Manejo Laparoscópico de la Coledocolitiasis
1.-
Historia
La
exploración de las vías biliares en los procesos obstructivos y como
tratamiento de la ictericia, se inició tempranamente luego de la primera
colecistectomía efectuada por Langenbuch en 1822. Se atribuye a Robert
Abbé de New York, la primera coledocotomía en una mujer de 39 años con
coledocolitiasis, a quien luego de extraer el cálculo, se le suturó con
seda el colédoco y se recuperó normalmente. La popularización de la
colecistectomía y la coledocotomía pertenece Hans Kehr de Alemania, de
quien tenemos el tubo de Kehr o sonda en T para el drenaje de las vías
biliares. Varios cirujanos fueron los pioneros que sentaron las bases de
la exploración quirúrgica del colédoco y los diversos tipos de
anastomosis bilio digestivas: J.K Thornton, Ludwing Courvoiser, William
Halsted, Theodor Kocher, Charles McBurney, los hermanos William y
Charles Mayo, John Murphy, Frank Lahey Catelli, Rodney Smith y William
Longmire. (2,5,7,19). El
cirujano argentino Mirizzi en 1931, describió el método intraoperatorio
de la inyección de contraste para la colangiografía y aunque los
instrumentos y los agentes de contraste han cambiado, este método aun se
utiliza como un auxiliar valioso en la visualización de las vías
biliares durante la cirugía laparoscópica o convencional. La
colangiografía percutánea con aguja de chiba fue introducida por Okuda
del Japón en 1973 y se utiliza ampliamente para el diagnóstico y
tratamiento de la ictericia obstructiva.
El
rápido desarrollo en las décadas siguientes de las técnicas de
ultrasonido, tomografía computarizada, escintigrafía y resonancia
magnética han aportado nuevos refinamientos en la imagen de las vías
biliares, para el diagnóstico de patología ductal pre y post-operatoria,
con altos grados de especifidad y sensibilidad. (2,5,7,19).
2.-
Exploración Endoscópica de las Vías Biliares: El primer intento de
visualizar directamente el colédoco realizado por Bakes, de
Checoeslovaquia, quien en 1923 utilizó un espéculo, con iluminación
indirecta reflejada en un espejo del observador para ver el interior del
colédoco. En 1941 McIver de New York introdujo un edoscopio rígido
angulado en el colédoco. El prototipo del coledocoscopio rígido moderno
angulado a 60 grados fue inventado por Wildegans de Alemania en 1953,
éste tenía un sistema de irrigación y era muy liviano. Luego del
revolucionario avance en la óptica de los endoscopios por Harold
Hopkins, con el sistema de rods-lens, Berci de Los Ángeles, diseñó un
canal de trabajo en el endoscopio rígido que gracias a este sistema de
lentes, permitía una magnífica visualización y manipulación de los
conductos biliares. (2,5).
En
1965 Shore y Shore reportaron el uso de un coledocoscopio flexible en
los estados Unidos, pero no tuvo gran acogida debido a que la óptica no
era muy buena y a l durabilidad menor que los aparatos rígidos. El
mejoramiento de la imagen y el perfeccionamiento de la tecnología de la
fibra óptica suplantó definitivamente los coledocoscopios rígidos. En
1975 Yamakawa del Japón empleó un coledocoscopio flexible para la
extracción post-operatoria de cálculos residuales a través del trayecto
de un tubo en T. En otros campos, McCune en 1968 y Oi en 1970 reportaron
sus trabajos sobre la colangio pancreatografía endoscópica retrógrada
para el manejo de la litiasis residual, que aun sigue siendo para
algunos el método de elección ya sea antes o después de la
colecistectomía, en los pacientes con colédocolitiasis. (2,5,7)
La
suma de la televisión a los endoscopios, mediante cámaras cada vez más
diminutas, que amplían la imagen varias veces, se consumó en los años
ochenta, con una cámara a un coledocoscopio, para proyectar a un monitor
de televisión la imagen aumentada del colédoco, facilitando las
maniobras de extracción de cálculos bajo visión directa, mediante el
canal de trabajo y el sistema de irrigación que distiende la vía biliar.
