Dr. Jorge Mancheno
Heinert
CARCINOMA
BASOCELULAR
CONCEPTO
El más frecuente de los
cánceres de la piel y también el más común de todos los cánceres en la especie
humana es un tumor constituido por conglomerados celulares proteiformes, cuyos
elementos (fuente de origen de su nombre) muestran notable semejanza morfológica
con las células basales epidérmicas o anexiales y cuya capacidad para el
crecimiento local invasivo, contrasta netamente con su muy discreta o nula
capacidad de diseminación a distancia.
EPIDEMIOLOGÍA
Su máxima frecuencia se da en
individuos caucasoides con piel de tipo I y II pero, fundamentalmente en
individuos de raza celta (pelo, piel y ojos claros) siendo bastante menos
frecuente en poblaciones negroides o mongoloides.
Aunque en circunstancias
especiales como el Síndrome del Carcinoma Basocelular Nevoide, en el que el o
los tumores pueden estar ya presentes desde el nacimiento o hacerlo durante la
infancia y la adolescencia, lo usual es que en sujetos sanos estos se presenten
a partir de la tercera década de la vida, incrementándose medianamente en las
subsiguientes.
No obstante, siempre haberse
sostenido la existencia de un predominio de los hombres sobre las mujeres (2 o 3
a 1), al parecer esto depende más de la localización anatómica y el lugar de
origen, pues las proporciones tienden a invertirse en países como el Japón
Malasia y China.
La localización geográfica,
que en virtud de una determinada altitud y latitud, condicionan en gran parte la
intensidad de radiación lumínica que, determinados lugares y por ende, la
población que ahí reside reciban, es otro factor de importancia, ya que las
relaciones directa e inversamente proporcional que existen entre estas
constantes, permiten explicar en gran parte el por que, de la elevada incidencia
de este tumor en habitantes, tanto de la zona climática tropical y áreas
adyacentes a ella de las zonas climáticas templadas norte y sur del planeta,
como en aquellas de la región andina e interandina de nuestro país.
ETIOLOGÍA
Aunque la tumoración pueda
presentarse en pieles de aspecto totalmente saludable y sin antecedente alguno
de la acción de un determinado estímulo, evidencias clínicas y experimentales,
fuertemente sugieren que determinados agentes medioambientales y algunos estados
patológicos corporales, están implicados en su aparición.
Entre ellos, aunque destaque
netamente por su frecuente asociación la exposición crónica a la radiación
lumínica, la presentación de estos carcinomas en zonas corporales no expuestas
a la luz, tras la ingestión prolongada de arsénico o, sin ella es un claro
índice tanto del posible origen multifactorial del tumor como de la obligada
existencia de otros factores, causales o predisponentes, medioambientales o
corporales aún no identificados.
Entre los múltiples estados patológicos conocidos como predisponentes, por la
frecuencia con la cual este aparece en ellos, deben citarse algunos hamartomas
cutáneos del tipo del nevus sebáceo, siringocistadenóma papilífero y
tricoepitelioma múltiple. Genodermatosis tales como el síndrome del carcinoma
basocelular nevoide, Xeroderma pigmentoso y Albinismo. Determinadas áreas de
inflamación y reparación crónica como la radiodermitis crónica focal.
Cualquier solución de continuidad persistente, como lo son las múltiples
ulceraciones que, independientemente de su etiología muestran un curso crónico y
localización preferente en las extremidades.
Además recientes investigaciones, han logrado identificar:
Mutaciones somáticas inducidas por la radiación ultravioleta, localizadas tanto
en las células neoplásicas y áreas adyacentes a la tumoración, como en la piel
normal expuesta a sol, en más del 50% de los pacientes de C.B. y responsables de
la eliminación del gen de supresión tumoral P53, con el subsiguiente bloqueo de
uno de los mecanismos inductores de apoptosis.
Deficiencias en los mecanismos reparadores del D.N.A. dañado, con afectación de
algunos de los 20 genes implicados en la N.E.R.V. (vía reparadora de
nucleótidos por escisión), condicionadas a través de la herencia y
presentes tanto en la piel normal expuesta como no expuesta de los pacientes con
C.B. y cuanto cualitativamente muy inferiores a las presentes en el Xeroderma
pigmentoso.
Además, deben citarse también
dos estudios inmunológicos de reciente data que, demuestran la presencia de una
inmunidad celular alterada en estos pacientes y que, están siendo objeto de
investigaciones más extensas.
CARACTERÍSTICAS CLINICAS
No obstante el hecho de que en
una proporción muy variable de casos, la tumoración demuestre marcadas
diferencias morfológicas durante su presentación inicial, ella una vez
desarrollada y al contrario de la mayoría de los tumores cutáneos, si posee
rasgos morfológicos lo bastante específicos como para facilitar su
reconocimiento, siempre y cuando para ello se tenga presente la posible
existencia de las múltiples variantes o tipos clínicos que puede originar.
La más frecuente de estas,
llamada NODULAR y fundamentalmente localizada en cara y cráneo, es inicialmente
una pápula cupuliforme o en meseta de mediano tamaño (menos de 0,5 ml),
consistente, lisa y translúcida, con finísimas tenlangiectásias retiformes en su
dorso, lados o base, cuyo constante crecimiento, terminará transformándola en un
nódulo de análogas características morfológicas que, habitualmente al
experimentar necrosis focalizada de su masa, originará una ulceración rellena de
costras hemorrágicas y fácilmente desprendibles, rodeada de un borde
irregularmente elevado y translúcido, característico de la variante NÓDULO
ULCEROSA.
Bajo determinadas
circunstancias, iniciándose como tal o secundariamente en un determinado tipo
tumoral en desarrollo, la ulceración, uno de los componentes más representativos
del C.B., puede predominar ampliamente sobre la neoformación tisular tumoral y
dar así origen al llamado ULCUS RODENS, caracterizado por una ulcera terebrante
y/o fagedénica (cuyo aspecto recuerda la mordedura de una rata) que corroe
tanto en profundidad como en extensión el tejido adyacente y subyacente, (facia,
músculo, hueso, mucosa y meninges) provocando la destrucción de las estructuras
sobre las que se asienta (párpados, orejas, nariz, etc) y poseedor de la
capacidad de inducir un desenlace fatal en caso de descuidar su tratamiento.
Con cierta frecuencia,
especialmente en la extremidad cefálica, de individuos con cabello oscuro,
algunas o todas las pápulas y nódulos constituyentes de la masa tumoral de
cualquiera de las variedades clínicas, pueden presentarse irregularmente
rellenos de pigmento melánico, lo que otorga al conjunto una coloración negro
brillante no homogénea por lo que es conocida como variedad PIGMENTADA (Fig.3)
la que, en determinadas ocasiones es muy capaz de inducir a confusión
diagnóstica con el melanoma maligno.
La variedad PLANA suele
dividirse en una forma CICATRICIAL muy frecuente en la cara, que se expresa como
una pequeña placa translúcida y poco elevada que durante su progresión,
experimenta atrofia y ulceración central con cicatrización subsiguiente en forma
precoz, quedando así esta área fibrocicatricial rodeada de un borde
irregularmente elevado. La otra, llamada SUPERFICIAL MULTICÉNTRICA, con amplia
incidencia en tronco y extremidades, está representada por máculas eritematosas
y descamativas de aspecto psoriasiforme y/o placas violáceas de mayor tamaño,
únicas o múltiples, cuyo dorso muestra áreas cicatriciales hipocrómicas y zonas
intensa o discretamente queratósicas, irregularmente entremezcladas cuya
periferie presenta bordes circinados y elevados. (Fig. 4)
Ambas formas, suelen crecer
inicialmente y por tiempo considerable en forma radial, extendiéndose así
superficialmente para luego y de forma imprevisible, adoptar un crecimiento
vertical responsable de su elevación y penetración, con la subsiguiente
extensión en forma larvada mucho más allá de los límites clínicos aparentes.
Ocasionalmente y casi siempre
localizada en la cara, el tumor suele adoptar el aspecto de una pequeña placa
indurada y casi siempre deprimida de color blanquecino amarillento, muy indurada
y firme, con bordes muy pobremente definidos y una que otra telangiectasia
reticular en sus bordes o centro, que es conocida como ESCLERODERMIFORME por su
parecido con las lesiones de la Esclerodermia (Fig. 5).
Más raramente aún, puede
adoptar el aspecto de un nódulo liso, sésil o pediculado, firme y moderadamente
consistente y discretamente eritematoso, muy semejante a un fibroma casi siempre
localizado en región sacro-lumbar y que por sus peculiares características
histológicas se lo conoce como FIBROEPITELIOMA.
Sin embargo y no obstante
haberse señalado el hecho de la predilección de algunas formas clínicas por
determinadas áreas cutáneas, es necesario insistir en que el 80% de los C.B. se
localizan en la extremidad cefálica, en donde la cara (porción central y
superior) predomina ampliamente sobre cuero c abelludo y cuello, siendo
el pecho, espalda y hombros los sitios de localización electiva de hasta el
15% de ellas, mientras que las piernas, regiones genitales, glándula mamaria y
regiones palmo plantares, se engloban en el porcentaje restante.
EVOLUCIÓN
No es posible entender la
probable conducta clínica de este tumor, sin considerar brevemente su capacidad
de crecimiento local y diseminación a distancia.
Dicho crecimiento, no siendo
una condición que amenace la vida de forma inmediata, por su tendencia a
infiltrar los tejidos afectos, con notable destrucción de aquellos órganos
revestidos o constituidos por estos (nariz, párpado, pabellón auricular),
exponiendo así fundamentales estructuras subyacentes (senos nasales, globos
oculares, etc), es muy capaz de, a más de provocar notable mutilación y elevada
morbilidad, inducir una agonía prolongada y en último término, causar la muerte.
Este, se lleva a cabo mediante
infiltración tisular, fundamentalmente de la dermis subyacente, extendiéndose
por crecimiento radial a ritmo extremadamente lento (muchos años) para
posteriormente, comenzar y continuar creciendo verticalmente y así extenderse y
profundizar, infiltrando planos hísticos de menor resistencia (perincondrio,
facia, periostio) evitando siempre los de más difícil penetración, por lo que la
invasión de hueso y cartílago es algo tardío e infrecuente o, siguiendo las
líneas de fusión embrionaria (ángulo interno del ojo, surcos nasolabial, retro
auricural y subnasal, parte media del labio inferior y mentón).
La diseminación metastásica,
mucho más frecuente en pacientes de sexo masculino, ancianos, debilitados o
sujetos caquécticos e inmunosuprimidos, es siempre un fenómeno muy tardío y
verdaderamente excepcional, pero de extremada gravedad, pues de la totalidad de
afectados ninguno a superado el año de sobrevida luego de tal diagnóstico.
Aunque teóricamente cualquier
tipo clínico del tumor puede llevarla a cabo, en la práctica, siempre son
aquellos de muy larga data y gran tamaño, o ulcerosos e infiltrantes y muy
destructivos, preferentemente localizados en la cabeza y cuello, y
pertenecientes a las variedades histológicas metatípica u adenoide que, muestran
casi siempre una historia de recidivancia única o múltiple a uno o varios
tratamientos, especialmente de radioterapia, los que suelen hacerlo y casi
siempre por vía linfática hacia ganglios regionales y mucho más raramente hacia
huesos largos, pulmones, vísceras y piel.
Otras formas de diseminación a
distancia, son tanto la infiltración perineural que se da casi exclusivamente en
tumores de localización cráneo-facial, frecuentemente recidivantes y/o con
patrón histológico agresivo, los que pueden progresar a distancia por esta vía y
penetrando orificios craneales de salida de los troncos nerviosos regionales
implicados, provocar la presentación de una sintomatología de orden neurológico
en forma predominante, sin que, la tumoración original experimente mayores
cambios, así como la implantación y desarrollo accidental en traquea y
bronquios, a partir de la aspiración de fragmentos tumorales traumáticamente
desprendidos, desde neoplasias de localización vecina a las vías respiratorias
superiores (boca y nariz).
TRATAMIENTO
Ante la perspectiva de tratar
un C.B., las metas a plantearse por el médico deben ser: Lograr la eliminación
total de la tumoración. Tratar de conservar al máximo la forma y función de
estructuras vecinas. Buscar y obtener el resultados cosmético más satisfactorio.
