La neumonía es
una enfermedad
común que afecta a
millones de
personas cada año y
puede ir desde muy
leve a muy severa, e
incluso ser mortal.
La gravedad depende
del tipo de
organismo causante,
al igual que
de la edad y del
estado de salud
subyacente.
Causas, incidencia y
factores de riesgo:
Las neumonías
bacterianas tienden
a ser las más graves
y, en los adultos,
la causa más
común, especialmente
por Streptococcus
pneumoniae (Pneumococo).
Los virus
respiratorios son
las causas más
comunes de neumonía
en los niños
pequeños, alcanzando
su pico máximo
entre las edades
de 2 y 3 años.
En la edad
escolar, la
bacteria Mycoplasma
pneumoniae se vuelve
más común.
En algunas
personas,
particularmente los
ancianos y las
personas
debilitadas, la
neumonía bacteriana
puede seguir a la
influenza o incluso
al resfriado común.
Muchas personas
contraen neumonía
mientras permanecen
en un hospital a
causa de otras
condiciones.
Este tipo de
neumonía tiende a
ser más grave dado
a que el sistema
inmune del paciente
a menudo está
deteriorado debido
a la condición
que inicialmente
requirió
tratamiento. Además,
hay una mayor
posibilidad de
infección con las
bacterias que son
resistentes a los
antibióticos.
Síntomas:
Tos con
expectoración
mucosa amarillenta
o verdosa;
ocasionalmente se
presenta esputo
con sangre
Fiebre con
escalofríos y
temblor
Dolor torácico agudo
o p unzante que
empeora con la
respiración profunda
o la tos
Respiración rápida y
superficial
Dificultad
respiratoria
Los síntomas
adicionales que
pueden estar
asociados con esta
enfermedad son:
Dolor de cab eza
Sudoración
excesiva y piel
pegajosa
Pérdida del
apetito
Fatiga excesiva
Confusión en las
personas de edad
Signos y exámenes:
Examen físico.
Estertores
crepitantes a la
auscultación
pulmonar, en el área
afectada.
Radiografía de tórax.
Signos
radiográficos
característicos.
Cultivos. El
aislamiento en la
sangre, esputo u otros
tejidos da el
diagnóstico definitivo
del
MICROORGANISMO
causante.
Otros. Pueden ser
necesarias una
gasometría (medida de
la concentración de O2
y CO2 en sangre), o
un
Scanner (TAC) torácico
para definir mejor
determinadas imágenes
radiográficas. Si una
neumonía persiste
a pesar del
tratamiento, puede
ser necesaria una
fibrobroncoscopia (estudio
directo del árbol
bronquial con un tubo
flexible de fibra óptica).
Tratamiento:
Consiste en la
administración de
antibióticos, cuya
elección, dosis y vía
de administración
dependerá del
MICROORGANISMO causante.
Los antibióticos NO
son eficaces en las
neumonítis víricas;
en algunas de ellas
pued en utilizarse
antivirales específicos.
Las medidas de sostén
incluyen oxígeno,
líquidos y fisioterapia
para expulsar
secreciones.
Complicaciones:
Los empiemas o
abscesos pulmonares
son complicaciones de
la neumonía poco
frecuentes, pero
graves y ocurren
cuando se forman
cavidades de pus
alrededor o dentro
del pulmón, y algunas
veces pueden
requerir drenaje
quirúrgico.
Prevención:
Lavar las manos f
recuen temente, en
especial después de
son arse la nariz, ir
al baño, cambiar
pañales y antes de comer
o preparar alimentos.
No fumar, ya que el
tabaco daña la capacidad
del pulmón para detener
la infección.
Utilizar una máscara al
limpiar áreas con mucho
moho u hongos.
Vacuna antineumocócica (Pneumovax,
Prevnar) previene el
Streptococcus pneumoniae.
Vacuna antigripal que
p reviene la neumonía
y otras infecciones
causadas por los
virus de la
influenza. Se debe
administrar anualmente
para proteger a la
persona contra nuevas
cepas virales.