Aun la misma cámara ha sido reemplazada por un pequeño clip colocado en
la punta del endoscopio, de algunos modelos. Todo esto contrasta
tremendamente con la exploración ciega del colédoco ya sea manual o
mediante, que dejaba irremediablemente cálculos olvidados dentro de los
conductos biliares. (2,7,19)
Otros métodos de tratamiento de los cálculos de las vías biliares son
dignos de mención, Mazzariello en la Argentina, en 1996, reportó la
extracción de cálculos residuales del colédoco, mediante pinzas
especiales introducidas con fluoroscopia a través del trayecto de un
tubo, en T. La disolución de los cálculos biliares que se había
intentado previamente con cloroformo y éter sin buenos resultados, se
volvió a poner de moda con la aparición de nuevas substancias como el
monoactoin y el ácido desoxicólico, pero ha sido prácticamente
abandonado y reemplazo por las técnicas endoscópicas. (2,5,7,12)
Las
ondas de cheque extracorpóreas para los cálculos biliares tuvo su auge
en Alemania en 1986, solo para se eclipsadas rápidamente por la
aparición de la cirugía laparoscópica que vino un año después. La
litotripsia con láser, introducida al final de los años ochenta, se
utiliza aún como coadyuvante en el tratamiento de cálculos impactados en
cirugía convencional y laparoscópica. (2,25)
Coledocoscopia en la era de Cirugía Laparoscópica: La cirugía biliar
sufrió transformación espectacular, con el advenimiento de la
colecistectomía laparoscópica en el año 1987, que se popularizó
rápidamente y reemplazó a la colecistectomía convencional en la mayoría
de los centros quirúrgicos del mundo. La exoloración de las vías
biliares por laparoscopia fue reportada por Phillips, Sackier y Petelin
en 1991. (2,3,4,8,10,23,24)
En
1992 Franklin y Phillips, comunicaron la extracción de cálculos grandes
de la vía biliar mediante coledocotomía laparoscópica y exploración con
el coledocoscopio, suturando posteriormente el colédoco sobre un tubo en
T, con excelentes resultados. (11,24)
El
desarrollo de doble cámara y fuente de luz que proyectan simultáneamente
en la pantalla del televisor, las imágenes fuera y dentro de las vías
biliares, permiten actualmente una exploración segura de los conductos
biliares y la solución en un tiempo quirúrgico de la colédocolitiasis.
(2,5,8,10,11,17,22,27,30,32)
3.- El coledocoscopio flexible actual
Gracias al espectacular avance de la tecnología y de los sistemas de
óptica y video, contamos actualmente con el coledocoscopio flexible, que
viene en tres diámetros 2,5 mm, 3,3 mm y 5 mm, que corresponden a la
escala francesa de: 7,5, 10 y 15 Fr. (2)
Todos ellos tienen un extremo distal flexible en dos direcciones, que el
operador puede manejar desde la parte proximal del aparato. Si uno mira
a la punta se puede apreciar el lente de la óptica, dos terminales de la
fibra óptica para iluminación y el canal de trabajo que varía de
diámetro según el tipo de coledocoscopio entre 1,2 mm y 2 mm. En la
parte proximal está el ocular que se puede utilizar bajo visión directa
o conectarlo a la cámara para su proyección en el monitor de TV, y tiene
graduación para su enfoque. También en la parte proximal está la
conexión de la fibra óptica y un conector para la esterilización con gas
y la comprobación de impermeabilidad del aparato. Un poco más adelante
encontramos dos llaves, en el primero se conecta un equipo de irrigación
y el otro se utiliza para el canal de trabajo con un reductor de caucho,
para pasar las pinzas de biopsia o las canastillas para extracción de
cálculos. (2,30,32)
Las
ventas y desventajas de cada uno de los calibres de los coledocoscopios,
pueden expresarse en dos parámetros: la calidad de la imagen, que es
mejor mientras más grueso es el calibre y la capacidad del aparato para
trabajar a través del conducto cístico (el más delgado) o directamente
por coledocotomía (ambos).
