Replante
de Miembros
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Autor :
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Dr. Eduardo Alcívar Andretta
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Coautor :
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Dr. Hugo Villarroel Rovere
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Replante de Miembros
Un alto porcentaje de accidentes
laborales causan la amputación de diferentes miembros y a distintos niveles.
Estadísticamente los miembros superiores ocupan el primer lugar y la frecuencia del nivel
es mayor de distal hacia proximal.
Malt y McKhann 16 de Boston, en 1962
realizaron el primer procedimiento de replante exitoso, luego de esto un gran número de
estudios han sido publicados detallando la técnica quirúrgica y los índices de
supervivencia de las replantaciones y revascularizaciones en amputaciones parciales y
totales de las extremidades 1, 9, 11, 15, 16, 22, 23, 25, 33, 34, 37, 38, 42, 43, 46;
habiéndose reportado más recientemente los resultados funcionales 29, 40, 43, 47.
La experiencia adquirida por el
Departamento de Ortopedia y Traumatología del Hospital Alcívar, en el campo de la
microcirugía y especialmente en la sutura de los nervios y vasos seccionados, ha
permitido que la cirugía de replante de miembros, hasta hace poco un desafío casi
imposible de lograr en nuestro medio, se constituya sino en un procedimiento de rutina
(por los pocos casos que son seleccionados para ser replantados), por lo menos en un acto
quirúrgico perfectamente reglado, con suficiente planificación previa, una buena
coordinación y una tecnología adecuada, lo cual determina posibilidades de éxito
suficientemente aceptables para emprender esta complicada intervención.
1. Terminología
Debemos hablar siempre de cirugía de
REPLANTE que significa volver a colocar algo que siempre ha estado plantado. REIMPLANTE,
en cambio, significa volver a implantar algo por segunda vez.
Así mismo hay que diferenciar el término
REVASCULARIZACIÓN de REPLANTACIÓN. El primero indica solamente procedimientos de
anastomosis vasculares para evitar la necrosis; y el segundo comprende todo un proceso
reconstructor sobre vasos, nervios, músculos, tendones, huesos, y su respectiva
rehabilitación para obtener finalmente un miembro o dedos útiles.
AMPUTACIÓN MENOR, es la pérdida de origen
traumático de un pequeño segmento de la extremidad sin mayor compromiso de masas
musculares, por ejemplo amputación a nivel de dedos de la mano. Y REPLANTACIÓN MENOR es
el proceso reconstructor sobre vasos, nervios, tendones y hueso de dicho segmento
amputado.
AMPUTACIÓN MAYOR, es la pérdida de origen
traumático de un gran segmento de la extremidad, por ejemplo amputación a nivel del
brazo, antebrazo, muslo, pierna, ect. y que involucran gran cantidad de masas musculares.
Y REPLANTACIÓN MAYOR es el proceso reconstructor sobre vasos, nervios, músculos,
tendones y hueso de dicho segmento amputado
2. Consideraciones Generales
La replantación de un miembro amputado
es un procedimiento que debe ser realizado de la manera más rápida posible, ya que el
factor tiempo es muy importante; pero la decisión de llevarla a cabo debe ser tomada de
manera electiva y particular de acuerdo a cada caso.
Las prioridades en orden de importancia, en
la atención de un paciente con un miembro amputado deben ser:
1. Salvar la vida
2. Salvar el miembro
3. Salvar la función
4. Salvar la estética
Naturalmente los problemas que ponen en
peligro la vida, deben ser tratados con prioridad, un paciente con una amputación mayor
de la extremidad requiere inmediata asistencia y resucitación a su ingreso al área de
emergencia; la replantación solo debe ser considerada cuando las condiciones generales
del paciente son estables. Algunas veces pueden existir lesiones aparentemente leves que
son ignoradas debido al entusiasmo por realizar la replantación, pero en el transcurso de
las horas se convierten en problemas que demandan prioridad en el tratamiento.
La replantación de un miembro es un
procedimiento quirúrgico complejo y que requiere básicamente experiencia. Así mismo
replantar un miembro es un acto quirúrgico "espectacular" que llamaría la
atención y admiración de familiares, amigos y medios de comunicación. Muchas veces
estos procedimientos son seguidos por la prensa y la televisión constituyéndose en la
noticia del momento; debido a este factor se puede "forzar" la indicación
precisa de una replantación, sin tomar en cuenta múltiples consideraciones que más
adelante las plantearemos. En nuestra experiencia de 20 años de haber iniciado el
programa de replante de miembros, nuestra conducta se ha hecho más conservadora y
actualmente solo replantamos miembros a aquellos pacientes que cumplan con todos los
requisitos que nos aseguren una posibilidad de éxito razonable.
Otra consideración importante que hay que
tomar en cuenta es el nivel en donde se ha producido la amputación de la extremidad y la
cantidad de estructuras perdidas. El brazo es progresivamente más valioso desde el hombro
hasta los dedos; la pierna por lo contrario, es progresivamente de menor importancia a
medida que nos alejamos de la cadera. La existencia de un trauma severo por encima o por
debajo del sitio afectado pueden determinar el fracaso de la unión o como resultado tener
un miembro totalmente inútil.
La regeneración de los nervios en el brazo
es generalmente buena, en la pierna, en cambio, es de menor éxito, considerando además
que una insensibilidad en el pie es peor que una mano insensible. En nuestra experiencia
hemos replantado dos miembros inferiores, uno a nivel de muslo y otro a nivel de pierna,
ambos casos estuvieron bien vascularizados y se mantuvieron como un soporte mecánico
durante un año, al cabo de ese tiempo debido a múltiples problemas sobre todo causados
por la falta de sensibilidad decidieron ser amputados. Actualmente consideramos como
excepcional la posibilidad de replantar un miembro inferior.
