El virus de papiloma humano (VPH) es
un virus que produce infecciones en
la piel y mucosas, produciendo
lesiones epiteliales proliferativas
(verrugas). El gran impacto en el
campo de la salud pública mundial
fue el conocimiento de su potencial
oncogénico y su asociación con
tumores humanos, en especial, con el
cáncer cervicouterino.
El VPH pertenece a la familia
Papillomaviridae, cuyo género el
alfa, está relacionado a infecciones
de las mucosas (causante de
neoplasias cervicouterinas, anal,
vulvar y laríngea). Son de pequeño
tamaño 55 nanómetros, (nm), posee un
genoma de ADN circular. Este VPH se
subdivide en genotipos, actualmente
hay más 170 genotipos humanos. El
virus ingresa al epitelio a través
de microtraumas, en la mucosa
genital, es la principal infección
de transmisión sexual a nivel
mundial, produciendo verrugas
genitales o también llamadas
condilomas acuminados.
Más o menos el 90% de los casos de
cáncer cervicouterino (cérvix) se
debe a infecciones por VPH. Es el
segundo cáncer más frecuente en
mujeres, a nivel mundial, después
del cáncer de mama, siendo el
principal factor etiológico el VPH
de este cáncer. Las infecciones por
el VPH son comunes entre los adultos
y adolescentes sexualmente activos. La
infección genital por VPH es una de
las enfermedades de transmisión
sexual más prevalentes en la
actualidad. Los tipos de VPH de alto
riesgo (oncogénicos) inducen la
aparición de cáncer de cuello
uterino, que es una causa importante
de muerte en las mujeres de los
países en vías de desarrollo y es el
segundo cáncer más común entre las
mujeres a nivel mundial.
En un estudio de caso y control,
realizado por la International
Agency for Research on Cancer, en
1.732 controles sanos participaron
en el estudio, el VPH se detecta en
el 4% de las muestras de biopsias de
la cavidad bucal y en 18% de las
muestras de biopsias de la
orofaringe y las amígdalas. El DNA
del VPH-16 (la cepa que se asocia
más frecuentemente con el cáncer de
cuello uterino) se encontró en el
95% de las biopsias que fueron
positivas para el DNA del VPH por
PCR (reacción en cadena de
polimerasa) y más en los pacientes
que tenían más de un compañero
sexual o que practicaban sexo oral.
Las infecciones por VPH son comunes.
Cerca del 30% de las mujeres mayores
25 años en los Estados Unidos están
infectadas por VPH, y se cree que
cerca del 10% de las infecciones se
debe a los VPH de alto riesgo. La
importancia de una vacuna contra el
VPH ofrece no solo una prevención de
los cánceres de cuello uterino y
genitales sino posiblemente también
para los cánceres de la cavidad
bucal y orofaringe.
Los programas de detección temprana
mediante la prueba de Papanicolaou (Pap)
redujeron la mortalidad por cáncer
de cuello uterino. A finales del
siglo pasado, hubo una declinación
del 70% de la tasa de mortalidad por
esta causa en los Estados Unidos,
por la detección temprana y la
eliminación de los tejidos
premalignos infectados por VPH.
Los tipos de alto riesgo
(carcinogénicos) probablemente son
responsables de una gran proporción
de carcinomas de cuello uterino,
vulva, vagina, ano y pene (p. ej.,
los tipos 16 y 18). Hay un
periodo de latencia de 4 a 24 años
entre la infección y el desarrollo
del cáncer. El tipo de riesgo
intermedio (p. ej., son los tipos
31,33,51,52 y 83) de HPV encontrados
en las lesiones precancerosas de los
cánceres con menor frecuencia.
Para la detección del cáncer de
cuello uterino, se realiza la
detección del DNA viral mediante el
uso técnica reacción en cadena de
polimerasa (PCR), esta técnica de
biología molecular detecta el DNA de
los VPH-16 (50%), VPH-18 (15%), VPH-45
(8%) y VPH-31 (5%) en casi todas las
células cancerosas del cuello
uterino, mediante colposcopia.
Aunque la mayoría de las mujeres con
cáncer de cuello uterino tienen más
de 45 años de edad en el momento del
diagnóstico, se sabe que la
infección por VPH comienza al inicio
de la actividad sexual.
La detección precoz mediante
el método de Papanicolaou (Pap) es
de suma importancia para el
diagnóstico oportuno y el
tratamiento del cáncer de cuello
uterino. El cáncer de cuello
uterino es la segunda causa más
común de cáncer en las mujeres en
todo el mundo. Casi el 80% de todos
los casos nuevos y las muertes
anuales corresponde a los países en
vías de desarrollo. Los factores de
riesgo son: tener 2 a 5 compañeros
sexuales, comenzar la actividad
sexual entre los 15 y los 19 años.
Las lesiones de la mucosa del tracto
anogenital (cérvix, vagina, vulva,
pene, ano) pueden ser desde una
verruga o condiloma anogenitales que
afectan a los genitales externos y
están asociados preferentemente con
los VPH-6 y VPH-11. Lesiones
preneoplásicas de distinto grado de
gravedad (SIL): lesiones
intraepiteliales escamosas de bajo
grado (LSIL) y lesiones
intraepiteliales escamosas de alto
grado (HSIL); pueden
identificarse una gran variedad de
tipos virales, tanto de alto como de
bajo riesgo. Carcinoma invasor
(escamoso o glandular), lesión
maligna con capacidad metastásica,
en la que se detectan los tipos
virales de alto riesgo VPH-16 y 18.
El principal objetivo en la
prevención del cáncer cervical, en
el grupo etario de mujeres más
susceptibles, mayores de 30 años en
etapa sexual activa, con múltiples
parejas sexuales y coinfección con
inflamación por otros patógenos
(herpes, clamidias). Estudios
recientes indican que las mujeres
infectadas persistentes con VPH de
alto riesgo presentan al menos 100
veces más riesgo de desarrollar
lesiones neoplásicas cervicales en
los próximos 5 años que aquellas no
infectadas.
La vacuna bivalente de VPH era 100%
efectiva contra las infecciones
persistentes por VPH 16 y 18. Fue un
91.6% efectiva contra las
anormalidades en la citología Pap
asociadas a las infecciones por VPH-16
y 18 y 100% efectiva contra el
desarrollo de lesiones. Otra vacuna
tetravalente contra los tipos VPH-6,11,16
y 18, inducen protección contra la
infección por los tipos 16 y 18 de
VPH, responsables de alrededor de
75% de los cánceres de cérvix a
nivel mundial. Además, la vacuna
cuadrivalente también está dirigida
contra los tipos de VPH 6 y 11 que
causan lesiones
intraepiteliales de bajo grado (LSIL)
y la mayoría de las verrugas
genitales condilomas. En general,
la vacuna fue segura, bien tolerada
y altamente inmunogénica, lo que
sugiere que las vacunaciones contra
VPH-16 y 18 pueden reducir la
incidencia del cáncer de cuello
uterino. Según un estudio del Center
for Disease Control and Prevention
(CDC), que la vacunación a las niñas
desde los 12 años de edad contra los
VPH-16 y 18 reduciría los casos de
cáncer de cuello uterino en un
61.8%.
Las técnicas de diagnóstico
tradicionales Pap, han permitido
disminuir marcadamente la incidencia
de esta neoplasia cérvico uterina,
pero las nuevas estrategias en el
laboratorio virológico se utilizan
diversas técnicas de
genotipificación del VPH, mejoran la
detección precoz y optimizan el
diagnóstico de las displasias
cervicales.