Otro factor a tener en cuenta al momento de comprar un coledocoscopio es
la durabilidad del instrumento, en este caso los aparatos más gruesos
tienen ventaja por el mayor número de fibras ópticas y su mayor
maniobrabilidad. Todos los cloledocoscopios pueden ser utilizados en
cirugía convencional para la exploración directa de las vías biliares
mediante coledocotomía, o en cirugía laparoscópica mediante abordaje
transcístico o transcoledociano, dependiendo de su calibre.
(3,4,8,10,11,15,17,22,27,30)
4.-
Técnica de la Coledocoscopia
Cirugía Convencional: El uso de la coledocoscopio en cirugía abierta es
sencillo, el abordaje de las vías biliares es por coledocotomía, luego
de lo cual se introduce el coledocoscopio y se examinan bajo visión
directa de las mismas. La extracción de los cálculos puede hacerse con
pinzas balón de Fogarty o canastillas de Dormia directamente o a través
del canal de trabajo del instrumento, en todo caso el cirujano se
asegura con inspección visual directa, que las vías biliares queden
libre de cálculos, luego de cual se deja un tubo en T en el colédoco.
Dependiendo del calibre del coledocoscopio y el diámetro de las vías
biliares, se puede hacer la inspección y extracción de litos
intrahepáticos mediante pinzas, lavado a presión o con las Dormia. (5,7)
En
cirugía laparoscópica existen dos técnicas de exploración del colédoco
con el coledocoscopio:
Exploración Transcística:
Se necesita un coledocoscopio delgado y un
conducto cístico dilatado, que permite el ingreso del instrumento para
la exploración del colédoco. Si el conducto cístico no esta dilatado se
lo puede ensanchar mediante dilatadores o con balones neumáticos
mediante maniobra suaves que no desgarren el conducto, luego de lo cual
se continua con el procedimiento. (4,15) Se coloca un clip distal en el
conducto cístico y se secciona parcialmente el mismo con tijeras, se
realiza colangiografía intraoperatoria que muestra los litos en la vía
biliar. (12,18) El coledocoscopio se puede introducir a la cavidad
abdominal por el trócar subxifoideo o por el subcostal y se lo dirige
hacia el cístico con la ayuda de una pinza atraumática que no lastime la
envoltura de la parte flexible del aparato. Una vez en el colédoco los
cálculos pueden extraerse con las canastilla por el canal de trabajo del
instrumento bajo visión directa. (3,4,7,13,15,31,32) Ver dibujo # 1.
La canulación del colédoco no siempre es fácil y depende en gran parte
de la forma de terminación del cístico en el colédoco, las maniobras de
tracción de la vesícula hacia abajo o arriba ayudan a poner horizontal
el conducto cístico, lo cual favorece la entrada del coledocoscopio en
el colédoco. La visualización de la parte proximal de las vías biliares
con este método se consigue muy rara vez. (4,15)
La
ventaja de esta técnica es que luego de inspección de las vías biliares
y la extracción de los cálculos se puede sencillamente clipar el
conducto cístico o mejor aun colocar una ligadura y terminar la cirugía
con la extracción de vesícula biliar, sin necesidad de dejar un tubo en
T en el colédoco. También se puede realizar una colangiografía
intraoperatoria final para controlar la limpieza de la vía biliar y
también dejar un catéter de drenaje si quedan litos en el colédoco, para
su extracción posterior. (4,15,17,22)
Las
ventajas de estas técnicas son varias: 1.- La dilatación del conducto
cístico es a veces trabajosa e infructuosa, especialmente en los casos
de litiasis primaria de la vía biliar en los cuales los cálculos son
grandes. 2.- La inspección de las vías biliares se limita a la porción
distal a la desembocadura del conducto cístico en colédoco, pues es
prácticamente imposible visualizar la porción proximal de las vías
biliares por la angulación del conducto cístico en su unión con el
colédoco. 3.- Los cálculos en el colédoco deben ser máximo del diámetro
del conducto cístico. 4.- Con esta técnica se pueden extraer los
cálculos con la canastilla exclusivamente. (4,15)
