Riesgo
intestinal en la tercera edad
Uno de los problemas de la
tercera edad es el ESTREÑIMIENTO, el que marca pesantemente los días y
la esfera psicoemotiva alterando el normal
desenvolvimiento de las actividades.
Las causas son muy conocidas y
típicas entre ultrasexagenarios. En primer
lugar, la falta de movimiento. A cierta edad ya no se trabaja, se
pierde
el hábito de caminar por fracturas previas que han dejado secuelas, por
enfermedades neurológicas (accidentes cerebrovasculares,parkinson,etc),
por
inestabilidad, falta de equilibrio, ceguera, o simplemente apatía.
Otro factor que dificulta la
evacuación es deshidratación. Los añosos no
tienen sed y por ello dejan de beber líquidos, y estos son
insuficientes
para lograr hidratar la heces y conseguir una buena fluidez del tránsito
intestinal.
Igualmente, la anorexia, o los malos hábitos alimenticios son un
elemento
causal nada despreciable. Y es que pasados los 60 algunos se tornan
"sofisticados" en sus gustos, al punto que no les apetece comer
aquellos
alimentos que poseen celulosa y que coadyuvan a la formación del bolo fecal,
así como su expulsión.
A eso hay que añadir ciertos
vicios adquiridos a lo largo de la existencia
como el fumar, o posponer la respuesta natural al reflejo de la
defecación.
El cuadro clínico es preocupante
al núcleo familiar puesto que en ciertos
casos la evacuación solamente se lleva a cabo cada ocho días, mas
la
función digestiva es comparable a una fábrica que trabaja los 365
jornadas
del año, las 24 horas, y siempre, aunque sea poco lo que se
ha
introducido por boca, habrá algo que eliminar. Eso adjunto a la
desesperación o angustia, y a las sesiones de pujo infructuoso que
pueden
agotar físicamente e incluso llegan a romper divertículos o hemorroides
provocando peores consecuencias.
Muchos estarán pensando en la
alternativa de los laxantes, cuyo uso debe
ser muy limitado y bien investigado antes de su prescripción, ya
que el
aumento de la motilidad del órgano es peligrosa, teniendo en cuenta la
presencia de los divertículos.
La solución deriva de la
causa. Por consiguiente, las reglas de oro están
en hidratar adecuadamente, esto es, no menos de 3 litros de líquido
en 24
horas. Consumir abundante cantidad de frutas especialmente aquellas que
poseen celulosa y fibra. Y finalmente, caminar de acuerdo a las
posibilidades aumentando los trechos en relación a la capacidad física. Se
podría, por último, pensar en mecanismos que despierten el reflejo
(supositorios),y a la larga superar el riesgo al que hoy se aludió.