Autor: Dr.
Andrés M Rubiano MD
Neurocirujano de Trauma y Cuidado
Crítico
Coordinador UCI Urgencias – Hospital
Universitario de Neiva
Coordinador Línea de Investigación
de Trauma y Emergencias
Universidad Surcolombiana – Facultad
de Salud
Visitor Fellow Trauma and Critical
Care – Universidad de Pittsburgh
Fellow Sociedad Panamericana de
Trauma
Neiva, Colombia |
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TRAUMA CRANEOENCEFALICO: MANEJO
QUIRÚRGICO ACTUAL |
Introducción
El trauma craneoencefálico es una de las
patologías asociadas a mayor mortalidad
dentro del grupo de pacientes con “Trauma
Mayor”. En los últimos 10 años los procesos
de investigación en el área han sufrido
giros importantes, pasando del proceso
intrínseco de la patología en sí a fenómenos
más integrales que involucran varias etapas
del manejo. El concepto de la lesión
primaria en la cual se concentraban la
mayoría de los esfuerzos y recursos permitió
a medida que se entendía mejor el proceso
fisiopatológico prestar igual importancia a
la lesión secundaria, producto y reflejo de
la calidad en los procesos de intervención
desde la respuesta inicial hasta el cuidado
definitivo quirúrgico y en cuidado crítico.
Las publicaciones basadas en evidencia
científica, han sido una herramienta
importante dentro de los procesos de
mejoramiento de la calidad de la atención en
salud desde hace unos años y a nivel de las
ciencias neurológicas, en el área específica
del neurotrauma.
La fundación para manejo del trauma cerebral
(Brain Trauma Foundation) con sede en la
ciudad de Nueva York, ha realizado
esfuerzos importantes que han permitido
establecer guías de manejo para entidades
específicas del trauma craneal a través de
procesos multidisciplinarios e
interinstitucionales que han logrado ser
reconocidos por las principales entidades
expertas en el tratamiento de ésta
patología.
En el año 1995, el primer esfuerzo realizado
permitió establecer las “Guías para el
Manejo del Trauma Craneoencefálico Severo”,
en conjunto con la Asociación Americana de
Neurocirujanos, la Academia Americana de
Neurología, el Congreso de Neurocirujanos,
el Colegio Americano de Cirujanos, la
Sociedad de Cuidado Intensivo, entre otros.
Estas guías fueron dadas a conocer a la
opinión pública y se inició un proceso de
divulgación que actualmente ha permitido
evaluar todo un proceso a nivel de
diferentes países tanto desarrollados como
en vía de desarrollo, realizando una nueva
revisión para el año 2000 con las
correcciones respectivas.
En el año de 2000, se realizó un nuevo
proyecto con base en resultados de los
procesos evaluativos de las guías
intrahospitalarias, originando las “Guías
para Manejo Prehospitalario del Trauma
Craneoencefálico” tratando de llenar un
importante vacío académico con respecto al
manejo inicial de los pacientes. En el año
2002, gracias a la experiencia recogida, se
realiza un nuevo consenso en donde se
establecen las primeras “Guías para
Manejo Quirúrgico del Trauma
Craneoencefálico” las cuales actualmente
se encuentran en fase de revisión para su
publicación y divulgación en la revista
Neurosurgery del Congress of Neurological
Surgeons este año.
En el año 2003 el paciente pediátrico se
determina como población especial y se
originan las “Guías para Manejo Médico
Agudo del Trauma Craneoencefálico Severo en
Infantes, Niños y Adolescentes”
cubriendo el manejo de la población desde
los 0 años hasta los 18 años, con la
participación de la Federación Mundial de
Sociedades de Cuidado Intensivo Pediátrico,
la Asociación Americana de Neurocirujanos,
el Congreso de Neurocirujanos, la Academia
Americana de Pediatría y la Asociación de
Cuidado Crítico entre otros.
En esta conferencia, se realizarà un resumen
con las principales recomendaciones para
manejo quirùrgico del TCE.