Exploración Transcoledociana: Luego de disecar el conducto cístico y
colocar un clip distal, se expone en colédoco y se abre el mismo ya sea
entre punto de tracción o directamente con la punta de la hoja de
bisturí montada en un portagujas, la coledocotomía con tijeras es más
difícil y puede producir un corte irregular. Si la pared del colédoco
esta muy inflamada se puede cauterizar con un gancho a muy baja
intensidad previo al corte para evitar el sangrado que dificulta la
visión posteriormente. El orificio de coledocotomía debe ser del tamaño
suficiente para permitir solo la entrada del coledocoscopio, de esta
manera la irrigación distiende la del colédoco y permite una buena
visualización de su interior. (2,7,10,11)
Se
introduce el coledoscopio en el abdomen a través del trócar subxifoideo
o del subcostal y se explora las vías biliares con irrigación continua
de solución salina o Lactato de Ringer. Una vez identificado los litos
estos pueden extraerse de varias forma: 1.- Con presión externa del
colédoco mediante un instrumento romo, llevando los cálculos hacia la
coledocotomía. 2.- Con lavado a presión mediante la cánula de
irrigación-succión o sonda introducida en el colédoco. 3.- Mediante un
balón de Fogarty o canastilla de Dormia introducidos directamente en la
vía biliar o a través del canal de trabajo del coledocospio y 4.- Con
pinzas Randall introducidas directamente en el colédoco luego de retirar
el trócar subsifoideo. Si el orificio de coledocotomía es insuficiente
para el tamaño de los cálculos, este se puede ampliar con tijeras o
bisturí cuando hay litiasis coledociana múltiple es conveniente colocar
los cálculos en un preservativo o alguna funda plástica para su
extracción en un tiempo del abdomen. (7,10,11) Ver dibujo # 2.
Las vías biliares deben ser inspeccionadas completamente tanto en
sentido distal como proximal, para asegurar la limpieza total de las
mismas. En los casos de impactación de un calculo en la ampolla de
Vater, este puede ser empujado hacia el duodeno con el mismo
coledocoscopio, triturado con las pinzas de biopsia o sometido a
litotripsia con láser en el mismo tiempo operatorio. (1,24) Una vez
limpia la vía biliar se procede a colocar un tubo en T en el colédoco,
este tubo se introduce en el abdomen a través del trócar subsifoideo y
debe llevar un clip en el extremo distal para evitar el derrame de bilis
intrabdominal mientras se termine la intervención. (7,10,11,24)
Se
sutura el colédoco sobre el tubo en T utilizando una sutura de 3 o 4
ceros de material absorbible como el Vicryl, con puntos separados. Para
esta maniobra se puede colocar un puerto mas de 5 mm a lado izquierdo
del ligamento falciforme entre el trócar umbilical y bioxifoideo o
utilizar los ya colocados. Una vez terminada la sutura se extrae la
vesícula biliar, se exterioriza el tubo en T por trocar subcostal 3 y se
coloca un drenaje tubolar en el lecho vesicular que se extrae por el
trocar 4 . En este momento se puede utilizar una colagangiografia por la
sonda de control o dejar este examen para el periodo
post-operatorio.(7,11,12,24)
5.-
Experiencia Personal
Hace algo más de cinco años empezamos nuestra práctica privada en
cirugía laparoscópica, hasta la actualidad llevando cerca de mil
doscientos procedimientos laparoscópicos, de los cuales seiscientos son
los colecistectomías y los demás se encuentran repartidos entre:
apendicectomía, fundoplicatura, vagotomía, quistes hepáticos,
histerectomía, quistes ováricos, embarazo ectopico, recanalizacion
tubaria, hernioplastia inguinal, ligaduras, uraco permeable y
laparoscopia diagnostica.
El
abordaje laparoscópico de las vías biliares se inició en nuestro centro
hace dos años aproximadamente, en paciente con cuadro clínico y
ecográfico de áscaris en el colédoco y colecistitis aguda con o sin
colelitiasis. De estos casos tenemos intervenidos cinco pacientes en los
cuales se realizó coledocotomía laparoscópica luego de lo cual se
extrajeron los parásitos vivos y suturó el colédoco sobre un tubo en T.