Para ello, considerando la
existencia de múltiples formas de tratamiento aplicables y valorando la
accesibilidad a estas, deberá emplearse la modalidad o modalidades con las que
más habilidad se tenga y se haya logrado la mayor efectividad, siempre teniendo
presente que, independientemente de la localización o variedad clínica debe de
evitarse al máximo la repetición del mismo tratamiento para todos ellos, ya que
este, siempre debe de individualizarse en base a determinados factores como son:
Edad, ya que aquí el aspecto cosmético resulta preponderante y los resultados
obtenidos pueden variar muy ampliamente, según se trate de adultos jóvenes (muy
exigentes y con mayores posibilidades de complicaciones post-quirúrgicas) o
ancianos (en general bastante menos exigentes y con mucho más posibilidades de
resultados satisfactorios). Localización anatómica, por lo determinante que
resulta tanto en el grado de
riesgo de infiltración subclínica y recurrencia de la tumoración, como de el
nivel de dificultad ofrecido en el cumplimento de los requisitos anatómicos que
garanticen el éxito de una determinada modalidad terapéutica, (inmovilidad
tisular, dificultad de penetración a una instrumento, prolongada cicatrización).
Características estructurales específicas de la tumoración, ya que un tamaño
menor o mayor de 2 cms determinará el mayor o menor grado de posibilidad de
recurrencia, al igual que lo harán la buena o mala delimitación de los tumores
nodulares y en placas respectivamente o, aquellos cuya estructura histológica
presente patrones metatípicos, esclerodermiformes o micronodulares y que
muestren tendencia a infiltrar en bandas o micronódulos, alcanzando la dermis
profunda o el límite dermo-hipodérmico. Pero, sobretodo su condición de
neoplasia PRIMARIA, con buena definición de bordes, ausencia de fibrosis
reparativa secundaria envolvente, relativamente fácil determinación de sus
reales dimensiones y posibilidades conocidas de diseminación, que condicionarán
elevadas posibilidades de curación, resultados estéticos muy aceptables,
escasa mutilación y disfunción estructural, mediante la aplicación de
cualquiera de los métodos indicados o, RECURRENTE, con características
morfoevolutivas completamente diferentes, que a más de condicionar mucho menores
posibilidades de curación, generalmente inducen grandes mutilaciones, notable
disfunción y muy pobre resultado cosmético, independientemente del método
empleado.
Así, sin excepción alguna, la
ESCISIÓN QUIRÚRGICA, por su elevada efectividad e
independientemente del tamaño y
localización del tumor, está indicada en todas las variedades pero, muy
especialmente en aquellos asentados en las zonas de alto riesgo.
El CURETAJE y ELECTRODISECACIÓN, se lo emplea en las formas nodulares y sus
variantes, siempre que estas no excedan el cm de diámetro así como en las
superficiales cicatricial y multicéntrica con o sin el uso tópico de 5-fluoracilo.
La Criocirugía,
al igual que la anterior, resulta altamente efectiva tanto en las formas
nodulares y variantes de hasta un cm no localizadas en áreas de alto riesgo,
como en aquellas de localización palpebral, pero no es aconsejable en
formas nodulares de mayor tamaño, variedades esclerodermiformes o aquellos
tumores localizados en cuero cabelludo.
La MICROCIRUGÍA que dada su
muy elevada efectividad puede emplearse en cualquier variante clínica, con muy
altos porcentajes de éxito, debido al tiempo que implica y el costo que
conlleva, debe reservarse sólo para aquellas formas infiltrantivas,
ulceroterebrantes o, esclerodermiformes y sobre todo recurrentes.
La RADIOTERAPIA de baja
penetración y siempre fraccionada, aunque especialmente indicada por su alta
efectividad y buenos resultados cosméticos, en determinadas zonas de cabeza y
cuello (nariz, orejas y áreas preauriculares), especialmente en sujetos de edad
avanzada, es desaconsejada en adultos jóvenes y en aquellas variedades
infiltrativas difusas o, esclerodermiformes y, en tumores recurrentes o
localizados en determinadas áreas anatómicas como el tronco y las extremidades.
El LÁSER, utilizado en forma
de incisión para la cirugía escicional de las variantes nodulares y
superficiales múltiples, especialmente de pequeño tamaño, tanto por su gran
efectividad y excelentes resultados cosméticos, como la conservación de la pieza
para su estudio histológico comparativo post-extirpación.
En aquellos tumores avanzados
y no resecables, son elegibles tanto con fines coadyuvantes de otros
tratamientos, como en forma aislada y con paliativos, la radioterapia más
quimioterapia, modalidad esta última que se utiliza también con fines análogos
en caso de metástasis ganglionares y/o sistémicas.
CARCINOMA
ESPINOCELULAR CUTÁNEO
CONCEPTO Y
EPIDEMIOLOGÍA
El CEC, es un tumor epidérmico
de celular epiteliales queratinizantes anaplásicas que en este órgano
habitualmente posee características propias de las neoplasia malignas, tales
como la capacidad de crecimiento local progresivo y constante y la tendencia a
diseminarse a distancia aunque, eventualmente y no obstante conservar la
primera de ellas pueda carecer de la segunda.
La tumoración resulta bastante
más común en varones que en mujeres, y aunque raramente puede ya manifestarse en
la tercera década de la vida, lo habitual es que lo haga a partir de la 5ta o
6ta.
La elevada incidencia del
proceso en áreas geográficas cuya latitud (trópico y subtrópico) y altura
(montañas) condicionan una mayor exposición a la radiación lumínica y su
marcada preferencia para localizarse en zonas tegumentarias expuestas,
demuestran su clara interrelación.
Destacable también, es el
factor racial ya que, si bien puede presentarse en sujetos negroides y
mongoloides, esto será siempre algo muy eventual frente al elevado predominio
que muestra en la raza blanca.
ETIOPATOGÉNIA
La aparición de mutaciones
somáticas no letales en el ADN nuclear de celular madres en la capa basal del
epitelio epidérmico, consecuencia bien sea de la REITERADA ACCIÓN INDUCTORA de
múltiples factores medioambientales, como la energía radiante, bien sea en forma
de luz solar (R.UV.AyB.) o radiación ionizante (RX. y GAMA), fármacos de uso
tópico (mostaza nitrogenada), ingestión de elementos químicos con fines
medicinales o alimentarios como el arsénico o, de administración sistémica (Psoralenos),
el contacto repetitivo con hidrocarburos orgánicos (aceite de antraceno,
parafina, creosota, hollín, fuel oil), la hipertermia focalizada y repetitiva en
estrecho contacto con la piel con fines de calefacción (rayos I.R., ceniza
caliente, kangri, calderos) y la infección viral por determinadas cepas de
H.P.V. o, por la PREDISPOSICIÓN que a ellas se presenta en determinados procesos
patológicos, tales como algunas reacciones inflamatorias y ulcero cicatriciales
de curso crónico (L.E.D., liquen rúber plano, cicatrices de quemaduras, Ulcera
de pierna) determinados estados granulomatosos, supurativos y fistulosos
persistentes (Granuloma Inguinal, Osteomielitis crónica, Hidradenitis
Supurativa), focos de displasia epidérmica (Queratosis Actínicas), y la
Inmunosupresión prolongada (organotransplantados, Linfomas, infección por H.I.V.),
son la causa de que determinados proto oncogenes estimulantes del crecimiento,
anti oncogenes y genes reguladores tanto de la apoptosis como de la reparación
del D.N.A., sean estructuralmente dañados, consecuencia de lo cual la síntesis
excesiva o deficitaria de múltiples moléculas proteicas reguladoras,
morfofuncionalmente aberrantes, inducirá a la presentación
de profundas anomalías tanto en la traducción y la
trascripción de señales Inter e intracelulares, como en el desarrollo del ciclo
celular, con la aparición subsiguiente de uno o varios clones de células
neoplásicas, alguno de los cuales al sobrevivir por selección natural a los
mecanismos defensivos que el organismo impone, desarrollara una tumoración
localizada en la epidermis (IN SITU) que al evolucionar con el paso del tiempo y
sobrepasar este límite, termina transformándose en una Carcinoma INVASOR.
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
Actualmente se reconocen 2
tipos de C.E.C., cada una de ellas con características morfológicas y
clínico-evolutivas muy diferentes, denominadas verrucosa y no verrucosa.
La forma verrucosa, muy poco
frecuente se presenta como una masa tisular endo o, exofitica sesil, de
consistencia firme y entre uno o 10 y más cms de tamaño, cuya superficie
vegetante entremezcla numerosas crestas papilomatosas con profundos e
irregulares surcos y senos. Suele presentarse tanto sobre piel sana como
previamente afectada por alguna patología y aunque puede localizarse en
cualquier parte del tegumento, con elevada frecuencia, suele hacerlo en la
planta del pie, manos, dedos y tronco.
Su evolución extremadamente
lenta, suele abarcar entre algo menos de un lustro y 4 a 5 décadas, con un curso
muy insidioso y destrucción tisular subyacente inicialmente muy relativa, que
suele transformarse posteriormente en una agresiva invasión de los tejidos
blandos y hueso posterior. Sin embargo, no suele metastatizar a distancia,
aunque excepcionalmente puede encontrárselo en ganglios linfáticos regionales a
la tumoración inicial.
La forma no verrucosa, en
cambio es con mucho la más frecuente y según se encuentre circunscrita a la
epidermis o ya fuera de ella, localizada en otros tejidos subyacentes se conoce
como IN SITU o INVASOR respectivamente.
La ausencia de un patrón
morfológico definido en la expresividad clínica de este tipo de neoplasia hace
que ella pueda adoptar el aspecto de múltiples lesiones dermatológicas y a
través de la combinación de algunas de las características de estas en una sola
imagen, de origen a elementos lesionales bastante polimorfos.
Así, los CEC IN SITU más
frecuentemente se manifiestan como máculas eritematosas circulares, ovoidales o
irregulares, siempre de tamaño menor a los 2 cm, con bordes generalmente bien
definidos y superficie liza, mediana o intensamente queratósica y descamativa o
erosivo-costrosa, (Fig.1) mientras que pápulas o placas eritematoedematosas o
del color de la piel circundante, infiltradas y poco móviles, (Fig.2) nódulos de
consistencia pétrea y superficie erosiva o ulcero costrosa, masas tisulares de
forma irregular, sésiles y papilomatosas (Fig.3) o, ulceraciones de bordes
vegetantes, verrucosos y sangrantes, de fondo granulomatoso y hemorrágico(Fig.4),
siempre con tamaños superiores a los 3 cm, son en cambio las variantes más
frecuentes dentro de la variada expresividad clínica del CEC INVASOR.
Aunque estas lesiones pueden
aparecer en cualquier parte del tegumento, habitualmente suelen hacerlo sobre
aquellas zonas mas expuestas a la luz solar, y con evidentes signos de severo
daño actínico acumulativo, como son la extremidad cefálica, parte superior del
pecho y espalda, hombros, y zonas distáles de las caras dorsales de miembros
inferiores y superiores. Eventualmente, suelen también presentarse en áreas
cutáneas no expuestas, pero que hayan experimentado o experimenten, algún
proceso patológico de carácter ulcerativo persistente, abscedante y supurativo o
fibrocicatricial de curso crónico, como las entidades descritas anteriormente.
Además, excepcionalmente, puede también localizarse en áreas no expuestas y sin
la presencia o antecedente de proceso patológico subyacente alguno, tal como es
el caso del CEC de NOVO.
EVOLUCIÓN
Tanto el crecimiento local por
expansión tisular directa como la diseminación a distancia, son la esencia del
comportamiento biológico de la tumoración.
Dicha expansión, se efectúa
tanto en sentido horizontal como vertical, a velocidad muy variable y
fundamentalmente dependiente tanto de su origen como de su procedencia anatómica
pudiendo así, ser muy rápido en los CEC de NOVO o, de los genitales, muy lenta
en aquellos consecutivos a malignización de queratosis actínicas o intermedio,
en aquellos situados en la plantas y el tronco.
La diseminación a distancia
por metástasis, es considerada en general un proceso tardío y sujeto a grandes
variaciones, cuyos porcentajes oscilan entre el 4% y el 60% en numerosas series.