Cada centímetro más largo del miembro
superior amputado, ofrece la posibilidad de una mejor prótesis. Por otro lado, escoger
una prótesis por encima o por debajo de la rodilla es menos grave.
Los intangibles son más difíciles de
determinar, y así nos debemos preguntar:
Dará la replantación un
mejor resultado que la
prótesis?
De acuerdo a la edad del
paciente, salud, ocupación y circunstancias económicas, le convendrá al paciente una
larga convalecencia con la esperanza de una mejor función, que la aplicación temprana de
una buena prótesis y una rápida rehabilitación?. El promedio de tiempo del tratamiento
en un replante mayor de miembro varia entre uno y dos años.
Los costos y la calidad de
las prótesis (especialmente de miembro superior) en nuestro medio ofrecen una buena
alternativa ?
Todas estas consideraciones y otras,
debemos tener presente antes de intentar de reunir un miembro con su cuerpo.
3. Consideraciones Especificas para
tomar la decisión de Replantar una Extremidad
Antes de decidir realizar una
replantación debemos siempre contestarnos dos preguntas difíciles:
1. El resultado final de la función de la
mano se verá mejorado o empeorado con una replantación o revascularización exitosa ?
2. El beneficio potencial vale el riesgo
quirúrgico, el costo del tratamiento, la perdida de horas de trabajo y costo de
rehabilitación ?
El replante de dedos es un desafío de la
técnica quirúrgica, las posibilidades de éxito en nuestra practica no son tan grandes.
Bajo condiciones favorables se considera, desde el punto de vista anatómico, las
siguientes indicaciones para tratar de replantar un dedo amputado:
1. Amputación del pulgar proximal a la
articulación interfalángica
2. Pérdida de algunos dedos
3. Amputación de un dedo en una mano
previamente deshabilitada
4. Amputación de un dedo que por lo demás
no está traumatizado, cuando otros dedos no amputados están mal heridos
5. Amputación longitudinal dentro de la
mano, con excepción del quinto rayo
6. Amputaciones transversas en la
articulación metacarpofalángica
Los problemas relacionados con tomar una
decisión, se aumentan debido a las siguientes circunstancias:
1. El paciente esta incapacitado totalmente
para comprender los muchos factores involucrados, para evaluar de manera real y dar con un
"consentimiento informado"
2. Es difícil predecir la función final
de la mano si los tejidos blandos están comprometidos mas allá del corte
3. Puede haber pérdida adicional de
función en la mano en las partes no comprometidas debido a lo largo del
procedimiento y además la inmovilización de las partes no heridas
4. La necesidad de procedimientos
reconstructivos subsecuentes y sus resultados, no pueden ser determinados.
4. Contraindicaciones para el Replante
4.1 Contraindicaciones relativas 28
1. Contaminación de la parte amputada
o del muñón con grasa, por lo cual puede probablemente estar contaminada con
microorganismos como los clostridios
2. Desmotivación del paciente, un paciente
insuficientemente motivado no aceptara probablemente un procedimiento operatorio adicional
y además la rehabilitación no puede ser eficiente para la replantación
3. Edad avanzada, a mayor edad pueden
persistir enfermedades y secuelas de traumas previos de la parte amputada, que pueden ser
contraindicaciones relativas para la replantación.
4.2 Contraindicaciones absolutas 24, 27,
28, 30
1. Severo aplastamiento o destrozo
extenso de la parte amputada, igual son contraindicaciones absolutas las amputaciones por
avulsión a nivel del brazo o de la axila con arrancamiento del plexo braquial (fig. #1 A
y B)
2. Amputación a varios niveles, es mas
complicada y las posibilidades de supervivencia de tales replantaciones están
disminuidas, así mismo el resultado final de su función en caso de que sobreviva no es
bueno. Los pacientes jóvenes son probablemente mejores candidatos que los viejos para la
replantación de doble amputación.
3. Cuidados impropios de la parte amputada,
tales como el uso de soluciones no fisiológicas o de hielo seco en contacto directo, que
causan disrupción celular.
4. Isquemia prolongada, especialmente en
niveles proximales, mayor de 4-6 horas, resultara en una significante necrosis celular y
un aumento de la probabilidad de infección y trombosis de los pequeños vasos
5. Enfermedades preexistentes: infarto
cardiaco reciente o uso de digitalicos para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca,
amputación en pacientes con vasos arterioescleroticos, desordenes mentales.
En caso de que las posibilidades de éxito
existan, pero que éstas sean muy escasas, hay que explicar al paciente y a los familiares
de manera detenida la conveniencia de no replantar la extremidad y colocar en su lugar una
prótesis, sobre todo en caso de amputaciones a nivel del miembro inferior. Si a pesar de
eso existe una posición firme e intransigente de correr el riesgo y tratar de salvar la
extremidad, es mejor proceder hacer el replante y luego amputar, a que el paciente tenga
la duda permanente de haber podido conservar el miembro si lo hubieran intentado.