En todo los pacientes se extrajo la vesícula biliar y se demostró
colecistitis aguda por histopatología, en dos casos había colelitiasis
simultáneamente.
Adquirimos un coledocoscopio de 5mm hace un año para la exploración
endoscópica y el tratamiento de la colédocolitiasis en un tiempo
quirúrgico por vía laparoscópica. Hasta el momento hemos intervenido 26
pacientes, con edad promedio de 58 años (mínima:32 maxima:84).
Catorce pacientes son de sexo femenino y 12 del masculino. Todos los
pacientes fueron diagnosticados mediante ecografía preoperatoria y por
los signos de ictericia, cólico biliar y/o elevación de fosfata
alcalina. No sometimos a cirugía laparoscópica a los pacientes con
riesgo elevado ni a los que presentaban sepsis, colangitis o
pancreatitis biliar, los cuales se manejaron con ERCP y esfinterotomía
endoscopica o fueron sometidos a exploración convencional del colédoco.
En
el acto operatorio se realizó la coledocotomía con bisturí y se exploró
las vías biliares con el coledocoscopio e irrigación continua. En un
solo caso no se encontraron cálculos en el colédoco (3,8%) y en los
demás el número varió entre 2 y 15 litos. Se utilizó una pinza de
Randall para la extracción de los cálculos en la mayoría de los casos,
ésta pinza se introduce directamente en el colédoco, a través del
orificio subxifoideo, luego de extraer este trocar. También se utilizo
la extracción con Dormia bajo visión directa por el canal de trabajo del
coledocoscopio, lavado y presión externa suave del colédoco con un
instrumento romo. En tres casos se encontró uno de los cálculos
enclavado en la papila, dos se convirtieron a cirugía abierta por la
imposibilidad de removerlo y en el otro caso el lito fue empujado al
duodeno con el mismo coledocoscopio. En un solo caso se quedó un cálculo
intrahepático pequeño que no se lo pudo extraer en el tiempo quirúrgico
y que se eliminó espontáneamente al cerrar el tubo de Kehr a los quince
días del post-operatorio.
Todos los pacientes quedaron con un tubo en T y un drenaje tubular. No
se presentaron complicaciones post-operatorias, en un caso hubo una
pequeña descarga de bilis por el dren, que cedió espontáneamente. En
todos los casos se realizó una colangiografía por la sonda a los doce
días de la cirugía en promedio demostrándose la limpieza completa de las
vías biliares excepto en el caso del cálculo intrahepático que se
eliminó posteriormente y necesito una nueva colangiografía de control
posteriormente.
El
tubo en T fue retirado a los catorce días en promedio, con cierre de la
fístula bilio-cutánea sin problemas y recuperación completa del
paciente. El tiempo quirúrgico vario entre 90 y 200 minutos con una
media de 142 minutos. El tiempo de hospitalización promedio fue de dos
días. El uso de analgésicos fue considerablemente menor en los
pacientes sometidos a cirugía laparoscóspica que aquellos sometidos a
cirugía convencional. A tres pacientes se les indico una papilotomía
endoscópica en el post-operatorio por el diámetro del colédoco superior
a 1.5 cm y por el aspecto de los litos que sugerían colédocolitiasis.
Esta primera serie de pacientes nos dan los siguientes resultados:
6.- Manejo Actual de la Coledocolitiasis
El
papel que desempeñan los exámenes complementarios de laboratorio para el
diagnóstico de la colédocolitiasis en la actualidad es muy importante y
los criterios de cuando utilizarlos y su verdadero valor han sufrido
algunos cambios en la era de la laparoscopia.
