A pesar de que
el fenómeno del envejecimiento es universal
a todos los seres y objetos que existen en
la superficie del planeta tierra su
manifestación externa es diferente y se
traduce en un proceso casi exclusivo de las
especies, de los sujetos, de las cosas.
Y es así que
las casas envejecen diferente que las
piedras, y estas que los carros, los gatos
distinto que los conejos, y los hombres
entre si. Pero gracias a Dios pues todos
seriamos unos robots que responden
exactamente a un patrón mecánico.
En términos
generales el organismo sufre una serie de
modificaciones morfológicas y
funcionales, a
nivel celular, de tejidos, de órganos que se
traducen en canas, arrugas, comportamiento y
marcha distinta que son las que apreciamos
como iguales en cada uno de los humanos pero
que no lo son. Es que nunca como en el ocaso
de la existencia es mas aplicable aquel
principio que sostiene que cada ser humano
es un mundo aparte. Se dice que ni los
hermanos gemelos se avejentarán de modo
parecido.
Entonces es
común que encontremos a amigos y conocidos y
los veamos iguales durante décadas, pero de
un momento a otro notamos como que los años
les han caído encima. Y eso pasa realmente
los órganos y sistemas se deterioran
progresivamente en forma diferente en el
individuo de un mes a otro y en el mismo
año, a veces el proceso se acelera y hay
momentos en que da la impresión que se
detiene.
Eso se conoce
científicamente como “Asimetría y
heterocronía de la senescencia”. Ello
explica, además, que la edad biológica no se
identifica con la cronológica. Tal falta de
coincidencia pone en dificultades a la
ciencia para establecer parámetros
evaluatorios que fijen un tiempo de
jubilación de los trabajadores, por ejemplo.
Todavía hoy con
el avance de las tecnologías hay que
reconocer que muy a menudo se encuentran
dificultades para distinguir entre
alteraciones ligadas al envejecimiento y
lesiones atrófico degenerativas secundarias
a patologías que se entrometen en el proceso
de decadencia. De ahí que no todo viejo sea
canoso ni arrugado. Y que se encuentren
cuarentones hipertensos e insuficientes
cardíacos. Que estemos llenos de sordos
entre los estudiantes de las universidades y
que tengamos la suerte de observar
octogenarios que culminan su bachillerato.
Ese panorama
multicolor es causado por los múltiples
factores que influyen en esta cadena de
transformaciones paulatinas, y van desde
patologías como la arteriosclerosis, la mala
nutrición por carencias o los excesos tan
propios de nuestra civilización que se jacta
de una buena meza, pasando por los problemas
económicos sociales y terminando en los
ambientales que han cambiado el normal
desenvolvimiento del globo y que actualmente
se discuten pero que ya han dejado su huella
en la vida de los seres .
En todo caso, no
hay que olvidar el papel de la herencia en
el tema del declinar armónico como tampoco
que la mejor receta para retardarlo reside
precisamente en no acelerarlo.