5. Preservación y Manejo de la Parte
Amputada
Gran parte del éxito de las
replantaciones y revascularizaciones depende del manejo de las partes amputadas, previo a
su arribo al Hospital. Nosotros disponemos de unos afiches con las normas aprobadas por el
Colegio Americano de Cirujanos, que sirven para difundir los conocimientos acerca de cómo
manejar el miembro amputado y como trasladarlo, estos afiches son distribuidos a
clínicas, hospitales y sobretodo a centros industriales importantes
Preservación de la parte amputada (fig.
# 2)
1. Lavar las partes copiosamente en
solución isotónica (preferible solución salina al 0.9%)
2. Envolver en gasa estéril húmeda con
solución acuosa de penicilina (1 millón UI. en 50 cc de solución salina al 0.9%)
3. Envolver en forma similar en una toalla
húmeda
4. Colocar la envoltura dentro de una bolsa
plástica
5. Transportar la bolsa dentro de un
recipiente lleno de hielo picado
Nunca
1. Congelar las partes amputadas,
colocándolas en contacto directo con el hielo o añadiendo otros refrigerantes como el
"hielo seco".
2. Sumergir la parte amputada dentro de una
bolsa plástica con soluciones no fisiológicas o con cualquier otro antiséptico
líquido.
El Factor Tiempo
El tiempo transcurrido entre el
accidente y el momento de la revascularización , es el que tiene que ser tomado en cuenta
para tomar una decisión y hacer un pronostico. En términos generales el "periodo de
oro" para el brazo es de 4-6 horas, antebrazo 6-8 horas y mano 8-12 horas, siempre y
cuando las condiciones del traslado y manejo de la parte amputada hayan sido adecuadas.
El enfriamiento disminuye el metabolismo e
inhibe el crecimiento de bacterias. Manteniendo las partes a 40 C, se retarda el
metabolismo celular anaeróbico. Con la hipotermia inmediata, el periodo de isquemia puede
extenderse en promedio hasta 24 horas 26. Sin hipotermia y a temperatura ambiente el
tiempo limite de isquemia es máximo de 4-6 horas. Mientras más proximal es la
amputación, es más crítico el intervalo isquémico debido a la mayor masa muscular
involucrada.
Gran parte del periodo de oro lo determina
la rapidez del traslado del paciente y de la parte amputada al Hospital; y también el
tiempo que toma la atención inicial en el área de Emergencia hasta su paso al
quirófano.
Cuando el paciente y la parte amputada
llegan al área de Emergencia (sobretodo en amputaciones mayores):
Se procede inmediatamente a
valorar, reanimar y estabilizar al paciente, así mismo al muñón del miembro amputado se
le coloca una compresa estéril que cubre la herida y se aplica un vendaje elástico
compresivo (fig. # 3 A); si existe mucho sangrado se hace hemostasia con pinzas. Nunca
colocar un torniquete para cohibir la hemorragia. Se debe administrar lo antes posible la
profilaxis antitetánica y antibiótica de amplio espectro.
Mientras se valora, reanima y
estabiliza al paciente, al mismo tiempo otro grupo dirigido por el residente de guardia
realiza una rápida limpieza e irrigación de la parte amputada con técnica aséptica, si
la amputación es a nivel proximal de la extremidad (amputación traumática mayor) se
comienza a identificar las estructuras vasculonerviosas (fig. # 3 B), se realiza infusión
con solución de heparina desde la luz de la arteria para limpiar coágulos que estén
taponando, siempre con técnica aséptica cubrimos la parte amputada con una compresa
empapada en solución de antibiótico, la introducimos dentro de una bolsa plástica
estéril y la sumergimos en una palangana con solución salina estéril y helada.
El paciente y la parte
amputada deben ser trasladados al quirófano tan pronto sea posible. El equipo de
cirujanos debe estar a la espera de la recepción del paciente.
6. Conformación y Organización del
Equipo de Replante
La clave del éxito de una
replantación radica en la organización previa del equipo de cirujanos y la coordinación
de los pasos quirúrgicos. Los casos en los cuales se toma la decisión de hacer
replantación son pocos, por lo cual, en cada uno de ellos hay que sacar la mayor
experiencia, dejando bien claro cuales fueron los aciertos y sobre todo cuales fueron los
errores.
Es tan grande la expectativa que genera un
caso de estos, que en pocos días se absorben conocimientos que tomarían mucho tiempo en
adquirirlos en forma teórica.
Si se quiere desarrollar un programa de
replante es necesario realizar reuniones en conjunto con todos los especialistas que
intervienen, contando con la presencia de un medico instructor de más experiencia. El
entrenamiento macro y microquirúrgico en técnicas de anastomosis vasculonerviosas en
animales, es una fase de aprendizaje muy importante.
La cirugía de replantación requiere de la
ayuda del microscopio cuando se interviene en la mano. Desde la muñeca, al tercio medio
del antebrazo, puede o no necesitarse microscopio; y, desde el tercio medio del antebrazo
al brazo, no hay necesidad del microscopio.
La cirugía de replante en mano, si es más
de un dedo, requiere generalmente dos equipos completos de cirujanos, pues la visión a
través del microscopio limita la capacidad del cirujano, transcurrido un número de
horas. Cuando se trata de un dedo o a cualquier nivel en el brazo o antebrazo, nos
bastamos con un solo equipo.
Nuestro equipo de replante consta
básicamente de dos cirujanos ortopédicos y un cirujano vascular. Los tres están en
capacidad de practicar microanastomosis; sin embargo repartimos el trabajo en la siguiente
manera: el primer ortopedista realiza la osteosíntesis, luego el cirujano vascular
realiza las anastomosis vasculares y por último, el segundo ortopedista practica la
neuroanastomosis. A continuación el primer ortopedista une los músculos, cierra la piel
y realiza la fasciotomía.
