Inmunización (vacunas) en geriatría

Las inmunizaciones no son otra cosa que las vacunas, elementos de defensa muy usados en el primer año de vida, pero de gran utilidad también en la tercera edad, etapa en la que las defensas bajan porque los mecanismos inmunitarios se deprimen como todo el organismo. De ahí que se dice que el viejo es un “inmunodeprimido”.

 

 

En esos términos se hace necesaria la presencia de vacunas que cumplirán algunos objetivos generales y específicos, tales como: evitar la contaminación actuando sobre huésped, agente, vector o vehículo; elevando las defensas especificas; y finalmente, disminuyendo las consecuencias en los casos que no se pudieron evitar.

 

Los alergólogos niegan la posibilidad de aumentar o movilizar defensas en un sistema “cansando” o decadente, sin embargo, la tecnología moderna demuestra que mejorando la nutrición del individuo se puede disminuir tremendamente el riesgo de contagio, así mismo, la presencia de antivirales de última generación contribuyen a ese efecto, esto es, a alejar la posibilidad del contagio a la vez que a elevar las defensas.

 

Entonces, ¿ En los mayores cuándo y para qué vacunar?.  Lo  más temido pasada la sexta década de existencia es la neumonía y por ello la necesidad de prevenirla, vacunándose antes de cada estación climática para las influenzas, de manera que no degenere en un proceso neumónico que podría incluso comprometer la permanencia sobre la faz de la tierra. En lo específico existen en el mercado farmacéutico productos que evitan esa patología hasta por 5 años. Igualmente, son fáciles de encontrar aquellos que, administrándolos por vía oral,  son lisados de  las bacterias contra las que se quiere proteger, que además reducen las manifestaciones clínicas  en caso de recidivas.

 

Por otro lado, la mujer mayor es presa frecuente de infecciones de urinarias que en un 90 % son ocasionadas por la escherichia coli, contra la que ya existe una vacuna  que a la larga ofrece seguridad en ese sentido a las señoras.

 

La Medicina moderna se basa en la prevención y se afirma insistentemente que es mejor prevenir que curar por lo costoso de cumplir con esta última función de salud pública. De ahí que no este demás insistir en la ingesta de una cantidad elevada de proteínas en la alimentación diaria, pues hay estudios que confirman que ellas constituyen por sí solas un escudo que imposibilita el ingreso de gérmenes, especie de policía que impide a los agentes infecciosos de establecerse en un organismo vivo. Felizmente, no únicamente  las proteínas  desarrollan esa acción, ya que se ha comprobado y descrito que las vitaminas ejercen un rol similar en las patologías infecto contagiosas.

 

Finalmente, no es una medida despreciable el uso de gammaglobulinas en el caso de epidemias en el ámbito familiar de los añosos  porque ayudan en cierto grado elevando el nivel de resistencia .

 

En todo caso, lo que si esta claro es que la inmunocompetencia parece ser un índice  sensible de la edad biológica y una factor que asegura una mayor supervivencia.

Autor:

Aldo Guevara Daniello

 

 

 

   
  

   

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