esta pérdida suele predisponer hacia el dolor
de espalda, especialmente los causados por lesiones
musculares. El incremento de grasa en el abdomen también
puede romper el equilibrio corporal e incrementar el riesgo de
lesión o accidente.
Fibromialgia:
Este síndrome se caracteriza
por el fuerte dolor, la sensibilización y agarrotamiento que
produce tanto en los músculos como en las zonas donde los
tendones se insertan en los huesos. Este dolor generalmente se
acentúa con la inactividad y mejora con el movimiento.
Otras
causas menos usuales del dolor de espalda pueden ser:
Estenosis
espinal: Se puede desarrollar
por un defecto congénito, pero generalmente de una
osteoartritis. Esta condición conlleva un estrechamiento del
canal espinal: a medida que los discos entre las vértebras se
desgastan y se estrechan los espacios entre las vértebras,
tanto éstas como los tejidos blandos pueden desplazarse hacia
el canal espinal, comprimiendo entonces los nervios.
Los
síntomas pueden incluir dolor en las nalgas, muslos y
pantorrillas; dolor irradiado desde la baja espalda hasta la
pantorrilla; entumecimiento o debilidad progresivas en una
pierna; y problemas de vejiga e intestinales. Estos síntomas
a menudo empeoran cuando se camina (particularmente cuesta
abajo) y se alivian al sentarse durante unos pocos minutos o
al doblarse adelante desde la cintura.
Hace
unos años, el tratamiento principal para los síntomas de la
estenosis espinal consistía en la cirugía. En cualquier
caso, el control del dolor, con la inclusión de un
tratamiento de corticoesteroides inyectables seguido de un
programa de tonificación y fortalecimiento, pueden reducir la
necesidad de la cirugía. Un corsé también puede mejorar la
postura, pero su uso continuado puede debilitar los músculos.
A pesar de todo, la estenosis espinal puede ser progresiva y
llevar a un dolor incapacitante, u otros síntomas que pueden
hacer necesaria la cirugía.
Espondilitis
anquilosante: Es
una forma grave de artritis, consistente en un inusual tipo de
espalda que generalmente ataca a varones jóvenes. Al
principio causa dolor y rigidez en las articulaciones de la
columna vertebral; mientras que posteriormente, provoca las vértebras
se unan entre sí, limitando el movimiento de la espalda.
Infecciones
y tumores: Raramente,
se pueden desarrollar infecciones en las vértebras; mientras
que los tumores también pueden propagarse en éstas
procedentes de otras partes del cuerpo (como los senos, la próstata
o los pulmones) y producir dolor. Pero esto no suele ser
corriente; además, los tumores típicamente no se originan en
la columna, y si lo hacen, son generalmente benignos.
Dolor
referido: A veces el cerebro
puede confundir las señales dolorosas procedentes de otros órganos,
haciéndolas parecer como si se originasen en la espalda. Por
ejemplo, los problemas renales, de útero o de próstata; o
los tumores situados en otras partes del cuerpo; son fuentes
comunes de “dolor referido”.
Estilo
de vida: Factores referentes al
estilo de vida, como el estrés y el tabaquismo, también
pueden desempeñar un papel importante en la aparición de
dolores de espalda; aunque por el momento no se hayan podido
comprobar los mecanismos de esta relación.
DR.
ALBERTO VALAREZO
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