Es importante también, contar con la
presencia de una instrumentista con entrenamiento en cirugía microscópica.
Una de las claves del éxito luego de
realizar un replante es la agresividad. No hay que bajar la guardia al primer signo de
fracaso; se tiene que llevar una o más veces al paciente a quirófano y tratar de
corregir la complicación que se haya presentado 8, 10, 11, 12, 21, 22, 23, 33, 35, 46,
47.
7. Tipo de Anestesia
El anestesiólogo debe ser llamado a la
emergencia tan pronto como el paciente arribe, pues debe estar listo para la cirugía
máximo en treinta minutos. El determinará el tipo de anestesia de acuerdo a las
circunstancias, en las replantaciones mayores muy proximales con frecuencia es necesaria
la anestesia general; sin embargo, el bloqueo del plexo braquial a nivel supraclavicular o
axilar con Bupivacaine (Marcaina) es frecuentemente recomendado para la replantación y
revascularización cuando sea posible. Esta técnica tiene tres ventajas:
1. El paciente que ha comido momentos
antes, puede ser anestesiado sin peligro de aspiración
2. Mucho de los problemas de la anestesia
de larga duración son obviados
3. Se logra vasodilatación periférica
durante el bloqueo
Grandes dosis de Bupivacaine pueden
producir toxicidad, la cual puede ser contrarrestada con Diazepan (Valium) intravenoso.
8. Secuencia de la Reparación
8.1 Limpieza y desbridamiento:
Identificación de las estructuras
Dos equipos de cirujanos realizan por
separado en dos quirófanos la limpieza y desbridamiento de la herida (a nivel de la parte
amputada y a nivel del muñón) (fig. # 4 A y B). Si es preciso se puede hacer uso del
manguito neumático de manera intermitente a nivel del muñón, sobretodo en las lesiones
distales que permiten su uso.
Algo en lo cual hay que recalcar es el
profuso lavado e irrigación de la herida, para luego realizar un minucioso desbridamiento
y al mismo tiempo identificación de las estructuras vasculonerviosas.
La identificación y canalización de las
arterias en la parte amputada permite, no solo la limpieza del sistema vascular con
solución salina al 0.9%, sino también la identificación de los cabos venosos (fig. # 5
A y B).
En el muñón amputado la identificación
de las arterias es más sencilla, pues, se permite el sangrado ligero de las mismas. Las
venas importantes también tienen, aunque en menor grado, un reflujo de sangre. El uso de
las sondas de Fogarty ayudan a limpiar de coágulos del lumen de los vasos y vence
eventualmente el espasmo de los mismos. Al identificar los vasos se deben anclar los vasos
con hilo de sutura muy pequeño, hasta iniciar la anastamosis vascular.
8.2 Estabilización esquelética
La fijación esquelética inicial evita
el daño posterior de los tejidos blandos durante el acto quirúrgico. La fijación que se
coloque debe ser estable, aunque tome unos minutos más de tiempo, pues, ésta permitirá
el movimiento precoz de las articulaciones no comprometidas (fig. # 6 A y B).
Trabajos experimentales han demostrado que
el crecimiento no se altera en el replante en pacientes jóvenes.
En caso de que exista pérdida de tejidos
blandos, es necesario practicar el acortamiento óseo, de esta manera la sutura a nivel de
vasos sanguíneos y nervios se realizan sin tensión y a veces sin necesidad de injertos
49 (fig. # 7). En brazo y antebrazo se puede acortar hasta 2 o 3 cm; y en los dedos,
máximo 0.5 a 1 cm. Pudiéndose incluso con el acortamiento óseo intentar el replante
aún en heridas contusas, con discreto aplastamiento.
Si la amputación es a nivel articular es
preferible hacer una artrodesis, con la cual se estabiliza el miembro y se logrará el
acortamiento necesario.
En las amputaciones a través de la
muñeca, se puede remover la primera fila del carpo y si es a través de la región
mediocarpiana, se puede resecar la segunda fila obteniendo resultados funcionales muy
buenos.
8.3 Anastomosis venosa
Está demás decir que el éxito del
replante depende de una exacta reparación vascular. La mayoría de autores coinciden en
que las anastomosis venosas deben ser realizadas antes que la arterial, especialmente
cuando no existen vasos conservados que garanticen el retorno, esto se justifica por el
hecho de que una vez realizadas las anastomosis y retirados los clamps, no debe ser
detenido el flujo sanguíneo arterial, lo cual ocurriría si se realiza primero la
anastomosis arterial, provocando la formación de trombos a nivel de dicha anastomosis,
además si se realiza primero la anastomosis arterial y se la deja fluir hasta reparar la
circulación venosa la pérdida de sangre podría ser considerable.
En los dedos, ante la imposibilidad de una
adecuada identificación inicial de las venas dorsales, cabe en primer tiempo la
realización de las anastomosis arteriales para permitir que las venas sangren y aumenten
su calibre facilitando su posterior reparación.
Terminada la replantación es conveniente
la reparación de un numero tal de venas, que la suma total de los diámetros venosos,
exceda el doble de la de los diámetros arteriales, con el propósito de prevenir el edema
postoperatorio (se debe reparar, como mínimo dos venas por cada anastomosis arterial).
El uso de paños húmedos y calientes
producen vasodilatación y facilitan la sutura, evitando el espasmo.