La
colangiografía intravenosa que se utilizara con resultados variables en
el diagnóstico de la colédocolitiasis sea visto suplantada por la
ecografía y la tomografía que no son métodos invasivos y tienen altas
tazas de resolución en manos experta. Es cierto también en que un cierto
número de casos no se pueden visualizar los cálculos, especialmente
cuando éstos se encuentran en la porción terminal del colédoco. Sin
embargo los signos indirectos que se pueden evidenciar con éstos
exámenes: como dilatación proximal de las vías intra y extrahepáticas y
el engrosamientos de la pared coledociana hace sospechar la existencia
de cálculos u otro tipo de obstrucción. (2,5,7,14,19)
Se
ha propuesto la utilización de la ecografía laparoscópica, con la
introducción de una sonda lineal transoperatoria, que se pasa
directamente sobre la superficie hepática y luego sobre el ligamento
hepato-duodenal sobre el colédoco, para el diagnóstico de coledolitiasis
no sospechada. (14) Las imágenes proyectadas son interpretadas por
radiólogos con experiencia, pero este método no ha tenido la acogida
esperada pues su costo es elevado y da un número variable de falsos
pasivos que resulta en exploraciones innecesarias de la vía biliar. En
un trabajo realizado sobre 54 pacientes los resultados de la eco
laparoscópica fueron similares a los obtenidos con la colangiografía
intraoperatoria en la detección de cálculos no sospechados en las vías
biliares. (12,14)
La utilización de la colangiografía sistemática para detectar
colédocolitiasis también han causado controversia. En estudios de series
grandes de pacientes, se detectaron cálculos no sospechados en el 3 - 5
% de pacientes sometidos a este examen. Se dan casos de falsos positivos
y negativos, que conducen a una exploración negativa de la vía biliar o
a litiasis residual. Debemos también pensar en el costo del
procedimiento y el tiempo operatorio que se pierde con este método
diagnóstico, en comparación con el beneficio real para el paciente y el
cirujano. (7,8,12,18) En mucho centro quirúrgico, la colangiografía se
hace en forma selectiva en los pacientes con antecedentes de ictericia,
pancreatitis, elevación de las enzimas hepáticas, datos ecográficos o
tomográficos de colédocolitiasis, dilatación del colédoco y los
hallazgos quirúrgico de un cístico grueso y cálculos pequeños o un
conducto biliar dilatado. (12,18)
Utilizando estos criterios de selección se realizó colangiografía
intraoperatoria en 17 pacientes en una serie de 400, sometidos a
colecistectomía laparoscópica, en los 12 el examen fue normal,
encontrándose colédocolitiasis tan solo en los cinco restantes (1,25%).
(18)
En el seguimiento post-operatorio durante dos años de los 400 pacientes
no se detectaron lesiones iatrogénicas de la vía biliar y solo un 4% de
pacientes necesitaron de un ERCP (colangio-pancreato-grafia retrógrada
endoscópica) por sospecha de litiasis residual. Dos casos resultaron
positivos y ambos se resolvieron por papilotomía endoscópica. Los
autores concluyen que la colangiografía intraoperatoria no es necesaria
si se dispone de una buena unidad de endoscopía con experiencia en ERCP
y esfinterotomía endoscópica, que resuelva los casos de litiasis
residual. (11,12,18,22,23)
La
ERCP como procedimiento diagnóstico y terapéutico en la
colédocolitiasis, también ha sufrido cambios con el advenimiento de la
cirugía laparoscópica. Hay autores que están a favor de la ERCP en el
preoperatorio, si se consigue la limpieza de las vías biliares el
paciente es sometido a colecistectomía laparoscópica. Si no se consigue
la extracción de los cálculos del colédoco, el paciente se somete a una
colecistectomía convencional con coledocotomía y exploración de las vías
biliares. Se reporta una tasa de éxito de la ERCP del 90% (2,22,28,31)
Una
ERCP selectiva se realizó en 669 pacientes con riesgo de
colédoco-litiasis. Los signos y síntomas con valor predictivo del 85%
fueron: colangitis aguda, ictericia obstructiva y pancreatitis biliar.
Otros signos como vías biliares dilatadas o aumento de las bilirrubinas
tuvieron un valor predictivo de solo el 25%. (28) En el total de esta
serie de ERCP con Esfinterotomía endoscópica para la extracción de los
cálculos, se reporto una tasa de complicaciones del 14%, con una
mortalidad global del 2%. Los autores concluyen que estos procedimientos
se deben utilizar de manera selectiva en los pacientes con riesgos
elevados de colédocolitiasis y sugieren que una alternativa viable es la
colangiografía intraoperatoria con exploración laparoscópica de las vías
biliares en un tiempo. (28,29,31) La ERCP se puede realizar en el
post-operatorio para el manejo de litiasis residual. (29)
Luego del análisis de los medios diagnóstico y terapéuticos de la
colédocolitiasis de era laparoscópica, el cirujano tiene varias opciones
a su disposición para el tratamiento de esta patología:
1.
