Suena el teléfono y se escucha la voz angustiada de una madre
que nos dice: Doctor, mi hijo se cayó de la cama y se golpeó
la cabeza, ¿Qué hago?, esta es una de las preguntas que con
mayor frecuencia nos hacen los padres de familia y que
habitualmente van seguidas de otras preguntas: ¿Puedo dejar
que se duerma? ¿Debo tomarle una radiografía? ¿Es urgente que
lo revise el médico? ¿Cuáles son las medidas inmediatas que
debo realizar?
¿Qué manifestaciones clínicas me pueden indicar que el
golpe puede ser grave? ¿Debo administrarle algún medicamento?
Ha vomitado varias veces, ¿Qué hago?, ¿Puede tomar su alimento
regularmente?.
Estas preguntas son tan solo un
ejemplo de las muchas que suelen hacer los padres de un niño
que ha recibido un traumatismo en la cabeza. Para entender sus
consecuencias y conocer su manejo empezaremos por definirlo y
mas adelante señalaré algunos de los aspectos que los padres
deben observar cuando este accidente suceda.
Sufrir un golpe en la cabeza se
define en términos médicos como traumatismo craneoencefálico,
que puede producir la alteración de la función cerebral , la
que generalmente y dependiendo de la causa resulta temporal.
En los niños, su mayor incidencia
ocurre entre los seis meses de edad y los seis años. Dentro de
los accidentes, el traumatismo craneoencefálico es la causa
que con mayor frecuencia determina el internamiento de los
niños en las salas de urgencias.
Ante un traumatismo
craneoencefálico los padres deben vigilar la aparición de las
siguientes manifestaciones, las que pueden indicar un mayor
compromiso neurológico y por lo tanto la revisión médica
inmediata.
-
Cambios de conducta
(irritabilidad, somnolencia, etc).
-
Alteración del estado de
conciencia (alerta, sopor, coma, etc).
-
Movimientos anormales. (desde
alteraciones de los movimientos hasta crisis convulsivas).
-
Sangrado en el sitio del golpe.
-
Trastornos del equilibrio (al
estar de pie o durante la marcha).
-
Hundimientos o deformaciones del
cráneo.
Cuando suceda un traumatismo
craneoencefálico el neurocirujano decidirá los estudios que
deberán realizarse y el manejo inmediato. Ante la sospecha de
fractura de cráneo, se le practicará el estudio radiológico
necesario, para confirmar o descartar la misma. La fractura de
cráneo generalmente nos hace sospechar que el traumatismo fue
intenso y por lo tanto deberá vigilarse estrechamente la
evolución del niño con el propósito de evitar complicaciones.
El vómito es el signo que se
presenta en más de la mitad de los casos, sin embargo por sí
sólo no es un indicador de la gravedad del traumatismo, a
menos que se presente en forma repetida, incoercible y con
gran fuerza, lo que se conoce como vómito en proyectil, que
traduce aumento de la presión intracraneana, condición que
puede poner en peligro la vida del niño, por lo que debe
informarse de inmediato a su médico para iniciar el manejo
oportuno.
En forma general cuando sucede el
traumatismo craneoencefálico debe evitarse la administración
de líquidos, alimentos, o medicamentos, en tato no sea
valorado por el neurocirujano y el decida su tratamientos.
Recordar que ningún traumatismo es insignificante, por lo que
siempre debe consultar a su médico, quien decidirá el momento
para la revisión especializada del niño, hasta entonces los
padres podrán estar tranquilos. Durante las primeras 72 horas
posteriores al traumatismo deben vigilarse las manifestaciones
ya descritas, sin embargo aunque es menos frecuente, algunas
de ellas pueden aparecer después de la primera semana de
ocurrido el accidente.
Otros datos que pueden orientar
tanto a los padres como al neurocirujano para considerar que
el traumatismo es grave, se describen a continuación:
La perdida del conocimiento
por más de dos minutos acompañada de
movimientos anormales (crisis convulsivas) y sangrado por la
nariz, oídos o boca.
Somnoliencia o sueño profundo:
antes lo que se recomienda vigilar el estado de conciencia del
niño, lo que obliga a los padres a observarlo durante 20 o 30
minutos después del golpe y detectar oportunamente cualquier
cambio en su conducta. En la mayoría de los casos no es
necesario evitar que el niño se duerma, como comúnmente se
escucha en forma popular.
Es recomendable despertar al niño
cada dos hora, durante las primeras doce horas para
valorarlo, lo que se logra a través de que el niño diga su
nombre , reconozca a sus padres, conteste a preguntas
sencillas, distinga sus juguetes preferidos, intente asir el
biberón, responda a estímulos externos y que su equilibrio y
marcha sean normales.
Cuando se presenta una herida,
usted aplicará presión directa sobre la misma y
hielo, en caso de que no deje de sangrar será necesario que el
neurocirujano la revise y decida si aplicará vendoletes o
suturarla.
Podemos concluir que ante un
traumatismo craneoencefálico los padres o personas que lo
presencien, deben vigilar los signos de alarma que hemos
descrito y que a continuación se resuemn: