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Háblele
continuamente.
Cuando esté con su bebé pequeño, coméntele todo lo que usted esté
haciendo en ése momento. No
importa que él no entienda, realmente usted le está enseñando a escuchar,
fase importante en cualquier proceso de aprendizaje.
Pregúntele.
Independientemente de que él entienda o pueda responderle, pregúntele a su
hijo sobre las cuestiones de la rutina diaria. Por ejemplo, cuando vaya a
vestirlo: "qué te parecería vestirte con este pantalón azul?".
Cuente con él. Un día de estos se sorprenderá al escucharlo balbucear una
respuesta. Los estudios han demostrado que los niños aprenden a hablar más
pronto cuando sus padres hablan con ellos.
Háblele
en frases sencillas.
Es conveniente que los padres le hablen ocasionalmente en frases muy
sencillas:" los ojos del bebé"... "el color azul", etc.,
de tal forma que le ayuden poco a poco a identificar los objetos.
No
use pronombres.
Un niño tiene dificultades para entender que "yo" es papá,
"ella" es mamá y "tú" es el bebé. Por ello, la mayor
parte del tiempo para referirse a sí mismo digan "papá", “mamá”,
"abuelita", etc.
Use
un tono de voz alto.
Los niños prefieren un tono de voz agudo, tal vez por ello las madres tienen
éste tipo de voz. Suba el tono de su voz y verá la reacción positiva de su
hijo.
Hable
en tiempo presente.
Usted debe hablar en tiempo presente; recuerde que los niños pequeños no
tienen memoria del pasado ni concepto del futuro.
Imítelo.
A los niños les encanta que imiten sus barbullos. Imítelo. Cuando él diga
"aaa", usted diga "aaa". La imitación se convierte en un
juego divertido que sirve de base para que después el niño imite su
lenguaje.
Póngale
música a sus palabras. Cántele, no importa que
usted sea un "tarro" para la música, al bebé no le importará. Las
canciones de cunas cantadas por los padres los tranquilizan y son un excelente
medio de aprendizaje del lenguaje para los niños y, quién sabe, tal vez se
sorprenda al descubrir que usted es un tenor en potencia.