Al final del siglo XX
la gente se preocupó por su figura y crear hábitos de vida sana, uno
de ellos fue el de hacer ejercicios, se pusieron de moda los gimnasios
y un tipo de práctica denominada “aeróbicos” que involucrando varias
personas de diferentes sexos y edades permite cumplir con el objetivo
inicialmente señalado en esta nota.
Los sujetos añosos se
vieron entusiasmados con ello, pero en muchos casos también inhibidos
de participar puesto que sentían vergüenza de mostrar sus deficiencias
corporales. De ahí que innumerables buscaron el espacio que les
correspondía, precisamente por experiencias negativas en esos ámbitos.
Efectivamente, el ser humano debe hacer ejercicios desde que nace
hasta que se muere. El organismo está programado para eso. No
obstante, una persona de 60 años no deberá llevar rutinas similares a
las de 20 o 40.
Empezaremos por decir
que toda la actividad física en ultrasexagenarios debe practicarse al
aire libre y en un ambiente agradable. Lo uno porque se trata de
aprovechar los rayos solares y lo otro porque no es un acto
obligatorio y extenuante, sino que relajamiento físico y espiritual
que contribuirá, en último grado, a elevar el tono del humor y
descargar tensiones.
Por otra parte, un
condicionamiento específico para el éxito de este plan es el de
incluirse en grupos no tan grandes, basta con 25 a 30 personas, pues
si el número de participantes es mayor, se corre el riesgo de perderse
en la masa sin aprovechar las directrices del instructor.
Igualmente, el tiempo
de duración de la sesión no debe ir más allá de una hora, y ésta
tendrá que dividirse en 4 segmentos: los ejercicios propiamente
dichos, la sociabilización, los juegos y la músico terapia. En lo que
respecta a los movimientos, ellos deben estar dirigidos a la
conservación de la función articular, el tono muscular, y concederle
cansancio adecuado a una anatomía que por el tiempo ha dejado de
llevar una vida activa .Por consiguiente, no son de fuerza, ni de
potencia, ni contra resistencias.
Entre bloque y bloque
se intercalan respiraciones profundas, y descansos. Dando la
posibilidad a los que no pueden de sentarse o quedarse parados hasta
que cojan el ritmo. Además no hay que olvidarse de la importancia de
una buena hidratación, mientras se desarrollan las sesiones, al igual
que el aprovechamiento del aire puro del ambiente.
A menudo, se cuestiona
la participación de los veteranos en este campo, tildándoselos de
ridículos, como si el tiempo de vida fuera un obstáculo para
ejercitarse, y ellos receptores de tales críticas, al comienzo
muestran su temor, mas con el paso de los días comprenden el beneficio
de la gimnasia para tercera edad, la que ayuda a detener la
osteoporosis, a mejorar la circulación periférica, a estimular el
apetito, a encontrar mejoría en la conciliación del sueño, a reducir
de peso, a disminuir el colesterol, y la glicemia, y por último, a
elevar la calidad de las relaciones interpersonales. Naturalmente, que
nada de esto se logra sin una buena dirección o conducción de un
preparador con conocimientos en el campo de la vejez o trapista
físico.