Realizar una ERCP y esfinterotomía endoscópica preoperatoria con
extracción de los cálculos y realizar luego la colecistectomía
laparoscópica.
2
Realizar la colecistectomía convencional con exploración del colédoco en
un tiempo operatorio.
3.
Colecistectomía y exploración laparoscópica de las vías biliares en un
tiempo quirúrgico.
4.
Colecistectomía laparoscópica y ERCP con esfinterotomía endoscópica y
post-operatoria.
5.
Colecistectomía laparoscópica y esfinterotomía endoscópica
transoperatoria en un tiempo. (1,2,3,6,8,13,17,19,22,24,28,29,31)
Sobre el último punto hay un interesante trabajo en el cual el cirujano
y el gastroenterólogo endoscopista trabajan simultáneamente en la mesa
de operaciones para limpiar la vía biliar de litos y realizar al mismo
tiempo la papilotomía ya sea retrógrada o anterógrada a través del canal
de trabajo del coledocoscopio, ellos concluyen que el procedimiento es
seguro y eficaz en mas del 90 % de los casos. (6)
Se
puede también intentar la irrigación transcística del colédoco ,
mediante un catéter de colanfiografía, para hacer pasar los cálculos al
duodeno, siempre y cuando estos sean de pequeño tamaño. La irrigación se
acompaña de la inyección IV de 20mg de Hioscina y 1 u de glugacón para
permitir la relajación del esfínter de Oddi. (6) la eficacia de este
método es inferior a la coledocotomía y coledocoscopía y también a la
ERCP post-operatoria, por lo que ya casi no se la utiliza. (2,6,29)
La
litotripsia con ondas de choque extracorpóreas para el tratamiento de la
colecisto y colédocolitiasis, no se la utiliza actualmente, aunque tenia
una tasa de entre 70-88% de éxito en la colecolitiasis. (25) La tasa de
complicaciones también era importante e incluía: cólicos, colecistitis
aguda, obstrucción biliar, hepaturia,
hemobilia y pancreatitis. Se necesitaba además de otros métodos como la
ERCP y lavado en mas del 50% de caso para eliminar los fragmentos de
litos, y luego de la litotripsia y la recidiva era superior al 20% en el
seguimiento a cuatro años. (25)
No
se ha llegado aun a un consenso sobre el manejo de la colédocolitiasis y
el tema sigue en controversia, pero si recordamos los principios
quirúrgicos de la cirugía biliar, lo debemos ofrecer al paciente
aquejado de esta enfermedad es el tratamiento de la litiasis biliar
sintomática y de la colédocolitiasis con el menor costo para el paciente
y la comunidad. Esto se obtiene con la utilización del menor número de
intervenciones para el manejo de los cálculos lo cual produce también
menor número de complicaciones. (3,13,17,20,22)
La
propuesta de varios autores es tratar de realizar actualmente la
colecistectomía laparoscópica y la exploración de las vías biliares
mediante coledocotomía y el coledocoscopio dejando un tubo en T en el
colédoco. Con este procedimiento las tasas de éxito van del 94-99% con
una mortalidad del 1,3%. (2,3,5,7,10,11,17,20,23,24,30)
Se
deja la ERCP con esfinterotomía endoscópica para los pacientes con
pancreatitis biliar, colangitis aguda, pacientes graves y luego de la
colecistectomía laparoscópica para el manejo de la litiasis residual.
