Dr. Luis Chiriboga Arditto
Dra. María Luisa Salinas
Vaca
DEFINICIÓN
Enfermedad
infectocontagiosa de curso crónico, producida por el Mycobacterium leprae.
Afecta la piel, las mucosas, los anexos, el sistema nervioso periférico y en
las formas graves existe compromiso de algunas visceras.
ETIOLOGÍA
El agente etiológico
conocido también como bacilo de Hansen, en honor a su descubridor, es una
bacteria, al igual que el Mycobacterium tuberculosis, alcohol-ácido
resistente, de vida intracelular obligado. Morfológicamente el bacilo de
Hansen y el de Koch no presentan mayores diferencias, salvo que el primero
tiende a agruparse adoptando la disposición en paquete de cigarrillos y que
es de menor longitud.
Es de baja antigenicidad,
no ha podido ser cultivado y las inoculaciones han dado resultados positivos
en ciertos animales de experimentación, como el practicado en la almohadilla
de la pata del ratón normal o timectomisado e irradiado, así como en
primates como el mono Mangabey, el mono verde africano y el Rhesus. Se ha
logrado reproducir la enfermedad en el armadillo de 9 bandas, considerado un
modelo experimental de la enfermedad. Se han capturado armadillos salvajes
infectados naturalmente, convirtiéndose en potenciales reservorio de este
mal.
EPIDEMIOLOGÍA
La enfermedad tiene una
distribución mundial, existiendo una mayor prevalencia en los países pobres
y poco desarrollados, considerándose a esta dolencia como un mal de la
pobreza. Existen tres focos importantes en el planeta y se encuentran en
África, China y la India, desde donde se ha distribuido al resto del Mundo.
Se estima que actualmente existe un número menor a 2'000.000 de pacientes
registrados y bajo control epidemiológico, existiendo países asiáticos y
africanos con tasas de prevalencia todavía muy elevadas, contrastando con
aquellos que han logrado bajar su tasa a menos del 1 x 10.000. En Europa la
enfermedad ha desaparecido, con excepción de los países del Mediterráneo. En
las áreas endémicas de Lepra es común la infección subclínica, a juzgar por
los estudios serológicos en los que se detectan anticuerpos específicos
contra el M. Leprae, en pacientes aparentemente sanos.
MECANISMOS DE TRANSMISIÓN
El criterio de la
transmisión de paciente bacilífero sin tratamiento a persona lepromino
negativa, es decir, por contacto directo y prolongado, se mantiene vigente,
sin embargo la transmisión por la vía respiratoria es corroborada por las
evidencias actuales, como la más importante. También se han presentado
evidencias para la transmisión congénita, aunque esta vía es muy rara.
Aunque todavía no hay indicios claros, los vectores jugarían un papel
importante en la transmisión de la enfermedad a partir de animales
infectados.
Condiciones como la
pobreza, poca higiene y sobre todo el hacinamiento aumentan los riesgos de
contagio, siendo más frecuente en los niños por ser los más susceptibles.
El período de incubación
es por regla general de 1 a 10 años, con una evolución más corta en los
pacientes tuberculoides, pero mucho más prolongada en los lepromatosos.
CLASIFICACIÓN
El comité de clasificación
de la Lepra reunido en Madrid con motivo del VI Congreso Internacional de la
enfermedad en 1953, basándose en cuatro criterios (clínico, bacteriológico,
histopatológico e inmunológico), clasifica» la Lepra en 2 tipos polares
estables y 2 grupos inestables, con las respectivas variedades clínicas de
cada uno de ellos.
¨
Tipo Lepromatoso
(L): nodular, infíltrativa en placas, macular, infíltrativa difusa,
neurítica.
¨
Tipo Tuberculoide
(T): macular, mayor, menor, neurítica.
¨
Grupo Indeterminado
(I): macular, neurítica.
¨
Grupo Dimorfo o
Borderline (B): infiltrativa, otras.
En 1966, dos autores
ingleses Ridley y Jopling, introducen una nueva clasificación de tipo
inmunológico y en la que determinan la existencia de 5 formas clínicas, sin
incluir al grupo Indeterminado.
Estas formas clínicas son:
¨
T.T.(tubercoloide
polar),
¨
B.T.(borderline
tuberculoide),
¨
B.B.(borderline),
¨
B.L.(borderline
lepromatosa)
¨
L.L. (lepromatosa
polar).
Veremos a continuación los
principales caracteres clínicos, bacteriológicos, histopatológicos e
inmunológicos de cada una de las formas clínicas.
TIPO LEPROMATOSO (L)
CLÍNICA.-
Clínicamente en este tipo,
el más severo de todos, el bacilo ataca piel, mucosa, sistema nervioso
periférico y órganos internos.
|
Lepra Lepromatosa |
Las pocas defensas del
organismo frente al agresor se manifiestan por la falta de un límite neto de las
lesiones de la piel y de un color definido de las mismas. El bacilo al
propagarse por el organismo, da origen primero a máculas ligeramente infiltradas
de color sepia, con límites impresisos, difícil de diferenciar de la piel sana
vecina. Luego aparecen lesiones de tipo noduloinfiltrativas. Las lesiones se
localizan en cualquier área de la piel e invaden luego lentamente el resto de la
superficie cutánea. En esta forma clínica existe el respeto de ciertas zonas
cutáneas como el cuero cabelludo, cuello, grandes pliegues y la gotera
vertebral, dato que contribuye al diagnóstico de esta forma clínica.