Las venas mayores de 3 mm no necesitan
magnificación. Vasos menores de este diámetro requieren hasta 10 aumentos.
El material usado en la sutura es nylon 7 u
8-0 en el brazo y antebrazo; y 10-0 en los dedos. Los puntos iniciales de unión son en un
número de 4 ó 6, colocando uno de otro a 120 o 1500 en relación a la circunferencia del
vaso 6 (fig. # 8)
El uso de la heparina general es relativo y
cada vez desechamos más la utilización de la misma.
Debe practicarse una hemostasia cuidadosa
en las venas que no se reparan.
8.4 Anastomosis arterial
La anastomosis arterial debe realizarse
primero en aquellos vasos con mayores posibilidades de éxito y en los que proveen
circulación a aquellos tejidos de mayor importancia funcional e igualmente con mejores
probabilidades de vitalidad.
La anastomosis arterial en lo posible se
realiza término-terminal sin que exista tensión sobre las suturas. En caso de necesidad
por pérdida de sustancia, se debe realizar injertos de venas como puente arterial (fig. #
9 A B y C). Estos injertos pueden ser obtenidos de la extremidad contralateral o del dorso
del pie. No debe existir una gran diferencia de diámetro con el vaso original. Hasta un
30 % de diferencia es aceptable. Debe tenerse cuidado al colocar la vena injertada, la
cual hay que colocarla invirtiendo su dirección original, para así evitar la acción de
las válvulas venosas que podrían obstruir el flujo sanguíneo.
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Es muy difícil poder evaluar la extensión
del daño de la íntima en un traumatismo con atrición. La presencia de un trombo
intraluminal que no puede ser removido fácilmente con la irrigación o con la pinza de
joyero indica que esa zona no es apta para anastomosis y por lo tanto, debe ser resecada.
Si una anastomosis técnicamente satisfactoria se ocluye rápidamente por un trombo a
pesar de un flujo sanguíneo adecuado, indica un daño del vaso que no ha sido reconocido.
Es útil controlar la anastomosis durante
30 minutos, que es el periodo de mayor posibilidad de oclusión. Este control lo
realizamos mientras reparamos otras estructuras. Se debe colocar una marca en la piel a la
altura de la anastomosis para hacer luego un Doppler postoperatorio.
La evaluación temprana de la restauración
de la circulación esta dada por un rápido recalentamiento del miembro así como la
observación de cambios de color y sangrado de los tejidos musculares de la parte
amputada. La efectividad de la anastomosis es evidente, con lo cual se considera logrado
el objetivo. Sin embargo, existen casos en que a pesar de una anastomosis bien hecha los
tejidos se conservan isquémicos por un periodo de tiempo de hasta 2 horas, por causas
ajenas a la anastomosis. Marcado enfriamiento y vasoespasmo (lo cual puede existir aún
con vaso denervado) pueden bloquear la circulación por un tiempo. No debemos
precipitarnos a practicar una reanastomosis.
Cuando se presenta una trombosis después
de la sutura, una irrigación a presión en sentido retrógrado con solución caliente
puede dilatar el vaso y desplazar el pequeño trombo al lecho vascular vecino.
8.5 Reparación de los nervios
Todos los nervios importantes deben ser
reparados, si es posible al momento de la cirugía inicial. La reparación secundaria es
técnicamente muy difícil, usualmente requiere injertos y los resultados son
funcionalmente pobres.
A pesar de que se piense generalmente que
en una replantación la anastomosis nerviosa no tiene importancia, ya que esta puede ser
diferida; sin embargo, podemos preguntarnos: de qué nos sirve tener una mano o un brazo
que vascularmente funcione perfectamente bien si este no tiene ningún movimiento o
sensibilidad?. Una extremidad nunca es replantada por motivos estéticos sino funcionales.
Basándonos en esta premisa, podemos decir que la neuroanastomosis tiene tanta importancia
como la vascular.
Técnica
La reparación primaria de un nervio
debe de efectuarse, siempre que esta pueda ser realizada, y especialmente cuando las
amputaciones representen un corte limpio.
Es conocido que existen tres tipos de
sutura nerviosa (fig. # 10 A B y C) :
Sutura epineural
Sutura perineural o
fascicular
Injerto interfascicular
El uso de cada una de estas técnicas en
caso de replantación, esta condicionada sobretodo por el nivel de amputación, y por el
tipo de corte.
En caso de amputaciones altas y con un
corte limpio, la técnica que más ha sido utilizada, es la sutura epineural, aunque
pensamos que como lo demostró Millesi 18 (1967) la sutura perineural o fascicular, puede
proporcionar mejores resultados, especialmente cuando la sección es alta, debido a que
mediante ésta técnica, se puede efectuar una mejor orientación de los fascículos, lo
cual otorga mejores resultados. Cada vez que se efectúe algunos de estos tipos de sutura,
el cuidado que se debe tener, es el estar seguro de que no exista daño del nervio, tanto
en sentido proximal como distal, lo que suele ocurrir frecuentemente en amputaciones por
tracción, o por aplastamiento. En estos casos será de mucha ayuda el uso de
estimuladores nerviosos durante el acto operatorio 48.
En lo que se refiere a los injertos
fasciculares, estos son utilizados en caso exclusivamente de avulsiones nerviosas, o de
excesiva tensión a nivel de la zona de sutura 19, 20, 31, 32. Para ésta se utilizan con
mayor frecuencia el nervio sural, o en algunos casos los intercostales.
