Fomento
de la salud en el vejez
FOMENTAR, según la Real Academia de la Lengua es excitar, promover, y el
FOMENTO, entre otras acepciones, quiere decir auxiliar, y proteger. En todo
caso, ambos términos son usados frecuentemente en Salud Pública ya que una de las funciones de ésta es el fomento, el que ha sido definido como la
conservación los niveles de equilibrio que posee un individuo para que no
caiga en el extremo que todos conocemos como enfermedad. Es probable que en la tercera edad sea la etapa en la que más calce la
necesidad de aplicar el tema en referencia, pues el deterioro que presupone
el proceso de envejecimiento puede provocar condiciones desfavorables que
conducen fácilmente a la patología.
La primera medida en la que piensa la mayor parte de los lectores que
podría mantener sus condiciones físicas es el chequeo médico, si bien es
cierto que este es importante y debe ser completo (con exámenes de
laboratorio), con una periodicidad relativa a las condiciones del sujeto, es
más indispensable llevar una norma de higiene que incluye el cuidado de una
serie de funciones de importancia como la actividad física para reducir la
involución o atonía muscular, y proporcionar la máxima flexibilidad posible
a las articulaciones, pero a la vez, favorecer a la respiración, la
circulación, y frenar la descalcificación.
De ahí que sean indispensables, la marcha, una rutina de ejercicios (al
aire libre y en grupo), o el yoga. Igualmente, son útiles y contribuyen, los
baños en aguas termales, el sauna, así como los masajes.
Por su parte, el sueño y su calidad es un factor de controversia en el
estilo de vida de los ultrasexagenarios, ya que se ha malentendido que
envejecimiento es igual a reposo, y eso conlleva cambios en el ritmo del
sueño, dormitar de día, y querer estar activo en la noche. Por ello, es
necesario crear nuevos intereses para combatir la ociosidad a la que
contribuye la jubilación, y en general, la sociedad. Ello significa,
incluirse en grupos de juego, para hacer deporte, o labores intelectualmente
creativas.
En definitiva, el fomento de la salud del añoso implica programar los
días para después de los 60, pero no en el momento que nos empujen a
jubilarnos, o cuando sobrevenga una crisis económica, política, y social que
obliga al cierre de la empresa en la que trabajamos, y de pronto nos
encontramos en la calle, sino con anticipación, con visión de futuro y
espíritu de esperanza, recordando que más vele prevenir que lamentar.
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