La infiltración difusa de la
cara, que es más manifiesta en los lóbulos de las orejas, la exageración de los
surcos normales, la aparición de abundantes lepromas, la alopecia de la cola de
las cejas (que puede llegar a ser total), junto con la caída de las pestañas (madarosis),
más el enrojecimiento de los ojos por la queratitis, confieren al enfermo un
aspecto facial característico conocido como fácies leoninas. En otros casos
predominan los procesos paréticos y paralíticos en la zona facial, con
lagoftalmos, confiriendo la inexpresiva fácies antonina. En las manos la
infiltración origina un aspecto suculento, brillante (como si estuviese
aceitada). En esta zona la epidermis se pliega finamente al ser tomada con los
dedos.
Las mucosas se afectan casi
siempre, produciendo infiltración difusa en mucosa nasal y tracto respiratorio
superior (rinorrea y epistaxis), con el que algunos pacientes inician su
enfermedad y en la que se ven abundantes bacilos cuya demostración es
diagnóstica. La agresividad de los bacilos a este nivel puede provocar la
destrucción del cartílago y los huesos propios de la nariz, produciendo el
undimiento nasal conocido como nariz en silla de montar.
En cuanto a las lesiones
nerviosas, que en el tipo lepromatoso tienen menor preponderancia que las
cutáneas, comprometen grandes troncos nerviosos y filetes a nivel cutáneo, que
provocan, en el primer caso, trastornos tróficos y mal perforante plantar, este
último caracterizado por úlceras profundas, no dolorosas, en las áreas de mayor
presión de los pies como la cabeza de los metatarsianos y en el talón, y en el
segundo caso, anestesia en la piel, que generalmente se inicia con una
hiperestesia, luego hipoestesia, antes de provocar la anestesia total del área
afectada.
En algunos pacientes es
frecuente encontrar una anestesia regional conocida como anestesia en guante y
calcetín, de tipo bilateral.
Los anexos cutáneos se
encuentran afectados, siendo frecuente la alopecia de la cola de las cejas, la
escasez del vello axilar y pubiano, así como la destrucción de gran cantidad de
glándulas sudoríparas y sebáceas.
En esta forma clínica el
compromiso de algunas visceras es la regla, encontrándose con frecuencia
lepromas en los ojos (conjuntiva y cuerpo ciliar), con la consecuente ceguera en
algunos casos; en los testículos, que determinan impotencia sexual y
ginecomastia; en el bazo y en el hígado.
De acuerdo con el mayor o
menor ataque de la enfermedad, en este tipo se conocen varios grados que se
designan como Ll, L2 y L3, siendo este último el más grave y el que presenta
severas lesiones cutáneas, mucosas, nerviosas y de los órganos internos.
BACTERIOLOGÍA.-
La búsqueda del bacilo de
Hansen resulta positiva tanto en las lesiones de la piel como en el moco nasal y
en la linfa, que en nuestro medio, este último método de laboratorio es el más
asequible y barato para el diagnóstico en pacientes tanto del nivel rural como
de las ciudades pequeñas. Los pacientes de este tipo presentan siempre una
baciloscopía positiva (+).
HISTOPATOLOGIA.-
El estudio histológico de
un trozo de piel enferma nos muestra un infiltrado inflamatorio en la dermis de
tipo granulomatoso con abundantes células vacuoladas cargadas de lípidos y
bacilos de Hansen (células de Virchow). Este infiltrado se encuentra separado de
la epidermis por una banda de tejido colágeno normal, conocido como banda de
Unna. Completan el infiltrado, células epitelioides, linfocitos, histiocitos y
células plasmáticas, alrededor de anexos, vasos y nervios.
INMUNOLOGÍA.-
La reacción a la lepromina
(reacción de Mitsuda), en este tipo clínico da resultado siempre negativo (-).
LABORATORIO.-
Es habitual encontrar anemia,
hipoalbuminemia, hipocolesterolemia, hiperglobulinemia alfa-2 y gamma. La
eritrosedimentación se encuentra acelerada, y en la inmunoelectroforesis del
suero se observa un aumento de la IgG, y a veces de la IgA e IgM. Pese a este
aumento de las inmunoglobulinas el paciente lepromatoso no puede defenderse del
bacilo, pues lo que está muy perturbada es la inmunidad celular (linfocitos T
incompetentes). La complementemia alcanza mayores valores que los habituales y
con frecuencia se encuentran crioglobulinas. Son de mal pronóstico la
persistencia o acentuación de estas modificaciones humorales.
PRONOSTICO.-
Si tenemos en cuenta los
diferentes caracteres de esta forma clínica, como las lesiones cutáneas con poca
o ninguna focalización, ataque de las mucosas y órganos internos, baciloscopía
negativa y resultado de laboratorio antes indicado, podemos concluir que el tipo
lepromatoso tiene un pronóstico sombrío para el paciente sin tratamiento o
cuando el mismo es inadecuado. La muerte puede ocurrir por una afección
intercurrente (TB) o más frecuentemente por las complicaciones de órganos
internos invadidos por los lepromas. La amiloidosis sistémica o secundaria se
observa con mayor frecuencia en los pacientes que han sufrido repetidos e
intensos brotes de reacción o en aquellos que presentan procesos supurativos
crónicos, ulceraciones, osteítis, osteomielitis, etc.
VARIEDADES
CLÍNICAS
¨
Nodular
¨
Infiltrativa en placas
¨
Macular
¨
Infíltrativa difusa.
Nodular.-
Se caracteriza esta variedad
por presentar lesiones nodulares conocidas como lepromas de pocos milímetros a 3
cm., renitentes, de color rojo, violáceo o castaño oscuro, los mismos que se
localizan principalmente en la cara, orejas y extremidades, en forma simétrica.
Iinfiltrativa en placas.-
Placas de mayor
tamaño que las anteriores, de forma irregular, pero conservando las otras
características como el color, localización y distribución.
Macular.-
Esta variedad presenta manchas
ligeramente infiltradas, de límites impresisos, color sepia y localizadas en
cualquier zona de la piel (roseola lepromatosa).
Imfiltrante difusa.-
Esta variedad especial de
la lepra lepromatosa es frecuente en México y Centro América, caracterizada por
presentar una infiltración generalizada de la piel sin lesiones nodulares,
llamada Lepra de Lucio y Alvarado, en la que puede presentarse una reacción
lepromatosa tipo vasculitis necrotizante (fenómeno de Lucio).
LEPRA HISTIODE.-
En 1960, Wade describe una
forma clínica distinta a las conocidas hasta esa época, caracterizada
clínicamente por presentar lesiones nodulares parecidas a las de la forma
nodular del tipo lepromatoso, siendo una variedad de este.
|
Lepra Histioide |
Las lesiones se describen como
nodulos hemiesféricos, duros a la palpación, ligeramente pigmentados, a veces
del color de la piel vecina, algunos con una discreta depresión central, de
tamaño y localización variables, presentándose más en tronco y extremidades.
Esta forma clínica se presenta en lepromatosos que aparentemente curados con DDS
(monoterapia), suspendieron prematuramente el tratamiento, aunque se han
descrito algunos casos como forma inicial de esta enfermedad.
Histológicamente presenta las
mismas características que en el tipo nodular, pero con mayor número de bacilos
y abundantes histiocitos.
TIPO TUBERCULOIDE (T)
Este es el tipo opuesto al
anterior y por lo tanto relativamente benigno, ya que hasta puede curar
espontáneamente.
CLÍNICA
El bacilo al atacar al
organismo sólo produce lesiones en la piel y el sistema nervioso periférico, con
predominio de este último en la mayoría de los casos, por lo que son más
frecuentes las paresias, parálisis, engrosamientos nerviosos y trastornos
tróficos en general que en el tipo lepromatoso. Las lesiones en las mucosas y en
los órganos, generalmente están ausentes.
|
Lepra
Tuberculoide |
Las lesiones cutáneas
presentan una manifiesta tendencia a la focalización, son de un color definido,
centro hipocrómico o no, con bordes netos en su límite externo y borroso en el
interno. Todos estos caracteres revelan, al simple examen objetivo de la lesión,
defensas eficaces frente al agresor.
El hallazgo de una lesión
hanseniana con bordes micropapuloides corresponden siempre al tipo tuberculoide,
siendo de diferentes tamaños, con trastornos de la sensibilidad, la mayoría de
ellas de centro hipocrómico y ligeramente escamoso, de formas redondeadas u
ovales y localizadas principalmente en el tronco, aunque se pueden presentar en
cara y en las extremidades.
En el sistema nervioso
periférico se pueden afectar grandes troncos nerviosos como el radial, cubital,
mediano, ciático poplíteo externo, aurículo temporal, etc., provocando neuritis
con las consecuencias lógicas de la alteración de las fibras tanto sensitivas
como motoras del nervio afectado. Estas neuritis son de distribución simétrica y
algunas pueden hacerse colicuativas y abcedarse, terminando con la destrucción
del nervio afectado.
Dentro de los principales
trastornos se citan la atrofia de los músculos de manos, antebrazos y pies, así
como la parálisis de grandes grupos musculares de las extremidades y de la cara.
También se afectan los pequeños filetes nerviosos de la piel que producen la
anestesia de las lesiones antes descritas y que son la característica de este
tipo.
Los trastornos tróficos más
frecuente en los pacientes tuberculoides, a nivel de los miembros superiores, se
manifiestan no solamente por la atrofia muscular si no también por una
retracción de los dedos de las manos según el nervio afectado. Cuando está
afectado el nervio cubital hay una retracción del dedo meñique y el anular
configurando lo que se conoce como "mano de predicador". Cuando se afecta además
el mediano hay la retracción del dedo medio y del índice, dando la "mano de
simio". Y si finalmente se afecta el radial ocurre una caída total de la mano.
En los miembros inferiores la parálisis del ciático poplíteo externo, produce la
caída del pié.
VARIEDADES
CLÍNICAS.-
¨
Macular
¨
Tuberculoide menor (placas micropapuloides)
¨
Tuberculoide mayor
(placas, lesiones anulares)
¨
Neurítica pura
BACTERIOLOGÍA.-
Con las tinciones habituales
de Ziehl Neelsen la baciloscopía es siempre negativa en las preparaciones
histológicas de la piel, así como en el moco y la linfa.
HISTOPATOLOGIA.-
La patología de este tipo
polar se caracteriza por una reacción sarcoidea con células epitelioides,
linfocitos y algunas células gigantes, semejante a lo que se encuentra en un
granuloma tuberculoide.
INMUNOLOGÍA.-
La leprominoreacción confirma
el buen pronóstico de esta forma clínica. Sus resultados son habitualmente
positivo franco o positivo intenso (+).
GRUPO DIMORFO O BORDERLINE (B)
CLÍNICA
Este grupo confiere unidad
nosológica a la enfermedad, ya que entre los pacientes lepromatosos de baja
inmunidad y los tuberculoides de alta inmunidad hay casos ambiguos con
características de ambos, que pueden encontrarse vecinos a una u otra forma
polar, constituyendo el grupo dimorfo.
|
Lepra Dimorfa |
Clínicamente se
caracterizan por presentar placas infiltrativas de color ferruginoso,
castaño u hoja seca y se localizan especialmente en el tronco y miembros. Se
disponen en forma muy similar a las del tipo lepromatoso, presentando un
contorno externo difuso, de forma anular u orbicular y un límite interno
neto, dejando zonas de piel sana "en recorte de ostia". Esta forma que se
aproxima tanto a la lepromatosa, es la llamada BL (borderline lepromatosa).
En algunos pacientes se
presentan placas muy infiltradas de bordes externos más o menos definidos
con aspecto de piel de naranja y que se las designa también como suculentas.
BACTERIOLOGIA.-
La baciloscopía es
frecuentemente positiva, por lo tanto los pacientes se encuentran dentro del
grupo de los bacilíferos o multibacilares.
HISTOPATOLOGIA.-
La estructura
histológica es ambigua o mixta. Es decir, hay un granuloma que presenta
similitud con el lepromatoso y simultáneamente en otro campo del mismo
preparado, alguna semejanza con el tuberculoide reaccional. El hallazgo de
ambos tipos de granuloma en el mismo preparado es excepcional y en él se
encontrarían áreas de reacción sarcoidea al lado de células vacuoladas
cargadas de lípidos y bacilos, es decir, células epitelioides junto a
células de Virchow.
INMUNOLOGÍA.-
La leprominoreacción
de Mitsuda generalmente es negativa, e indica el pronóstico reservado de
este grupo cuando no se lo trata, pudiendo evolucionar hacia el lepromatoso,
hacia el tuberculoide reaccional o puede involucionar con un tratamiento
correctamente instaurado.
GRUPO
INDETERMINADO O INCARACTERISTICO (I)
CLÍNICA
Inestable como el
anterior, es considerado por la mayoría de los autores como una forma de
comienzo de la enfermedad, por lo que se lo tipifica como una variedad de
paso que puede mutar o virar hacia uno de los dos polos, dependiendo del
Mitsuda, o puede permanecer como tal por tiempo indefinido.
Clínicamente puede
presentar máculas hipocrómicas, eritematosas o eritematopigmentarias,
anestésicas, localizadas generalmente en glúteos y cara. Pueden ser únicas o
múltiples, de tamaños variados y generalmente redondeadas. Sus límites son
más o menos netos. No se afectan las mucosas y en el sistema nervioso
periférico hay compromiso de grandes troncos nerviosos con los trastornos
tróficos consiguientes, que no llegan a ser tan severos como en el tipo
tuberculoide. Existen además trastornos de la sensibilidad por la afectación
de los filetes nerviosos a nivel cutáneo (anestesia).
|
Lepra
Indeterminada |
BACTERIOLOGIA.-
Baciloscopía generalmente
negativa y sólo por excepción se encuentra alguno que otro bacilo en las
preparaciones histológicas. Siempre negativa en moco y linfa.
HISTOPATOLOGIA.-
En un corte histológico de
la piel de estos pacientes se va a encontrar un infiltrado inflamatorio
inespecífico, localizado alrededor de vasos, glándulas sudoríparas y folículos
pilosebáceos. El infiltrado en situación paraneural es muy sugestivo de Hansen y
es confirmatorio si se encontrara algún bacilo.
INMUNOLOGÍA.-
En cuanto a la
leprominorección el resultado puede ser positivo (+) o negativo (-). Este dato
adquiere gran importancia para el pronóstico, ya que la mayor parte de las
formas indeterminadas con Mitsuda positiva y baciloscopía negativa evolucionan
con el andar del tiempo hacia tuberculoide, mientras que aquellas con
baciloscopía positiva y reacción a la lepromina negativa lo hacen hacia las
formas lepromatosas.
REACCIONES HANSENIANAS
En la evolución crónica que
tiene esta enfermedad, se intercalan episodios reaccionales, que se caracterizan
por dar manifestaciones de tipo agudo o subagudo y son de orden local y general.
También pueden aparecer estos estados reaccionales como primera manifestación de
la enfermedad, hasta entonces inaparente. Las reacciones hansenianas se pueden
presentar en el 10 al 40% de los enfermos, teniendo siempre un origen
inmunológico.
Sabemos que la bacteria es un
organismo de vida intracelular y por lo tanto el mecanismo de defensa del
organismo depende de la inmunidad celular, es decir, de los linfocitos T. La
presencia de estos linfocitos T competentes contra el M. Leprae, origina un tipo
particular de la enfermedad, de buen pronóstico, con formación de granulomas que
destruyen al bacilo y tejidos vecinos (Lepra tuberculoide).
Si los linfocitos T tienen un
defecto específico para destruir al bacilo de Hansen, entonces este se
multiplica en el interior de las células de Schwan y de los macrófagos (células
de Virchow), para dar origen a la lepra lepromatosa, estable en su gravedad, de
mal pronóstico y con compromiso de órganos internos.
Entre los dos polos
encontramos todas las variantes clínicas, inmunológicas e histológicas posibles,
pero que para fines prácticos se resumen en BT, BB, BL. En la lepra lepromatosa
y menos en la borderiine lepromatosa, el organismo está sometido a una
sobrecarga antigénica con hiperproducción de anticuerpos. Estos anticuerpos que
son incapaces de detener el curso de la enfermedad, debido a que el bacilo es un
parásito intracelular, tienen una activa participación en algunos episodios
reaccionales, como veremos más adelante.
Los episodios reaccionales en
la lepra se producen por modificación de la inmunidad mediada por células o de
tipo I, o por participación de la inmunidad humoral o de tipo II.
CLASIFICACIÓN DE LAS LEPROREACCIONES DE ACUERDO A SU FISIOPATOLOGÍA
TIPO I.
A.- Por deterioro de la
inmunidad celular:
·
Lepromatización aguda
·
Lepra tuberculoide en
reacción
·
Lepra dimorfa en
reacción
B.- Por estímulo de la
inmunidad celular
· Reacción
reversal
TIPO II.
Episodios reaccionales por
participación de la inmunidad humoral:
·
Eritema
nodoso leproso
·
Eritema
polimorfo
·
Fenómeno
de Lucio
Lepromatización aguda.
Se presenta en pacientes
lepromatosos no tratados o con tratamiento discontínuo y por excepción, en
pacientes resistentes a la quimioterapia con Dapsone (DDS). Una depresión aun
mayor en su inmunidad celular, permite la aparición de nuevos lepromas, con la
tumefacción y crecimiento de las lesiones antiguas. Se acompaña el cuadro con
mal estado general y fiebre, además de manifestaciones clínicas diversas como la
iridociclitis, que puede llegar a la ceguera, orquitis, neuritis, rinitis con
epístaxis frecuentes, adenopatías tumefactas, hepatoesplenomegalia, acompañado
de anemia, leucocitosis con neutrofília, eritrosedimentación acelerada,
hipoproteinenüa con hipoalbuminemia e hipergammaglobulinemia. Como resultado de
estos episodios el paciente queda más lepromatoso que antes y con pronóstico
reservado.
Lepra tuberculoide en
reacción.
Llamada también reacción
leprótica tuberculoide. Se presenta en pacientes con lepra tuberculoide, en los
que una depresión de su inmunidad celular provoca un escape de bacilos que
colonizan otras zonas de la piel con la consiguiente respuesta de su sistema
inmunitario aun competente, que se traduce por un empeoramiento de las lesiones
antiguas que se vuelven suculentas (con mayor relieve) y por la aparición de
nuevas lesiones turgentes semejantes a las descritas. Este cuadro podría ser la
primera manifestación de la enfermedad y a diferencia de los fenómenos
reaccionales de los lepromatosos, en esta reacción no hay manifestaciones
generales o son de escasa magnitud.
La reacción dura semanas o
meses, para luego involucionar en forma lenta, disminuyendo el brillo, la
tensión y la inflamación de las lesiones, con descamación furfurácea, abundante,
quedando una atrofia residual con aspecto de papel de cigarrillo.
La lepromina puede disminuir
en intensidad o negativizarse, apareciendo una baciloscopía positiva durante el
brote. La repetición del estadio reaccional puede llevarla a una mutación hacia
formas menos resistentes.
Lepra dimorfa en reacción.
Igual que la anterior se
origina por una depresión de la inmunidad celular, que se manifiesta
clínicamente por infiltración y tumefacción de las lesiones previas y aparición
de otras, con menor o mayor grado de afectación del estado general. Todos los
estados reaccionales de este grupo implican una mutación real o potencial hacia
el polo lepromatoso.
Reacción reversal.
Toda reacción que provoque en
forma aguda o subaguda una mutación de una forma clínica hacia formas más
resistentes se denomina reacción reversal.
Esta reacción, de rara
aparición, ocurre en lepromatosos, dimorfos y tuberculoides, generalmente dentro
del primer año de iniciado el tratamiento por un súbito aumento de su inmunidad
celular (específico para el M. Leprae), de causa desconocida, que se traduce por
un particular cuadro clínico, inmunológico e histológico.
En pacientes con formas
clínicas vecinas a la lepromatosa o dimorfa, esta reacción presenta abruptamente
lesiones eritematosas o eritematoedematosas, de bordes bien definidos, parecidas
a lepra tubercoloide en reacción, que se acompañan con frecuencia de compromiso
de nervios periféricos, que en ocasiones dejan severas secuelas.
La clínica es la expresión de
un sistema inmunitario ahora competente al focalizar la infección, siendo la
piel y el sistema nervioso periférico los órganos de choque de esta reacción
linfocito versus bacilo de Hansen. Desde el punto de vista inmunológico la
leprominoreacción antes negativa, puede volverse débilmente positiva y la
débilmente positiva, tornarse positiva franca.
En los pacientes con lepra
tuberculoide esta reacción es excepcional y se manifiesta por la induración y
ulceración de las lesiones antiguas, con excelente pronóstico por la tendencia a
la curación espontánea. En estos casos una reacción positiva franca a la
lepromina, puede tornarse ulcerada.
A pesar de que la reacción
reversal es de buen pronóstico, en la mayoría de los casos, especialmente en los
lepromatosos, es de duración fugaz, regresando en poco tiempo al punto de origen
dentro del espectro de la enfermedad.
Desde el punto de vista
histológico hay una tendencia a la formación de estructuras foliculares
epitelioides o tuberculoides con disminución del número de bacilos en los
lepromatosos y dimorfos. Los pacientes previamente tuberculoides presentan
folículos tuberculoides con necrosis y sin bacilos.
EPISODIOS RACIONALES
POR PARTICIPACION DE LA
INMUNIDAD
HUMORAL
Estas reacciones se observan
sólo en pacientes que poseen un alto tenor de anticuerpos contra el M. Leprae,
atributo exclusivo de los pacientes lepromatosos y son los episodios
reaccionales más comunes.
Eritema nodoso leproso.
Se presenta superpuesto en
pacientes lepramatosos con lesiones específicas de evolución crónica o como
primera manifestación de la enfermedad. La evolución es aguda o subaguda y
recidivante.
Las lesiones se presentan como
nodulos eritematosos, dolorosos, más palpables que visibles, los cuales pueden
reblandecerse, ulcerarse y supurar, dejando cicatriz residual. Su distribución
es característica, iniciándose por la cara de extensión de los miembros
inferiores, para luego generalizarse. En formas graves se acompañan de síntomas
generales como escalofrío, fiebre, neuritis, mialgias, artralgias y postración
general.
|
Eritema Nodoso |
Eritema polimorfo.
Es poco frecuente, no difiere en
nada del eritema polimorfo clásico y frecuentemente se asocia al eritema nodoso
leproso.
Fenómeno de Lucio.
Se presenta exclusivamente en
pacientes lepromatosos con la variante infiltrativa difusa generalizada o lepra
de Lucio, en los que aparecen áreas ulceradas, precedidas de máculas
eritematosas, que se vuelven purpúricas y se necrosan, cubriéndose luego de una
costra hemática y que al caer dejan una cicatriz atrófica. Todo este cuadro es
provocado por una vasculitis necrotizante. Afecta cualquier zona de la piel,
pero de preferencia los miembros inferiores y se acompaña de fiebre,
quebrantamiento general, poliartralgias, poliadenopatías, neuritis, orquitis e
iridociclitis
LEPRA INFANTIL
La aparición de la enfermedad
antes del año de edad es excepcional y es rara antes de los 3 años.
Hasta los 5 años se presentan la
mayoría de los enfermos pertenecientes a las formas benignas.
Las características más
importantes de la lepra infantil, desde el punto de vista clínico son:
Los indeterminados,
que son los más frecuentes y que al mostramos las primeras manifestaciones de la
enfermedad, se presentan en ellos los fenómenos de mutación que los llevan hacia
uno u otro de los tipos polares de la enfermedad.
La variedad nodular de los
tuberculoides,
que es la forma propia y exclusiva de la infancia, cuyas lesiones únicas o
escasas, constituyen una variedad aparte en el tipo tuberculoide. Se presenta
sólo en la niñez y hasta determinada edad y se mantiene como nódulos durante
toda su evolución. Estos nódulos son lesiones redondeadas, más o menos
salientes, de color rosado, rojo vivo o parduzco. Se destacan nítidamente de la
piel por su color, mayor consistencia y límite neto y aunque pueden presentar
cierta similitud con el lupoma, no se observa el color caramelo o jalea de
manzana a la vitropresión. Las localizaciones más frecuentes están en relación
con la piel que ha tenido mayor contacto con el familiar bacilífero, así se los
encuentra en mayor proporción en cara, nalgas, miembros superiores, etc.
La baciloscopía es negativa (-).
La histología es de tipo folicular tuberculoide. La leprominoreacción es
positiva intensa (+++), en la mayor parte de los pacientes.
Esta lesiones comienzan su
regresión espontáneamente luego de 6 meses a 2 años de evolución, dejando una
cicatriz típica, casi patognomónica. El pronóstico en estos pacientes con la
variedad nodular es el más favorable de los tuberculoides, pues en ellos hay
estabilidad de tipo; existe tendencia a la curación espontánea; no hay
incidencia de brotes agudos; no hay ataque aparente al sistema nervioso
periférico y mantiene siempre positiva la leprominoreacción.
El tipo lepromatoso no presenta
diferencias con el del adulto, se lo ve en la segunda infancia y en la
adolescencia, adoptando mayor agresividad en su evolución. Se debe tratar a
estos pacientes con todo el rigor del esquema terapéutico correspondiente y la
respuesta es siempre exitosa y en tiempo relativamente corto.
REACCIÓN A LA LEPROMINA
La leprominoreacción o reacción
de Mitsuda, traduce en parte el estado inmunológico del sujeto y consiste en la
inyección intradérmica de 0,1 cm3 de una suspensión de un antígeno, que puede
ser integral, bacilar o proteico, constituyéndose en las diversas formas de la
lepromina, siendo la integral la más empleada.
La reacción a la lepromina nos
informa sobre el estado de resistencia del organismo ante el bacilo de Hansen,
no siendo una reacción de diagnóstico sino de pronóstico, utilizándosela además
para la clasificación. La lectura de sus resultados se efectúa a las 48 horas,
correspondiendo a la reacción precoz o de Fernández y a los 21 días, que es la
que más se utiliza, por ser esta la verdadera reacción tardía o de Mitsuda.
Los resultados de la reacción de
Mitsuda se los interpreta de la siguiente manera:
-
Negativa (-) ausencia de reacción
-
Dudosa (+-)
eritema o nodulo de menos de 3mm.
-
Positiva (+)
nódulo de 3-5 mm.
-
Positiva (++)
nódulo de 6-10 mm.
-
Positiva (+++) nódulo ulcerado o de más de 10 mm.
ASPECTOS INMUNOLOGICOS DE LA
LEPRA
En esta enfermedad, la piel es
el órgano donde se libra una batalla entre el sistema inmune y el agente
agresor. Por eso el estudio de la inmunopatología de las lesiones cutáneas es
importante para comprender la patogénesis de la enfermedad. Para esto se han
usado anticuerpos monoclonales con la técnica de la inmunoperoxidasa. En las
lesiones tuberculoides se va a encontrar que la relación T4/T8 de los linfocitos
T es de 2:1, mientras que esta misma relación en las lesiones lepromatosas es de
0,5:1. Los rangos en sangre periférica son normales, es decir 2:1.
NIVELES DE COMPLEMENTO SÉRICO C3
El sistema del complemento
constituye el mejor efector para la eliminación del material antigénico extraño.
Este está compuesto por 20 proteínas, las mismas que son activadas a través de
la vía clásica y alterna. Ambos mecanismos culminan con el componente C3 del
complemento.
Se realizó un estudio de la
actividad del complemento sérico en las formas polares de la enfermedad de
Hansen y se encontraron niveles normales de complemento tanto en pacientes
tuberculoides como lepromatosos. Sin embargo en pacientes borderline
tuberculoide se encontró actividad elevada del complemento.
INMUNOGENETICA
Actualmente está bien
establecido que los HLA son responsables en el control de la respuesta inmune.
Las células T4 están íntimamente unidas a los macrófagos, en las lesiones
tuberculoides, y que junto con las células T8 forman un anillo alrededor de las
áreas granulomatosas. En las lesiones lepromatosas no hay separación de las
subclases de células T. Así pues tanto T4 y T8 están unidas con los macrófagos.
Una función de las células T4 es
la de secretar la linfoquina IL2, ante la estimulación antigénica. La IL2 induce
la proliferación de otras células T reactivas al antígeno, portando receptores
IL2.
Estudios de inmunoperoxidasa han
revelado que células productoras de IL2 están presentes en cantidades 10 veces
mayores en las lesiones tuberculoídes que en las lesiones lepromatosas.
Finalmente la epidermis parece
ser una importante localización inmunológica en la lepra. La expresión HLA-DR
por los queratinocitos, probablemente un marcador de la producción in situ de
interferón gamma, está presente en la epidermis del paciente tuberculoide pero
no en la del lepromatoso, ya que el interferón gamma es producido por las
células T4 y está involucrada en la muerte de microbios por parte de los
macrófagos, por lo que es curiosa su aparente ausencia en la piel lepromatosa.
La inyección intradérmica de interferón gamma en las lesiones lepromatosas
induce la expresión HLA-DR en los queratinocitos y puede terminar en la
eliminación de bacilos.
DIAGNOSTICO
Un diagnóstico que debe
formularse con certeza es el de la Lepra. Si existe la más mínima duda en el
diagnóstico, el enfermo debe estar en observación hasta que nuevos datos
confirmen la enfermedad. Esto evitará el dañoo psicológico y social que podría
causarle innecesariamente un diagnóstico equivocado.
Para llegar al diagnóstico de la
enfermedad hay que dar los siguientes pasos:
-
Anamnesis
-
Examen
dermatológico
-
Examen neurológico
-
Baciloscopía
-
Histopatología
Como estos aspectos ya fueron
estudiados exhaustivamente, ahora hay que recurrir a otros medios de diagnóstico
de la enfermedad y que tienen relación con métodos de laboratorio.
BACILEMIA.
Se trata de una técnica
sensible, poco costosa, de fácil y sencilla implementación, que permite la
identificación de los bacilos en sangre. Útil en convivientes y pacientes con
lepra indeterminada, con reacción de Mitsuda negativa en áreas endémicas.
PRUEBAS SEROLOGICAS.
Las más utilizadas en esta
enfermedad son aquellas que permiten la detección de:
-IRMA y ELISA, teniendo el
primero mayor sensibilidad y ambos similar especificidad, que es muy elevada.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la lepra tiene
una larga historia de fracasos en su intento por suprimir, o por lo menos,
aliviar los síntomas característicos y las graves secuelas que tiene esta
enfermedad.
El tratamiento efectivo y con
resultados aceptables se inicia en la década de los 40 con el uso de las
sulfotas, principalmente la Dapsona o DDS, que se utilizó como monoterapia, la
que resultó segura y eficaz, presentando un futuro optimista, pero que con el
pasar del tiempo demostró tener cada vez menos éxito, ya que el tratamiento
prolongado y la mejoría lenta provocó abandonos terapéuticos y con ello la
aparición de sulfonoresistencia, lo que empeoró el panorama de esta enfermedad.
No es si no hasta 1981, cuando
el grupo de expertos de la OMS en lepra, recomienda el uso de una terapia
combinada con algunas drogas ensayadas hasta esa fecha y con mejores
perspectivas que la monoterapia, pues en pocos años más se inicia una nueva
etapa en la que se aumentan en forma creciente las altas de tratamiento por
curación definitiva de esta enfermedad. En esta terapia se combina la Sulfona
madre o diaminodifenil sulfona (DDS) con un antibiótico, la Rifampicina y un
colorante bacteriostático, la Clofazimina o Lampren. Se inicia de esta manera la
era de la Poliquimioterapia (PQT) o Politerapia fármacológica.
CARACTERÍSTICAS DE LOS
FÁRMACOS UTILIZADOS EN LA PQT.
Dapsona.
Es una sulfa efectiva, barata,
segura, escasos efectos tóxicos, bacteriostática y débilmente bactericida, cuya
CIM es de 0,003 mg./lt. Se absorbe en el estómago y alcanza máximas
concentraciones plasmáticas entre las 3 - 6 horas, excretándose por el riñon en
forma lenta. Tiene una vida media de 27 horas y actúa por interferencia en la
síntesis del ácido fólico. Los efectos secundarios son: anemia hemolítica,
metahemoglobinemia, agranulocitosis, hepatitis tóxica, exantema, psicosis,
neuritis y gastritis.
Rifampicina.
Antibiótico bactericida que
actúa inhibiendo la síntesis del ARN mensajero, absorbiéndose mejor con estómago
vacío y alcanza su pico sérico a las 2 horas. Una dosis de 600 mg. adquiere un
nivel próximo a 10 mg./ml, teniendo esta dosis mensual el mismo efecto
bactericida que la misma dosis diaria, por lo que en los esquemas de la PQT se
la administra mensualmente. Los efectos secundarios con la administración
mensual son: exantema mucocutáneo, cuadro pseudogripal, anemia hemolítica,
púrpura hepatitis y un cuadro abdominal.
Clofazimina.
Colorante con acción
antimicrobiana contra el M. Leprae. Tiene una absorción variable que mejora con
los alimentos y se deposita en el tejido adiposo, en las células del tejido
retículoendotelial y sistema nervioso, con una vida media de eliminación de 70
horas. Su excreción se realiza poco a poco por la orina, un 35% por vía
digestiva y una buena porción por sebo, esputo y sudor. Actúa por interferencia
con la síntesis del ARN bacteriano. Los efectos antiinflamatorios e
inmunosupresores que posee esta droga, se deberían a la estimulación de la
síntesis de prostaglandinas E2 en los glóbulos blancos. Estos efectos se
consiguen con 200-300 mg./día. Los efectos secundarios son: pigmentación rojo
cobrizo, sequedad y prurito, anorexia, nauseas, vómitos, dolor abdominal y
diarrea.