Postoperatorio
La evolución de una reparación
nerviosa debe ser seguida por el análisis, tanto objetivo como subjetivo, de los niveles
de sensibilidad y motilidad.
A partir del mes de realizada la neurorafia
se deberá realizar exploraciones con potenciales de evocado cada dos meses
aproximadamente.
De suma importancia es el tratamiento
fisioterapéutico que se instaure, pues, de que serviría que la evolución de la
neuroanastomosis sea exitosa, en lo que se refiere a la función motora, si existen
contracturas músculotendinosas irreversibles; debemos preparar el terreno donde la
función neuromotora va a actuar para que sea exitosa.
Cuando tengamos la certeza de que alguna de
las suturas nerviosas no está funcionando ni progresando adecuadamente, deberemos
reexplorar el nervio cuantas veces sea necesario. No debemos esperar encontrar resultados
satisfactorios hasta los primeros meses, pues hay que recordar, que un nervio no es un
cable a través del cual fluye energía, y que si este cable es seccionado y unido
nuevamente, inmediatamente habrá paso de energía; un nervio es distinto, cuando es
seccionado, el extremo distal al corte morirá; y debemos esperar a que cada uno de sus
microelementos se regeneren 45, y que como promedio bastante teórico, es de un milímetro
por día.
8.6 Unión muscular y tendinosa
Todos los músculos y tendones deben
ser reparados de manera primaria. A nivel de brazo y antebrazo la sutura de tendones y
musculatura se la deja para el último. En cambio, a nivel de dedos, la sutura de tendones
tiene prioridad, y los tendones extensores deben ser reparados antes que los flexores.
Para la rafia muscular se utiliza Vicryl y
se realiza suturas tipo colchonero interrumpidas para aproximar los extremos musculares,
se colocan cerca unas de otras a intervalos regulares alrededor de la circunferencia del
músculo.
Para la rafia tendinosa se utiliza como
sutura de primera elección el Nylon y como segunda elección el Vicryl. La técnica
utilizada para suturar tendones flexores de los dedos es la de Kessler modificada con
Nylon 3-0 que es el tipo de sutura menos isquémica para el tendón, adicionando una
sutura continua al peritendón con Nylon 6-0 (fig. # 11)
8.7 Fasciotomía
La descompresión compartimental
mediante la fasciotomía, es fundamental y debe ser realizada siempre inicialmente, aún
si las apariencias del miembro no demuestran mayor edema o signos de compresión.
En el caso del brazo y antebrazo, se
realiza en la cara palmar prolongando la incisión hasta la palma de la mano, y
seccionando el ligamento anterior del carpo (fig. # 12).
La fasciotomía al nivel de los dedos puede
comprometer la circulación, por lo cual debe practicársela con mucho cuidado.
8.8 Cierre de la herida o cobertura
Si los bordes de la herida se juntan sin
tensión, se pueden colocar algunas suturas muy relajadas.
La cobertura temprana del hueso, cartílago
y tendones es lo ideal. Se deben usar "flaps" locales o también injerto de piel
libre, aunque más tarde se elimine. Este tipo de injerto constituye un apósito
fisiológico y disminuye el riesgo de infección. Es mejor si el injerto se lo aplica en
forma de redecilla, pues así, permite el drenaje del líquido del edema.
Las partes de la herida, de las cuales solo
está expuesto el músculo, pueden quedar expuestas 3-4 días, si es necesario.
8.9 Vendaje
El vendaje debe ser abultado,
utilizando material absorbente, gasa, gran cantidad de wata y una venda elástica que fija
una férula posterior de yeso (fig. # 13). El vendaje abultado cumple 3 funciones:
1. Es absorbente
2. Produce ligera compresión disminuyendo
el edema
3. Inmoviliza el miembro.
Se debe evitar el vendaje que cause
constricción y siempre los dedos deben permanecer visibles.
9. Cuidado Postoperatorio de la
Extremidad Replantada
El manejo postoperatorio de los pacientes
con una replantación mayor o menor debe ser realizado por personal experto. La mayoría
de problemas que siguen a una replantación están relacionados a la evaluación y
mantenimiento de una circulación adecuada. Para esto se requiere un control mecánico de
la circulación, buena posición postoperatoria del miembro, curación y vendajes
adecuados, medicación, control de vasoespasmo, dieta, coordinación de reoperaciones o
amputación.
9.1 Posición
La posición del brazo es muy
importante. Si bien es cierto, la elevación del miembro mejora la circulación de retorno
y disminuye el edema, también es verdad que la elevación del miembro más de 250 puede
causar disminución de la circulación arterial colateral, por el contrario el brazo con
muy poca elevación provoca enlentecimiento de la circulación de retorno y mayor edema.
Usualmente colocamos el brazo en 150 de elevación, con el antebrazo pronado y la muñeca
en ligera dorsiflexión. El brazo debe reposar sobre unas almohadas. El codo no debe
flexionarse más de 300, pues puede comprometer la circulación de retorno (fig. 14).
Igualmente hay que evitar la compresión externa por contacto con superficies duras o
vendajes apretados.