Criterios para manejo quirúrgico del TCE
La evidencia científica en neurocirugía es
poca, muchos de los criterios de cirugía han
quedado relegados al concepto de: “a
criterio del neurocirujano” y este criterio
puede ser muy variable dependiendo del grado
y tipo de formación. El proceso realizado
con las guías de manejo en TCE, ha llevado a
una minuciosa revisión de los verdaderos
criterios para llevar a cirugía un paciente
con TCE. En el año 2002 se realizó la
primera revisión siguiendo los lineamientos
de las revisiones del manejo médico de 1995
y del año 2000.
Criterios para Cirugía de Hematoma Epidural
·
Un hematoma epidural mayor de 30cc debe ser
evacuado independiente del Glasgow del
paciente.
·
Un hematoma epidural menor de 30cc, con
espesor menor de 15mm y una desviación de
línea media menor de 5mm en pacientes con
Glasgow mayor de 8 puede ser manejado con
observación y TAC de control en un centro
neuroquirúrgico.
·
La craneotomía es el método de elección y
debe realizarse lo más pronto posible
especialmente en pacientes con Glasgow menor
de 8 y signos de focalización.
·
El TAC para seguimiento en pacientes que nó
van a cirugía debe ser realizado a las 6 a 8
horas después del trauma.
·
El espesor mayor de 15mm y la desviación de
línea media mayor de 5mm son indicaciones de
cirugía para evacuación de la lesión.
Criterios para Cirugía de Hematoma Subdural
Agudo
-
Los hematomas subdurales con espesor
mayor de 10mm y desviación de línea
media mayor de 5mm deben ser
intervenidos inmediatamente
independiente del Glasgow del paciente.
-
Todos los pacientes con hematoma
subdural en Glasgow < 9 deben tener
monitoría de presión intracraneana
(PIC).
-
Todos los pacientes con hematoma
subdural agudo menor de 10mm de espesor
y desviación de línea media menor de 5mm
con Glasgow < 9 deben ser llevados a
cirugía si el Glasgow cae en 2 puntos,
presenta alteraciones pupilares ó la PIC
es mayor de 20mm.
-
El procedimiento de elección es la
craneotomía y debe realizarse lo más
pronto posible. Puede removerse el
colgajo y realizar duroplastia o nó a
criterio del especialista.
Criterios para Cirugía de Hematoma
Intraparenquimatoso:
-
Pacientes con lesiones parenquimatosas
asociadas a efecto de masa en el TAC,
deterioro neurológico secundario a la
lesión ó hipertensión intracraneana
refractaria al tratamiento médico deben
ser llevados a cirugía.
-
Pacientes con Glasgow entre 6 y 8 con
contusiones frontales o temporales
mayores de 20cc con desviación de línea
media mayor de 5mm, obliteración de las
cisternas ó con cualquier lesión mayor
de 50cc deben ser llevados a cirugía.
-
Pacientes con lesiones parenquimatosas
sin compromiso neurológico, presión
intracraneana controlada y sin signos de
efecto de masa en el TAC pueden ser
observados con seguimiento neurológico
clínico e imagenológico en unidad
quirúrgica.
-
La craneotomía es el método de elección.
Se puede igualmente realizar
procedimientos de descompresión (Craniectomía
bifrontal) luego de 48h en pacientes con
edema postraumático difuso, refractario
al manejo médico.
-
Otros procedimientos descompresivos,
incluyendo la descompresión subtemporal,
la lobectomía temporal y la craniectomía
hemisférica son métodos aceptados en
caso de edema cerebral postraumático
difuso refractario al tratamiento médico
con evidencia clínica y radiológica de
deterioro para evitar la hernia
cerebral.
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Sistemas de Medición de
Volumen y Efecto de Masa:
Se presenta
como anexo en esta revisión una
estandarización de la medición de volúmenes
de masa en el TAC cerebral simple además de
la estandarización de la definición
imagenológica de compresión de las cisternas
basales.
-
La forma ideal de
realización de la medición de una masa
es a través de la medición volumétrica
con el software del equipo de TAC.
(Recomendación tipo opción).
-
El método de la medición
del volumen de la elipse, desarrollado
inicialmente para medición de
malformaciones arteriovenosas es un
método aceptado (fig.3).
