Tratamiento
inicial
de la
artritis
reumatoide
Existe
evidencia
de que
cuanto
más
enérgico
y
temprano
sea el
tratamiento,
mejores
resultados
se
obtienen
(146-149).
De
hecho,
la
respuesta
al
tratamiento
a los
3 meses
de
iniciada
una AR
es
superior
a la
obtenida
cuando
éste se
retrasa
hasta
los 12
meses.
Por
tanto,
está
firmemente
establecida
la
necesidad
de
iniciar
tratamiento
con DMAR
tan
pronto
como se
ha
establecido
el
diagnóstico
clínico
de AR, a
fin de
evitar
su
progresión.
La mayor
objeción
al
tratamiento
precoz
con DMAR
es la
posibilidad
de
tratar
como AR
a
pacientes
con
poliartritis
transitoria,
pero, en
todo
caso,
una
poliartritis
de más
de 12
semanas
tiene
una alta
probabilidad
de ser
persistente,
y luego
de
varios
meses
completar
criterios
del ACR,
para
AR. Por
ello,
aunque
no
cumplan
los
criterios
de
clasificación
para AR
del
American
College
of
Rheumatology,
y
teniendo
en
cuenta
la alta
probabilidad
de que
se trate
de las
fases
iniciales
de una
AR,
consideramos
justificado
iniciar
en estos
pacientes
tratamiento
con
DMAR.
La
terapia
modificadora
de
enfermedad
debe
ajustarse
de forma
ágil y
con
seguimiento
estrecho,
con el
fin de:
1.-
Inducir
remisión
lo más
rápidamente
posible
2.-
Cuando
no es
posible
conseguir
remisión,
el
objetivo
es la
baja
actividad
de la
enfermedad
3.- Identificar
rápidamente
los
casos
resistentes
a la
terapia
inicial.
Existe
evidencia
de que
un
manejo
intensivo
y
protocolizado
de la
actividad
inflamatoria
de la
enfermedad
en sus
fases
iniciales
es capaz
de
inducir
remisión
en un
elevado
porcentaje
de
pacientes
(29,43),
con lo
que
mejora
el
pronóstico
funcional
a medio
y largo
plazo.
Es
fundamental
por lo
tanto la
derivación
temprana
del
paciente
con
sospecha
de
Artritis
Reumatoide
al
reumatólogo,
quien
será el
encargado
de
establecer
la
estrategia
de
tratamiento
individualizada
de este
paciente.
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