CLASIFICACIÓN TERAPÉUTICA
Con fines terapéuticos y de
acuerdo a la baciloscopía, se distinguen dos formas:
·
Lepra
Multibacilar (MB),
caracterizada por que los pacientes presentan manifestaciones cutáneas y/o
neurales y baciloscopía positiva. En este grupo se encasillan la Lepra
Lepromatosa (LL), la Borderline o Dimorfa (BB) y la Borderline Lepromatosa (BL).
·
Lepra
Paucibacilar (PB),
en todos los casos de este grupo los frotis y la baciloscopía son negativas, en
todas las áreas estudiadas. Aquí se incluye el resto de las formas clínicas:
Indeterminados (I), Tuberculoides (TT) y Borderline Tuberculoides (BT).
Ante cualquier duda en los
resultados de la baciloscopía o parámetros clínicos, tratar a los pacientes como
lepra multibacilar (MB).
POLIQUIMIOTERAPIA
ANTILEPROSA
Pacientes
multibacilares (MB).-
Se utilizan la dapsona, la rifampicina y la clofazimina en
administración combinada.
En Adultos
Dosis diaria autoadmmistrada
·
Dapsona 100mg.
·
Clofazimina
50mg./día o 100 mg. en días alternos.
Dosis mensual supervisada.
·
Rifampicina 600mg.
·
Clofazimina 300 mg.
Este esquema de tratamiento debe
administrarse durante 24 meses o hasta que la baciloscopía sea negativa.
En Infantojuveniles
Dosis diaria autoadministrada
·
Dapsona 1-2 mg./Kg./día
·
Clofazimina 50 mg.
en días altemos
Dosis mensual supervisada
·
Rifampicina 12-15
mg./Kg.
·
Clofazimina
150-200 mg.
Durante el mismo período de
tiempo que en los adultos.
Pacientes
paucibacilares (PB).-
En este grupo se administran sólo 2 de los 3 fármacos
antilepróticos, la dapsona y la
rifampicina.
En Adultos
Dosis diaria autoadministrada
·
Dapsona 100 mg.
Dosis mensual supervisada
·
Rifampicina 600mg.
Duración del tratamiento: 6
meses o hasta la curación de las lesiones.
En Infantojuveniles
Dosis diaria autoadministrada
·
Dapsona 1-2 mg./Kg./día
Dosis mensual supervisada
·
Rifampicina 12-15
mg./Kg.
Durante 6 meses o hasta curación
de las lesiones.
NUEVOS FÁRMACOS CON
ACTIVIDAD BACTERICIDA CONTRA EL M. LEPRAE
Fluorquinolonas.
Son derivados del ácido
nalidíxico y actúan por interferencia con la replicación del ADN mensajero. Los
más utilizados son la ofloxacina, pefloxacina y esparfloxacina. Estas quinolonas
están siendo utilizadas por muchos centros leprológicos en esquemas
alternativos, principalmente en pacientes con toxicidad, intolerancia o
resistencia a los fármacos clásicos de la PQT. Una dosis de 400 mg/dia a 800 mg./día,
destruye el 99,99% de los bacilos viables al cabo de 1 a 2 meses de iniciado el
tratamiento, inclusive de aquellos mutantes rifampicina resistentes.
Minociclina.
Esta es la única tetraciclina
que demostró actividad bactericida contra el M. leprae, por sus propiedades
lipofílicas que le permiten penetrar la pared bacteriana. Una dosis de lOOmg./día
logra una concentración sérica que excede la CIM contra la micobacteria 10 a 20
veces. Tiene una buena absorción y una vida media de 11 a 23 horas.
Claritromicina.
Este macrólido ha demostrado una
potente actividad bactericida, contra el M. leprae. Cuando es administrada a una
dosis de 500 mg./día elimina el 99% de los bacilos en 28 días y el 99,99% de los
mismos en 56 días. Es absorbida en el tracto gastrointestinal. Inhibe la
síntesis proteicobacteriana y una actividad media de 6-7 horas.
TERAPIAS CORTAS
Se han ensayado y se encuentran
en experimentación terapias combinadas, que permiten una reducción significativa
del tiempo de tratamiento, tradicionalmente largo en esta enfermedad.
Sabemos que la ofloxacina 400 mg/día
más rifampicina 600 mg./día durante un mes, son suficientes para destruir las
cepas mutantes resistentes a la rifampicina presentes al inicio del tratamiento.
Otra propuesta es la de combinar
minociclina, ofloxacina y claritromicina; combinación que demuestra mayor poder
bactericida que la ofloxacina sola.
El comité de expertos de la OMS
en lepra recomienda una nueva clasificación clínica de la enfermedad para
aplicarla en los programas de control a nivel de país.
-
Lepra PB con lesión única de la piel
-
Lepra PB con 2-5 lesiones de la piel
-
Lepra MB con más de 5 lesiones de piel
La aplicación de esta
recomendación permite realizar terapias mucho más cortas, que logren una
curación definitiva en poco tiempo, sin el abandono que ocurre en los
tratamientos que actualmente son todavía muy prolongados como ocurre con los
multibacilares y su terapia de 2 años como mínimo.
En la actualidad la lepra
multibacilar incluye a todos los pacientes con baciloscopía positiva, así como a
los pacientes con más de 5 lesiones cutáneas. En este contexto el comité ha
recomendado la reducción del tiempo del actual esquema de la PQT para los
pacientes con lepra MB a 12 meses, lo que ya se está aplicando en nuestros
pacientes con los resultados esperados.
Existe un esquema de tratamiento
para la lepra PB con lesión única de la piel, basado en un amplio ensayo
clínico, multicéntrico, aleatorio, a doble ciego que se basa en administrar una
dosis única de rifampicina 600 mg., ofloxacina 400 mg. Y minociclina 100 mg.,
que resulta un esquema alternativo aceptable y con adecuado costo efectividad.
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