-
Se identifica el
corte donde se evidencia el
mayor diámetro de la lesión.
-
A = Mayor
diámetro de la lesión
-
B = Diámetro
mayor a 90° del diámetro
anterior en el mismo corte
-
C = Número de
cortes de
1 cm en
donde se evidencia la lesión
(Los cortes mayores de 1 cm se
realizan generalmente por encima
de la fosa posterior).
Cada corte debe compararse con
el corte de base para tener en
cuenta el siguiente precepto:
-
Hemorragia
mayor del 75% del volúmen
del corte inicial se cuenta
como 1 corte.
-
Hemorragia
entre el 25 y el 75% del
volúmen del corte inicial se
cuenta como medio corte (1/2
Corte).
-
Hemorragia
menor del 25% con respecto
al corte de base nó se tiene
en cuenta.
Craniectomía Descompresiva:
La craniectomía descompresiva es una de las
intervenciones críticas de mayor estudio en
el momento. Es una intervención de
principios del siglo XX retomada por nuevos
resultados asociados a las mejores
condiciones de cuidado crítico
postoperatorio. En el 2003, las guías
basadas en evidencia establecieron el
siguiente punto basados en evidencia clase
III:
-
La craniectomía
descompresiva debe ser considerada en
pacientes con edema cerebral difuso e
HTEC refractarias. Debe considerarse en
pacientes pediátricos con HTEC en
traumas por abuso. Parece ser menos
efectiva en pacientes con lesión
secundaria conocida, ideal en pacientes
con deterioro progresivo y caída del
Glasgow antes de 48h. No se recomienda
en pacientes con Glasgow 3.
Estudios en
este tema hay bastantes, inicialmente tipo
reporte de caso y posteriormente series.
Esto llevó a que actualmente se desarrollen
dos estudios multicéntricos, uno europeo y
uno americano para definir las indicaciones
y la sobrevida real. Aquí se toca un punto
álgido y es la sobrevida y la calidad de
vida de los pacientes sometidos al
procedimiento, pues muchos quedan en estados
vegetativos persistentes o permanentes y
esto ha llevado a que la mayoría de
inversión actual en investigación se haya
derivado al proceso de rehabilitación en TCE.
Los resultados de los meta-análisis nos
ilustrarán mucho mejor acerca del tema. En
éste punto específico con la experiencia
obtenida en el Hospital Simón Bolívar nos
permitió realizar una revisión conjunta con
el centro de estadística de la Universidad
de Pittsburgh (USA), para el año 2004 que
actualmente se encuentra en revisión para
publicación. En esta revisión se plantea un
nuevo concepto con respecto a la
craniectomía temprana, menor de 6 horas, en
pacientes con lesión difusa tipo III y IV de
la clasificación de Marshall, en donde
comparando grupos históricos antes del
desarrollo del concepto quirúrgico
denominado: “Control de Daños en Neurotrauma”
a partir de la implementación de este en el
año 2002, se han obtenido sobrevidas mayores
del 70% para pacientes con mortalidades
históricas entre el 60 y el 70%.
Conslusión
Actualmente
el manejo del TCE nos ha llevado a más
interrogantes de los que nos planteábamos
hace unos años. Antes de las revisiones
basadas en evidencia, la mortalidad era muy
alta por la nó aplicación de normas mínimas
de manejo o por la aplicación de terapias
adversas que no habían sido estudiadas a
fondo y simplemente habían trascendido de
generación médica en generación por
tradición oral. Actualmente hay centros
académicos inclusive en Norteamérica y
Europa donde la aplicación de estas
recomendaciones es tan baja como un 30%
debido principalmente a la no actualización
de conceptos y a la falta de organización de
los procesos internos de los centros de
atención. El desarrollo de mejores técnicas
de monitoría y la mejoría de las condiciones
en muchas unidades de cuidado intensivo en
conjunto con técnicas como la descompresión
craneal temprana, nos enfrenta a nuevos
paradigmas, como la interpretación de la
complacencia cerebral en ausencia de la
bóveda craneana o la reactividad de la
hemodinamia cerebral ante intervenciones más
tempranas guiadas por valores más tempranos
y más exactos de monitoría.
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