9.2 Control de la circulación
La causa más común de fracaso en una
replantación es la trombosis vascular 8, 10, 11, 15, 22, 23, 35, 36, 38 y se presenta con
mayor frecuencia dentro de las 24-48 horas de realizada la replantación 11, 22, 33, 36;
en algunos reportes se considera que la oclusión venosa es la mayor razón de fracaso 35,
46, 47, mientras que para otros la mayor razón es la trombosis arterial 8, 21, 22, 23. En
todo caso el monitoreo estricto de la circulación es necesario para detectar cualquier
señal de fracaso y para esto hay varios métodos que nos sirven para realizar el control
circulatorio:
1. Evaluación clínica del color,
temperatura y llenado capilar a nivel distal
2. Medidas indirectas de la corriente
sanguínea con el Doppler o grabados del volumen del pulso
3. Utilización del oxímetro de pulso
4. Medición directa de la temperatura de
la piel
Ninguno de estos métodos son totalmente
satisfactorios porque la presencia de flujo o calor no asegura una adecuada perfusión
tisular. El Doppler determina la presencia de flujo dentro de un vaso, pero no da
información acerca de la circulación distal. No tenemos experiencia en el control
directo de la temperatura cutánea.
La evaluación clínica del cambio de color
en la piel y en el lecho ungueal, la temperatura de la piel, el tiempo del llenado capilar
y el oxímetro de pulso son los parámetros que usamos rutinariamente. La mayor parte de
la información se obtiene de la exploración clínica, un dedo que se vuelve pálido y
frío y pierde la turgencia tisular ha sufrido una oclusión arterial, mientras que la
oclusión venosa de un dedo se detecta por la tumefacción, la congestión y la presencia
de sangre oscura cuando se punciona con aguja. Un dedo con una oclusión venosa suele
estar caliente hasta que se produce el compromiso arterial. Un dedo con una oclusión
arterial puede aparecer azulado debido a la estasis sanguínea, pero no esta congestionado
como en la oclusión venosa.
El monitoreo sobre todo clínico de la
circulación debe ser horario durante las primeras 48 horas de realizado el replante, ya
que durante ese periodo se presentan las complicaciones oclusivas de las anastomosis
vasculares.
El Doppler nos informa con bastante
exactitud sobre la obstrucción a nivel de una anastomosis venosa o arterial.
9.3 Cambio de vendajes
El sangrado dentro de los apósitos se
produce desde el primer día. Hay que evitar la resecación de esta sangre, pues puede
resultar en una capa dura que actúa como un aparato de yeso, perjudicando la acción
compresiva mínima que favorece la disminución del edema.
El cambio de vendaje debe hacerlo
cuidadosamente el mismo cirujano y en un ambiente aséptico (preferible en quirófano), al
1er día del postoperatorio 14, 40. Los cambios frecuentes de vendajes evitan el
resecamiento de los apósitos, la maceración de los tejidos, permiten la remoción de
coágulos y detritos que favorecen el crecimiento de las bacterias y además se mantiene
un control visual del estado de la herida, lo cual servirá para planificar subsecuentes
procedimientos.
Los cambios de vendajes pueden asociarse
con fenómenos de vasocontricción, los cuales pueden producir trombosis. El uso de
vasodilatadores puede prevenir esta complicación si se los administra 20 minutos antes de
la curación.
9.4 Medicación sistémica
Los antibióticos y analgésicos se
deben administrar con los mismos esquemas que en las fracturas expuestas Grado III.
Existe discusión sobre el uso de los
anticoagulantes sistémicos como la heparina, ya que su beneficio es menor que las
desventajas. Hay algunos reportes que indican su uso satisfactorio 25, 14, 35 y otros
prefieren usar dextran de bajo peso molecular asociado con anticoagulantes orales 39. Pero
sabemos que los trombos microvasculares están formados por acumulación de plaquetas, por
esta razón la heparina no tiene valor; además, con el uso de esta droga podemos causar
problemas de sangrado secundario y formación de hematomas, que en caso de pacientes
politraumatizados adquieren una peligrosidad fatal.
Se puede usar aspirina rutinariamente (600
mg 2 veces al día), y en ciertos casos dextran de bajo peso molecular (500 cc cada 12
horas por 3 días).
Si se requiere sedación, usamos la
Cloropromazine debido a su efecto vasodilatador. En caso de vasocontricción persistente
se puede usar el bloqueo simpático a nivel del ganglio estrellado.
Los cuidados posteriores al alta
hospitalaria consisten en una fisioterapia regular y la utilización de férulas para
conservar la función y prevenir la contractura y la rigidez de las partes no afectadas de
la mano.
La reconstrucción secundaria es mucho más
frecuente después de replantaciones mayores que después de replantaciones menores. Las
intervenciones secundarias más frecuentes son la colocación de injertos óseos para
tratar la pseudoartrosis, la cirugía sobre los tejidos blandos para corregir una
deformidad cicatrizal en el lugar de la amputación; también es frecuente la necesidad de
transposición de músculos y tendones para mejorar la función tras una recuperación
insuficiente de una rafia nerviosa
10. Pronóstico
Los índices de supervivencia de la
parte replantada que han sido reportados en los adultos varia del 70-90% 1, 2, 7, 12, 13,
17, 22, 23, 33, 35, 38, 46, 50, y en las series que incluyen niños los índices de
supervivencia no superan el 70% 9, 23, 30, 34, 41, 42, 47, debido a la gran demanda
técnica de la cirugía y el gran tono simpático de los niños; sin embargo los
resultados funcionales son mejores que en los adultos.
Antes de decidir replantar una extremidad
es necesario determinar o predecir si es que el procedimiento va ha ser exitoso o va ha
ser simplemente un gasto inútil de recursos y horas de trabajo. Al seleccionar el caso
ideal para un replante, hay que averiguar acerca del mecanismo de la injuria, el tiempo de
isquemia y como se ha realizado la preservación de la parte amputada.
