Autor:
Dra.
Anamaría Pacheco Frez
Hospital de Urgencia Asistencia
Pública
Santiago, Chile |
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INFECCIONES NECROTIZANTES DE TEJIDOS
BLANDOS
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Las infecciones necrotizantes de tejidos
blandos fueron descritas desde tiempos
remotos, sin embargo, la primera definición
clara fue dada por J. Jones. Luego Meleney
las describió en detalle en 1924.
Posteriormente en 1952 Wilson acuñó el
término de Fascitis Necrotizante (FN).
Existen múltiples clasificaciones para las
infecciones de tejidos blandos, sin embargo,
estas son causa de confusión y dan lugar a
demoras en el tratamiento y al uso de
terapias inadecuadas. Todas las infecciones
parecen ser variedad del mismo proceso
patológico: una infección necrotizante
progresiva. (Kayser y Cerra).
La FN es un proceso infeccioso y necrótico,
rápidamente progresivo, que afecta al tejido
celular subcutáneo y la fascia subyacente (Camper
o Scarpa), acompañado de toxicidad sistémica
grave, pudiendo llegar al shock tóxico
estreptococcico.
Clínicamente es un eritema extenso y
caliente, muy sensible, que en forma atípica
no responde al uso de antibióticos. La
adenitis y linfangitis rara vez están
presentes. Tiene una rápida progresión, a
las 36 hrs. pueden aparecer manchas
azul-grisáceas y exudación serosanguinolenta
fétida. No deben esperarse estas últimas
características para hacer el diagnóstico.
Este cuadro local es acompañado de
manifestaciones tóxicas sistémicas como
deshidratación, fiebre, insuficiencia
hepática, renal y respiratoria, pudiendo
llegar a la falla multisistémica.
La FN afecta a cualquier grupo de edad, es
más frecuente en heridas extensas y
contaminadas, aunque también puede ser
consecuencia de un Trauma menor. Afecta
cualquier lugar del cuerpo, siendo más
frecuente en las extremidades.
La frecuencia de la FN es baja, sin embargo
se aprecia un aumento en los desastres
colectivos. En nuestra Institución en los
últimos 6 años hemos atendido 21 pacientes
que desarrollaron FN post trauma, con una
mortalidad de 19.04%.
Etiológicamente se describen dos grupos
principales: Uno polimicrobiano, que incluye
Enterobacterias, Anaerobios, Estreptococos,
con una acción sinérgica de gran virulencia.
También se han descrito Vibrios marinos,
Zigomicetos y Clostridium. El otro grupo
está dado por el Estreptococo asociado o no
al Estafilococo dorado.
A la Histopatología se describen: Necrosis
de la fascia superficial, infiltración
polimorfonuclear de la dermis profunda y de
la fascia, trombos fibrinosos en los vasos
sanguíneos que atraviesan la fascia,
vasculitis con necrosis fibrinoide de las
paredes de los vasos, presencia de
microorganismos en la fascia y en la dermis,
con preservación del músculo subyacente.
El diagnóstico es eminentemente clínico.
Como métodos de ayuda al diagnóstico se
describe la biopsia por congelación, la
radiografía de tejidos blandos, (en que
podría aparecer aire, lo cuál es un signo
tardío); y la Resonancia Nuclear Magnética.
En los últimos años se ha publicado un score
para diferenciar entre una celulitis severa
y una FN. Es el LRINEC (Indicadores de
Laboratorio para riesgo de FN).(Wong et al)
Está basado en exámenes de Laboratorio de
rutina, pudiendo estratificar al paciente en
un riesgo alto, moderado o bajo. Logra un
diagnóstico precoz y mejora la sobrevida,
permitiendo usar otros métodos para excluir
la FN. Los exámenes de rutina utilizados
son: PCR, recuento de leucocitos,
hemoglobina, sodio, creatinina y glicemia.
También se han descrito los factores de
riesgo de mortalidad. La mayoría de las
series describe la inmunodepresión,
incluyendo casi siempre la Diabetes Mellitus,
sin embargo, (Elliot et al.), en un estudio
de regresión logística describe los factores
de riesgo, incluyendo la edad, sexo
femenino, extensión de la infección, retraso
en el primer debridamiento, creatinina
sérica elevada, lactato elevado, grado de
disfunción de órganos al ingreso y Diabetes,
siempre y cuando esté asociada a enfermedad
vascular periférica o a falla renal.
La mortalidad en esta grave infección es muy
elevada, variando en las diferentes series
entre 9 a 64%.
El tratamiento es eminentemente quirúrgico,
el cuál debe ser inmediato y agresivo,
realizando una resección amplia y completa
del tejido comprometido. Este se realiza
bajo anestesia general, realizando una
incisión en el lugar más indurado de los
tejidos, examinando los tejidos subcutáneos.
Posteriormente debe incindirse la fascia
profunda para la inspección del músculo.
Debe resecarse la totalidad del tejido
afectado, hasta donde no sea posible separar
la grasa subcutánea de la fascia profunda.
Idealmente no dejar colgajos de piel y
tejido subcutáneo viable. Enviar muestras de
tejidos para cultivo y biopsia. El manejo,
realizarlo idealmente en Unidad de Cuidados
Intensivos. Debe explorarse el paciente a
las 24 hrs. y continuar las reexploraciones
según necesidad. No deben tenerse
consideraciones estéticas.
El tratamiento incluye antibióticos de
amplio espectro. Los esquemas iniciales más
recomendados son: Régimen triple con
Penicilina, Clindamicina y Gentamicina o
monoterapia con Iminepen. Luego, se continúa
el tratamiento según el resultado de los
cultivos. Como tratamiento coadyuvante se
menciona Heparina en altas dosis,
esteroides, Gammaglobulina hiperinmune y
oxígeno hiperbárico. Estos no tienen
beneficios probados y no deben retrasar la
cirugía. En este punto cabe destacar un
estudio de reciente publicación con el uso
de Inmunoglobulina G poli-específica en
altas dosis, para infecciones necrotizantes
por Estreptococo grupo A, en que
respondieron sin necesidad de tratamiento
quirúrgico agresivo. Es una pequeña
casuística que muestra promisorios
resultados.
Cuando los pacientes sobreviven, todas sus
secuelas estéticas deben ser manejadas por
Cirujanos Plásticos y Reconstructivos. Esto
implica que, en el tratamiento de estas
graves infecciones debe actuar un equipo
multidisciplinario para lograr reintegrar al
paciente a una vida normal.
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