ÍNDICE
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NORMAS PARA EL TRATAMIENTO DEL ABSCESO HEPÁTICO AMEBIANO
Ya en
el corpus hippocraticum, el célebre Hipócrates al
referirse a las disenterías, hace una clara advertencia
sobre el absceso hepático amebiano. Atribuye mal
pronóstico a la diarrea sanguinolenta si se acompaña de
fiebre o deposiciones mucosas de carácter mixto que
cursan con inflamación del hígado.
De
todas las complicaciones extraintestinales por ameba
histolytica, el absceso hepático amebiano es la más
frecuente. Su gravedad depende de la evolución y tamaño
de la lesión y no necesariamente debe existir el
antecedente de una colitis amebiana grave para que esto
ocurra. El veinte por ciento de pacientes con absceso
hepático amebiano, presentan en forma conjunta un cuadro
de amebiasis intestinal invasora. Una laceración de la
mucosa incluso asintomática, puede ser la puerta de
entrada del trofozoito amebiano al torrente
circulatorio, de esta manera la siembra se realiza por
vía hematógena, no necesariamente por lesiones del colon
que se localizan en el ángulo hepático, pueden ser a
cualquier nivel.
Es un
padecimiento de inicio lento que cursa con
sintomatología muy variada Astenia, anorexia, alzas
térmicas, náuseas que llegan al vómito, dolor constante
no agudo, localizado en el área hepática que se irradia
a la cintura y hombro derecho, dolor abdominal tipo
cólico de intensidad variable y presentación
intermitente, presencia de deposiciones a veces blandas
u otras semilíquidas acompañadas de moco y sangre.
Los
esquemas terapéuticos consiguen alivio de los síntomas y
superan la enfermedad. La recuperación orgánica y las
pruebas funcionales hepáticas tardan en normalizarse. El
éxito terapéutico depende además de otras acciones como
son hospitalizar y estabilizar al paciente, utilizar
soporte nutricional, usar derivados Imidazólicos
intravenosos a dosis altas y continuar luego con la
administración de antiamebianos de acción intestinal
para prevenir posibles nuevos focos de localización
parasitaria. Cuando el absceso se presenta en pacientes
pediátricos utilizamos Metronidazol en dosis de 30-50 mg./Kg/día
durante 7-10 días. Alternativamente se puede usar el
Ornidazol en dosis de 30 mg./Kg/día por el mismo período
de tiempo.
De
confirmarse la presencia de bacterias además de la
ameba, se debe asociar una Cefalosporina de tercera o
cuarta generación y un Aminoglucósido. Afortunadamente
la mayoría de abscesos hepáticos amebianos se superan
con tratamiento clínico y en condiciones especiales se
deben realizar drenajes a fin de evitar colecciones que
puedan sembrarse en otros sitios. Se deben drenar solo
las colecciones muy grandes que no responden al
tratamiento clínico. Recordemos que los controles
ecosonográficos demuestran que las lesiones hepáticas
tardan en normalizarse. Esto no quiere decir que se deba
seguir tratando un paciente que clínicamente se
encuentre bien porque observemos imágenes ecográficas en
proceso de resolución. Estas lesiones tardan en
resolverse algunas semanas.
Los
abscesos hepáticos amebianos del lóbulo derecho son los
más frecuentes y los que suelen drenar al exterior. La
perforación de los que están localizados en el lóbulo
izquierdo lo hacen hacia la cavidad abdominal y en
ocasiones hacia el pericardio en cuyo caso el pronóstico
empeora.
Una
vez superado un absceso hepático amebiano, es
recomendable realizar tratamientos antiamebianos
preventivos con medicación de acción sistémica cada seis
meses durante al menos dos años y anualmente por tres
años más. Las recidivas son muy raras. De presentarse
suelen ser reinfecciones hepáticas que se producen a
partir de focos colónicos que no han sido correctamente
erradicados.
A
pesar de la importancia de la enfermedad como problema
de salud pública, contamos con un número relativamente
reducido de medicamentos para el tratamiento de la
disentería y el absceso hepático amibianos. La mayoría
de ellos con un margen terapéutico estrecho y con
diversos efectos secundarios en el hombre. Han aparecido
informes de resistencia de la entamoeba histolytica a
algunos de los fármacos antiamebianos más usuales.
Resulta por lo tanto conveniente la búsqueda permanente
de compuestos antiamebianos más eficaces y mejor
tolerados. Como resultado de varias investigaciones
surgió el gosipol, polifenol sintetizado en forma
racémica por la planta de algodón (Gossypium hirsutum),
este compuesto ha sido ampliamente estudiado por su
actividad antifertilizante en el hombre. El gosipol es
también un potente inhibidor del crecimiento de varias
cepas de entamoeba histolytica in vitro, demostrando
además una actividad muchas veces tan potente como la
emetina, metronidazol y diyodohidroxiquinoleína. Se
deberá esperar sus resultados a largo plazo.
La
indicación de drenaje mediante catéter percutáneo con
ayuda de imagenología se hace cada vez menos. Es útil en
los casos en los que a pesar de estar recibiendo un
tratamiento adecuado, no existe mejoría clínica o ante
la inminencia de la ruptura de un absceso, en especial
aquellos que se localizan en el lóbulo hepático
izquierdo. En el embarazo el drenaje es una alternativa
en especial en los abscesos hepáticos amebianos que se
presenten en el primer trimestre. Las grandes
colecciones han sido tradicionalmente drenadas y esto ha
originado muchas veces abscesos bacterianos, a pesar que
se efectúen en condiciones de máxima asepsia.
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