(28,29) En los pacientes que tienen un tubo en T en el colédoco se ha
reportado una tasa menor de pancreatitis luego de esfinterotomía
endoscópica, por lo que se recomienda realizar la ERCP antes de retirar
el tubo. (22) Se propone así mismo el retiro del Kehr por lo menos a los
doce días post-operatorios, luego de la colangiografía por sonda pues
análisis escintigráficos del trayecto fistuloso han demostrado fugas
intrabdominales sintomáticas o no, tras la extracción temprana del tubo
en T que pueden tener consecuencias fatales (21)
Cuando existen cálculos impactados en la amolla de Vater se utiliza en
algunos centros la litotripsia con láser, mediante una sonda que se
introduce en el colédoco mediante la laparoscopia. (1) Puede también
fragmentarse el calculo mediante pinzas o empujarlo al duodeno. Si estos
procedimientos fallan, las opciones son convertir a cirugía abierta o
dejar el lito para extraerlo por ERCP en el post-operatorio dejando un
tubo en T para drenaje biliar. (10,11,13,23,24)
La
anastomosis bilio-digestiva y la esfinteroplastia para la litiasis
primaria y recidivante de las vías biliares, se consideran el
tratamiento de elección. (2,16,26,30) Durante muchos años los cirujanos
han realizado estos procedimientos con exito, en series grandes de
pacientes y con períodos prolongados de seguimiento.(26) En una serie
grande mas del 80% de pacientes estaban asintomático al cabo de cinco
años de la intervención. Se considero necesaria una derivación,
generalmente colédoco-duodeno anastomosis para los colédocos con un
diámetro mayor a 12 mm. La esfinteroplastia transduodenal se realizó en
los pacientes con cálculos impactados en la ampolla y en aquellos que no
tenían una vía biliar dilatada o presentaban una estenosis de la papila
demostrada por la colangiografía intraoperatoria. (26)
Las
complicaciones post-operatorias en esta serie se presentaron en el 5% de
pacientes y fueron: absceso intrabdominal, neumonía y colangitis
recidivante. Esta última complicación se resolvió con éxito mediante
papilotomía endoscópica o con una nueva anastomosis bilio-digestiva más
amplia. (26)
Actualmente ya existen algunas series pequeñas de colédoco-duodeno
anastomosis laparoscópica, en la cual se utiliza los mismos criterios de
selección de pacientes para el procedimiento. (7,16,19) La anastomosis
se realiza en un plano con puntos separados de material absorbible,
luego de los cuales se deja un drenaje tubular por la posibilidad de
fuga anastomótica. Los resultados son alentadores pero se requiere de un
mayor tiempo de seguimiento para evaluar objetivamente los resultados.
(7,19)
Definitivamente la cirugía laparoscópica nos ha traído grandes cambios
en la conducta quirúrgica hacia el manejo de la coledolitiasis, cambios
que aun no terminan y que están en constante desarrollo. Aunque no se
llega todavía a un acuerdo sobre la mejor forma de tratamiento, los
trabajos que realizan los cirujanos en todo el mundo producen una
cantidad invaluable de datos que con una actitud serena y madura, pueden
ser asimilados para beneficio de los pacientes que presentan esta
patología.
Los
resultados globales con las diferentes técnicas en trabajos en todo el
mundo para el tratamiento de la colédocolitiasis son:
En el libro: "Conductos biliares y cálculos de los conductos biliares"
de Berci y Cuschieri, León Morgenstern concluye su capitulo sobre la
historia de la coledocotomía: "Sería tonto suponer que el procedimiento
de coledocotomía laparoscopica ha alcanzado el zenit de la perfección
técnica a pesar del ingenioso incremento de la instrumentación,
innovaciones en la técnica operatoria y un aumento de la familiaridad
con este procedimiento. En el horizonte se asoma la promesa de la visión
estereoscópica binocular, realidad virtual, manipulación robótica y
telecirugía. O, como el fabuloso meteoro que terminó la era de los
dinosaurios, ¿será descubierto algún remedio más simple para la
enfermedad calculosa de los productos biliares, que terminara la era de
la cirugía biliar? (2)
Estoy completamente de acuerdo con que la coledocolitotomía
laparoscópica es la extensión lógica de la colecistectomía laparoscópica
en el armamentario del cirujano biliar. El tratamiento en un tiempo
quirúrgico de la colédocolitiasis disminuye los costos y las
complicaciones en estos pacientes.
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