Se realiza por vía linfohemática, siendo los ganglios linfáticos regionales y
extraregionales, afectados con una frecuencia mucho más elevada que las
vísceras.
Existen múltiples factores
tanto intra como extratumorales que, influencian tanto su frecuencia como la
velocidad de presentación tales como: El TAMAÑO, los menores de 1,5 cm no
metastatizan o lo hacen excepcionalmente. PROFUNDIDAD DE INVASIÓN aquellos
localizados por debajo de la parte más profunda de la dermis reticular siempre
dan metástasis. LOCALIZACIÓN ANATÓMICA, muy metastatizantes los de labio
inferior, genitales y región Perianal, lo contrario para los de cuero cabelludo,
cuello y tronco. ORIGEN, muy alto potencial en aquellos procedentes de áreas de
inflamación gránulomatosa crónica como el L.E.D., radiodermitis crónica,
procesos ulcero cicatriciales o supurativos persistentes de etiología múltiple
o, áreas de piel sin daño previo alguno como en los CEC de NOVO. GRADO DE
DIFERENCIACIÓN, HISTOLÓGICA, muy alto en aquellos que presentan abundante
displasía, pobre demarcación, escasas perlas córneas y numerosas mitosis
atípicas.
Otro mecanismo de diseminación
a distancia del foco primario, es la INFILTRACIÓN PERINEURAL, a lo largo de la
distribución de los troncos nerviosos de los nervios craneales, pudiendo así,
alcanzar el S.N.C. a través de espacio subaracnoideo y cuya frecuencia de
presentación está relacionada tanto con el grado de diferenciación tumoral, como
con la localización anatómica de este, muy elevada en aquellos constituidos por
células fusiformes y/o adenoescamosas y situados en la parte media de la cara,
labios y zonas de distribución de la rama maxilar inferior del nervio trigémino.
TRATAMIENTO
La habitualmente amplia
accesibilidad de estas neoplasias, ha permitido el uso de múltiples medidas
terapéuticas tendentes a su total eliminación, con grados variables de éxito, de
acuerdo a la localización y estadio del proceso tumoral.
Así, la ELECTROCIRUGÍA
mediante fulguración y curetaje, está entre los de más amplio uso y mayor
efectividad, siempre que la neoplasia a tratarse no exceda los 2 cms en su
tamaño, su profundidad no supere el limite dermo hipodérmico, este localizada en
frente, mejillas o tronco, y su origen se encuentre en una Queratosis Actínica o
por radiación ionizante o, algún área de radiodermitis crónica. La escisión en
cambio, usando corriente de corte en cambio, resulta de gran utilidad para
aquellos tumores localizados en el lóbulo del pabellón auricular.
Aunque en la práctica, todos o
casi todos los carcinomas espinocelulares pueden tratarse exitosamente mediante
ESCISIÓN y/o RECECCIÓN QUIRÚRGICA, esta modalidad, está especialmente indicada
en aquellos tumores mayores de 2 cms, especialmente los de forma lineal y/o
localizados en párpados, labios, cuero cabelludo, parte distal de las
extremidades y genitales, así como también en toda tumoración residual post
radiación cancericida u, originadas en cicatrices tardías, úlceras y fístulas.
La AMPUTACIÓN, debe reservarse
en cambio para aquellos casos de localización genital o, aparecidos en diversas
ulceraciones crónicas de la pierna y/o fístulas de osteomielitis.
La DISECCIÓN GANGLIONAR
concomitante, es opcional y sólo realizable si existe compromiso clínico
detectable de estas estructuras o, afectación de hueso y cartílago.
Para todas las ulceraciones
múltiples o de gran tamaño y bordes pobremente definidos, así como aquellas que
invaden hueso y cartílago o, aparecen sobre áreas de radiodermitis crónica y
sobre todo las de carácter recidivante, la MICROCIRUGÍA, resulta de primera
elección.
Finalmente, todos los
carcinomas Espinocelulares demasiado grandes para ser electro disecados o,
localizados en nariz, pliegue nasolabial, párpados, cantos palpebrales y áreas
preauricurales, son candidatos de elección para su tratamiento con RADIACIÓN
IONIZANTE fraccionada de baja penetración, con resultados cosméticos óptimos.
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