No
es una enfermedad benigna. En algunas oportunidades deja serias secuelas
neurológicas ya que el virus puede atacar el cerebro y producir la inflamación
de éste ocasionando la muerte o dejando taras. En los niños desnutridos, o
con deficiencias de vitamina A, el virus puede ocasionar la ceguera.
Es
más frecuente observar la enfermedad en pacientes entre lo 6 meses y los 14 años
aunque puede presentarse a cualquier edad. También se ha visto que es en las
épocas calurosas y secas cuando se presentan los brotes epidémicos.
Transmisión:
El
virus ingresa al cuerpo a través de las gotas de saliva que expulsa el
infectado, entra por la nariz y hace un proceso de incubación que dura entre
7 y 14 días. La persona que adquiere el virus puede ser contagiante 2 a 5 días
antes de la aparición de los primeros síntomas y hasta 4 días después que
éstos se han presentado.
Aunque
la vacuna protege contra la enfermedad, es importante anotar que otros
factores inciden para que el virus afecte a las personas previamente
vacunadas: los estados de desnutrición y el empleo de vacunas deficientes.
Todos
aquellos que no hayan sido vacunados después de los 15 meses de edad, al
igual que aquellos que no han tenido la enfermedad estarán propensos a
enfermar del sarampión. Antes de los 15 meses de edad los bebés reciben de
la madre inmunoglobulinas protectoras contra el virus.
Tratamiento:
No
hay un tratamiento específico para la enfermedad. El médico sugerirá
medicamentos para controlar los síntomas (la fiebre, el malestar general y la
tos). Es importante anotar que en los menores de 12 años no se recomienda el
ácido acetil salicílico (aspirina, asawin, etc.) ni jarabes que contengan
codeína. El médico estará vigilante ante la aparición de síntomas que
indiquen posibles complicaciones, como la tos intensa asociada con fiebre de
difícil control que sugieren neumonía asociada o vómito explosivo que
indique que el virus está afectando el cerebro. Los antibióticos sólo los
sugiere el médico cuando sospecha que también existe una infección
bacteriana ya que estos medicamentos no actúan sobre el virus.
Prevención:
Quienes
no han sido vacunados contra el sarampión podrán recibir la vacuna en las 72
horas siguientes a la exposición o contagio. La Gammaglobulina puede prevenir
o modificar el curso de la enfermedad y se aplica a los niños o adultos
susceptibles en los siguientes 6 días después de la exposición al virus
(contagio). El uso de la gammaglobulina generalmente la sugiere el médico en
los menores de 1 año o personas con deficiencia del sistema inmune y en el
grupo de personas que viven en la misma casa del infectado y que no hayan sido
vacunados o que no hayan tenido la enfermedad.
Recomendaciones
para la vacunación:
Deben
vacunarse todas las personas que no hayan padecido el Sarampión a menos que
exista alguna contraindicación médica. Se deberá considerar que ya lo
padecieron solamente aquellos quienes hayan sido diagnosticados de sarampión
por un médico, que tengan evidencia de tener inmunidad contra el sarampión
(examen de laboratorio) o que tengan un certificado válido que asegure que
recibieron la vacuna.
Las
evidencias sugieren que para una mejor protección debe vacunarse alrededor de
los 15 meses de edad, pero como se presentan casos en menores de un año, se
recomienda una primera dosis después de cumplir los seis meses de edad, y
revacunarse a los 15 meses de edad; inclusive aquellos que hayan sido
vacunados entre los 12 y 14 meses de edad o de acuerdo a otros esquemas deberían
ser revacunados en caso de brote epidémico o antes de entrar a la escuela
primaria o a la secundaria.
Casi
no hay contra indicaciones para aplicar la vacuna, salvo las recomendadas para
casi todas las vacunas de virus vivo: pacientes con trastornos congénitos de
la función inmune, pacientes con enfermedades que causan deficiencia
inmunitaria. Tampoco la deben recibir mujeres embarazadas excepto en
circunstancias especiales que encierren gran riesgo de exposición.
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