Las
vacunas han sido responsables de un
incremento sustancial de la esperanza de
vida y de la calidad de vida en todos los
países del mundo, independientemente de su
nivel de desarrollo.
El cáncer de cuello uterino es
el segundo cáncer más frecuente entre las mujeres de todo el
mundo. Cerca del 83% de los casos se producen en países en vías
desarrollo, donde el cáncer cervical representa el 15% de los
cánceres femeninos. El cáncer de cuello de útero provoca
aproximadamente medio millón de muertes cada año alrededor del
mundo, siendo los países más afectados de Asia, Africa y América
Latina.
Toda mujer sexualmente activa
tiene riesgo de infectarse por virus papiloma humano (VPH), un
80% de los casos de cánceres de cuello uterino son causados por
el VPH oncogénico 16, 18, 31 y 45.
La vacuna contra el VPH
representa hoy en día una nueva esperanza en la protección
contra el cáncer de cuello uterino. Las vacunas generan
protección a través de memoria inmunológica (inmunidad), que
producen, sin causar los problemas que provocan las
enfermedades.
En la actualidad existen dos
vacunas para la prevención de los dos tipos más frecuentes 16 y
18 del VPH que producen cáncer de cuello uterino, hechas para la
administración a mujeres de 9 a 55 años. Ambas vacunas han
demostrado eficacia en la prevención de NIC 2/3 (Neoplasia
Intraepitelial Cervical) causada por VPH 16 o 18. Ninguna de
las dos vacunas cura a las mujeres que presentan infecciones o
lesiones relacionadas con los serotipos 16 o 18 de VPH o NIC.
¿Cuándo y a quien vacunar?
La mayoría de la mujeres
adquieren la infección por VPH por primera vez entre los y 25
años, el riesgo empieza con la primera relación sexual. Entre el
50 y 80% de las mujeres sexualmente activas están expuestas al
VPH durante toda la vida.
Antes deponerle a un paciente
una vacuna, primeros hay que medir en la sangre la cantidad de
anticuerpos circulante que produce dicha enfermedad,
Inmunoglobulina G (Ac. Ig G).Luego, procedemos a realizar un
estudio citológico cervico-vaginal o papanicolau del cuello
uterino o anal, en busca de cambios neoplásicos de las células
del cuello uterino, que son característicos de la infección por
VPH. También se puede buscar el virus mediante el estudio
molecular del ADN viral por técnicas de PCR (reacción cadena
polimerasa) de muestra tomadas del endocervix mediante
cepillado. El valor previo de la citología, detección mediante
citología del endocervix uterino (prueba Pap) de lesiones
precáncerosas y cánceres de cuello uterino, las pruebas
serológicas y las pruebas moleculares para detección eficaz del
virus y evitar vacunar de forma innecesaria.
Para lograr una prevención
eficaz mediante la vacunación, las vacunas deberán administrarse
antes de la exposición al VPH. La infección genital por el VPH
es de transmisión sexual, por lo que para proteger contra la
infección asociada al VPH, la vacunación debe realizarse antes
del inicio de la actividad sexual, lo cual implica que la
población prioritaria para la vacunación son las niñas en edad
pre-pubertal y las adolescentes jóvenes, además porque la
respuesta de anticuerpos producidas por estas vacunas son
mayores antes de la pubertad que después de la misma.
En conclusión antes de ponerse
una vacuna, especialmente la del VPH, hay que realizar una serie
de exámenes para ver si ya se tuvo la enfermedad y no gastar
recursos innecesariamente.