La
frecuencia de deficiencia de folato
durante el embarazo varía en gran medida por todo el mundo. La deficiencia manifiesta de ácido fólico con anemia grave
se observa más a menudo acompañada de ausencia de cuidados prenatales, y
rara vez pasa inadvertida debido a un lento progreso.
Los
alimentos que contienen cantidades apreciables de ácido fólico son:
verduras, riñón, hígado; las
fuentes pobres son: leche, arroz, maíz y cereales.
La ingestión de folatos puede reducirse considerablemente con la cocción de las carnes y los vegetales, lo mismo que por
el consumo de alimentos enlatados con grandes volúmenes de agua.
Los folatos se absorben sobre todo en la parte proximal del intestino
delgado. En condiciones normales la ingestión mínima diaria de folato
necesaria para conservar las reservas
y
la formación de glóbulos rojos suficientes son de 50 microgramos; esta dosis
no difiere entre los sexos, pero se incrementa considerablemente durante el
embarazo y la lactancia.
Desempeñan
función importante en la ingestión insuficiente de ácido fólico los
siguientes: falta de educación en
asuntos nutricionales, hábitos alimenticios de mala clase, pobreza extrema y
ciertos factores culturales.
El
factor más importante de la deficiencia de ácido fólico durante el embarazo
es el aumento de las demandas de la vitamina, ya sea de manera propia en el
embarazo normal o sobrepuestas por
algún problema médico u obstétrico
coincidental que requiere folatos.
Durante
el embarazo la necesidad base de folatos se incrementa por lo menos 10 veces
sobre las necesidades en las mujeres no embarazadas.
Se recomienda la ingesta de 800 microgramos diarios durante el
embarazo.
Durante
el embarazo el ácido fólico tiende a disminuir con el progreso de la gestación,
alcanzando concentraciones subnormales cerca del término.
La administración de 1 mgr. al
día
es la dosis recomendada para la profilaxis de cualquier problema durante el
embarazo. La demanda de ácido fólico durante el embarazo se
incrementa con el embarazo múltiple.
Se
ha atribuido a la deficiencia de ácido fólico, el desarrollo de anomalías
congénitas, y de manera específica, defectos del tubo neural
(columna vertebral), depresión, preeclampsia y otros problemas previos
al parto como el desprendimiento prematuro de la placenta.