El tipo y la severidad del trauma son
buenos predictores de una replantación exitosa. Así, una severa contusión se asocia con
los traumas por aplastamiento e injurias por avulsión, propiciando un gran índice de
infección y por lo tanto fracaso en la replantación; en cambio una amputación con corte
preciso a manera de guillotina y sin gran contaminación, tiene mejores probabilidades de
éxito.
El tiempo de isquemia, especialmente
manteniendo la extremidad a la temperatura ambiente sin hipotermia es uno de los factores
más importantes que influyen en el resultado. Un largo tiempo de isquemia (superior a 6
horas de ocurrido el accidente), provoca grandes cambios en el metabolismo celular de la
extremidad amputada especialmente en los músculos, con la producción de grandes
cantidades de potasio extracelular, ácido láctico y mioglobina. Esos cambios
metabólicos debido a la isquemia prolongada en una amputación mayor, pueden producir
daño permanente y un síndrome reperfusión después de la replantación 3, 4 (necrosis
tubular aguda y muerte). Para ayudar a prevenir tales desequilibrios metabólicos, debe
mantenerse al paciente correctamente estabilizado y bien hidratado para mantener un
volumen de orina elevado.
Se ha determinado actualmente que en las
amputaciones mayores de la extremidad la concentración de potasio en el compartimento
intravascular valora la severidad de la injuria que produjo la amputación y además la
isquemia a la cual ha estado sometida antes de la revascularización y replantación. Es
decir que la cantidad de iones de potasio que pasa fuera de la célula al compartimento
vascular revela el daño tisular por el trauma y por la isquemia. Waikakul et al 44
manifiestan que la concentración de potasio en la sangre venosa del segmento amputado, 30
minutos después de realizada la revascularización, es el mejor predictor del éxito que
tendrá la replantación; habiendo ellos determinado que si los valores son mayores a 6,5
mmol/l la replantación no debe de realizarse por el poco éxito que tendrá (excepto en
las amputaciones a nivel del tercio inferior del antebrazo y en la muñeca); y si los
valores son menores a 6,5 mmol/l la replantación puede realizarse con una gran
probabilidad de éxito.
11. Valoración de Resultados
Muchos autores para evaluar los
resultados funcionales utilizan diferentes sistemas de gradación basados en factores como
habilidad para retornar al trabajo, restablecimiento de la fuerza muscular, rango de
movimiento, sensibilidad, habilidad para las actividades de la vida diaria y satisfacción
sugestiva del paciente. Ch´En et al 6 desarrollaron criterios para la evaluación de la
función que son ideales para valorar injurias multisistémicas y son generalmente
suficientes para permitir la comparación de resultados en grupos sin injuria compleja
(cuadro 1).
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Tamai et al 38 reportan 72% de excelentes y
buenos resultados; Ch´En et al 6 reportan 67,7% de excelentes y buenos resultados; Wang
et al 46 establecen que el 62% de sus pacientes tienen prácticamente recobrada su
función; Berger et al 2 establecen que el 78% de sus pacientes han recobrado la habilidad
para integrarse satisfactoriamente a sus actividades laborales. En un trabajo presentado
en el año 1984, nosotros obtuvimos un 56% de excelentes y buenos resultados funcionales
1, pero se incluía en la valoración dos pacientes con replantación mayor a nivel de
extremidades inferiores que funcionalmente fracasaron; desde entonces nuestros resultados
han mejorado ya que hasta el momento no hemos realizado replantaciones a nivel de
extremidad inferiores y además actualmente sólo replantamos extremidades que cumplan con
todos los requisitos que nos aseguren una gran probabilidad de éxito.
La intolerancia al frío es experimentada
por casi todos los pacientes con replantaciones. Si bien esto puede tomar dos o más años
en mejorar, la intolerancia solo al frío no es incapacitante.
Definitivamente los resultados funcionales
después de una replantación mayor varían con la edad del paciente, con el nivel y
mecanismo de la amputación traumática. Así una amputación distal, con un mecanismo de
corte neto en un paciente joven, tiene la mejor perspectiva de buenos resultados
funcionales. Además esto parece depender en gran parte de la regeneración nerviosa para
restablecer la función sensitiva y motora.
Los resultados funcionales de las
replantaciones son pobres cuando son por encima del codo, también cuando la articulación
del codo esta comprometida, o cuando la replantación es a nivel de la porción proximal
del antebrazo. A pesar de que las replantaciones en niveles proximales no proporcionan
resultados funcionales tan buenos, algunos pacientes logran una función que es
significativamente mejor que una prótesis.
12. Sumario
La replantación de miembros, a pesar
de ser una técnica utilizada ya desde hace muchos años, se está popularizando en las
últimas décadas, debido al advenimiento de nuevos métodos quirúrgicos y técnicas más
sofisticadas en lo que se refiere especialmente a las anastomosis vasculonerviosas.
El refinamiento del instrumental
microquirúrgico, combinado con un mejor conocimiento y destreza de los cirujanos han
hecho posible que en el momento actual el éxito, tanto vital como funcional de miembros
replantados, obtengan porcentajes elevados.
Se debe hacer siempre hincapié en los
principios que se deben tener presente al momento de establecer una replantación como
son:
La organización que debe de
existir en una Unidad de Replantación.
Saber escoger al paciente
adecuado y el caso
específico.
El orden que se debe seguir
al reparar las estructuras seccionadas.
Las técnicas que deberán
ser utilizadas.
Y el importante manejo
postoperatorio de estos pacientes.
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