ÍNDICE
617.
EN EL HÍGADO SOLO ES POSIBLE QUE SE FORMEN ABSCESOS POR
AMEBAS HISTOLYTICAS O TAMBIÉN SE PRESENTAN A
CONSECUENCIA DE OTROS MICRO ORGANISMOS.?
El
absceso hepático amebiano es el más común. Sin embargo
existen otros abcesos de origen piógeno y las
colecciones de origen amebianobacteriano las llamamos
abscesos mixtos.
Los
abscesos piógenos son producidos especialmente por la
escherichia coli, estafilococos, estreptococos,
enterobacter, proteus, Klebsiella y por gérmenes
anaerobios como bacteroides frágilis, clostridium,
actinomyces y fusobacterium nucleatum.
El
mismo tipo de pacientes desnutridos, poliinfectados, con
neoplasias terminales, diabéticos o que habitan sin las
medidas higiénicas elementales, son más propensos a
presentar la enfermedad. Los abscesos piógenos a
diferencia de los amebianos suelen ser múltiples, con
igual incidencia en ambos sexos (Figura N° 39). Los
amebianos son más frecuentes en el sexo masculino,
generalmente únicos. No es raro encontrar a un mismo
paciente con los dos tipos de abscesos.

Figura N° 39: Imágenes de Abscesos Mixtos: Piógenos y
Amebianos
La
diferenciación clínica entre uno y otro tipo de abscesos
hepáticos puede causar alguna dificultad, especialmente
cuando no se esta acostumbrado a diagnosticarlos. El
absceso hepático amebiano se acompaña de elevaciones
térmicas y malestar general importante, con gran dolor a
nivel de la zona hepática. En el absceso piógeno el
deterioro del estado general del enfermo es evidente y
esto se traduce a que muchas veces la fiebre ceda; no
por mejoría sino por deterioro en el sistema inmunitario
y en la capacidad de respuesta orgánica. Sin embargo el
dolor a nivel del área hepática es menor, la
hepatomegalia más manifiesta, los derrames pleurales más
frecuentes y la ictericia más importante.
El
antecedente de colitis amebianas a repetición es un
factor muy importante en la diferenciación clinica del
absceso hepático amebiano, las pruebas de
hemaglutinación indirecta como la precipitina por
difusión en gel que evalúan la actividad bacteriana y
otras como la inmunoelectroforesis, aglutinación de
Latex y contrainmunoelectroforesis y estudios como la
ecografía y tomografías confirman el diagnóstico Las
pruebas funcionales hepáticas al inicio no tienen mayor
importancia pues sus valores se incrementan cuando la
enfermedad esta en curso. Son necesarias sin embargo
para estudiar la evolución y pronóstico de la
enfermedad.
El
tratamiento farmacológico incluye el metronidazol,
cefalosporinas de cuarta generación y un aminolucósido.
Los fármacos como el imipenem cristalino sódico o el
ertapenem, que actúan como antibióticos únicos en
abscesos piógenos tienen gran respuesta. Si se decide su
uso por cultivos y antibiogramas que lo respalden, debe
hacerse junto con un derivado imidazólico de uso
parenteral.
La
arquitectura hepática tarda en volver a la normalidad
una vez que han concluido los tratamientos médicos. Las
secuelas de inflamación y destrucción celular se
mantienen por semanas y aún por meses. Pruebas de
inmunoelectroforesis con valores altos a pesar de tener
un paciente clínicamente asintomático, son comunes
dentro de las primeras semanas de recuperación. Los
controles de laboratorio son ventajosos, necesarios y
obligatorios, pero se deben ir cotejando con la clínica
de la enfermedad y la biología del b de los gérmenes.
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